María de Jesús López calcula que visitó en más de 100 ocasiones, durante dos años, la Dirección de Servicios Periciales de la Fiscalía General de Veracruz para buscar noticias de su hijo Carlos David Bautista López, desaparecido en Xalapa en septiembre del 2015. Nunca tuvo respuesta.
En una de sus visitas rutinarias, el perito en turno le dijo : “No tengo nada, lo único que me llegó fue un esqueletito, pero no concuerda”. Ocurrió el 13 de abril de 2016.
“Ese esqueletito era mi hijo, estoy segura de que ese día pregunté, porque lo tengo anotado en mi libreta”, dice cuatro años después. En su caso, existía una denuncia del 20 de septiembre del 2015 por desaparición, un dictamen de ADN del 30 de septiembre, había llenado el cuestionario Ante Mortem (AM) donde detalló las señas particulares.
El día que Carlos desapareció había acudido a un convivio con sus compañeros de trabajo, así se obtuvo una fotografía de cómo iba vestido: Una chamarra azul con el logotipo de la empresa de motos donde trabajaba.
María de Jesús narró esto a los peritos esto, entregó la fotografía y dio una pista clave: tenía una placa de metal en el brazo derecho por una fractura que se hizo jugando fútbol en la adolescencia.
“Con todo eso en sus manos, no pudieron decirme que mi hijo había llegado ahí, se queja, “lo mandaron a una fosa común”. Carlos fue enterrado en el cementerio municipal de Actopan -a 62 kilómetros de Xalapa-, donde permaneció dos años.
Carlos David Bautista López desapareció cuando fue a visitar a su ex pareja Olga. De ahí fue golpeado, amenazado y finalmente privado de su libertad por el entonces director de Prevención y Readaptación Social de Veracruz, Oscar Sánchez Tirado, quien era la pareja sentimental actual de Olga, según consta en la averiguación 214/2017.
Dos días después de la desaparición de Carlos, el 17 de septiembre del 2015, el entonces fiscal, Luis Ángel Bravo Contreras, publicó la circular 05/2015, donde exigía a todo el personal de la fiscalía el cumplimiento de tres circulares emitidas en los años 2011 y 2012 siguiendo lineamientos y protocolos de denuncias de personas desaparecidas.
El entonces fiscal reconoció que las disposiciones no se cumplian y advirtió sanciones administrativas y legales a quienes incumplieran con su observación.
Pero los exhortos no salvaron a Carlos de la negligencia de los fiscales.
El reporte pericial detalla que el cuerpo de Carlos fue hallado entre cañales en abril del 2016, en el municipio de Actopan, estaba en estado esquelético, maniatado de pies y manos. Lo remitieron a la Dirección General de Servicios Periciales en Xalapa para la necropsia y, al no identificarlo, por no cotejar las descripciones de las personas que son buscadas, el 21 de mayo de ese año
(un mes después), el cadáver fue enterrado como no identificado en Actopan.
Unos días después, el 30 de mayo de 2016, la Fiscalía de Actopan determinó la reserva de la investigación.
María de Jesús quien en vive en el Puerto de Veracruz, recuerda que viajó durante los descansos en su trabajo, seis días cada mes a la Fiscalía y a Periciales para hacer diligencias, fue ella quien entregó oficios de exhorto, interpretó las sábanas de llamadas por falta de peritos especializados y finalmente ligó a Sánchez Tirado como autor del crimen de su hijo.
Pero eso no bastó, lamenta María de Jesus.
Dice que ese 13 de abril del 2016, – siete meses después- de la desaparición de su hijo podría haberlo sepultado y evitar el sufrimiento de su búsqueda, pero nadie investigó, ni hizo los cruces, se omitió toda normativa, lo que constituye un delito, pero tampoco hay sanciones contra funcionarios.
Por su carpeta de investigación, supo que fue en octubre del 2017 , cuando la fiscalía ubicó el cuerpo de su hijo por fotografías en los libros periciales, el 7 de noviembre de ese año fue notificada formalmente del hallazgo.
El 19 de octubre de 2017, a solicitud de la FGE, el Juzgado del Proceso autorizó la práctica de una diligencia de exhumación a un cadáver del sexo masculino, inhumado en calidad de no identificado el 21 de mayo de 2016en el Panteón Municipal de Actopan. Sus rasgos y vestimenta coincidían con los de Carlos en el momento de su desaparición.
“Para ese entonces ya había una ley de víctimas, pero nadie me dio contención ni orientación de qué hacer, fui así a reconocer a Carlos, lo primero que vi fue su placa en el brazo, su chamarra, lo reconocí de inmediato”, cuenta.
María de Jesús interpuso cuatro denuncias y quejas en diversas instancias por las violaciones y omisiones en la investigación de su hijo. La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Veracruz emitió la recomendación 63/2019 por su caso, donde se ordenó reparación del daño y una disculpa pública, que sigue esperando.
“Nunca buscaron a mi hijo, las carpetas de investigación estaban vacías, todo estuvo mal desde el principio, y sigue mal ahora, con una justicia a medias», dice María de Jesús.
En septiembre del 2017, Oscar Sánchez Tirado, Olga y seis de sus escoltas fueron detenidos por la desaparición forzada de Carlos David, pero tres policías y Olga, están libres tras ganar procesos federales.
AVC
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