De acuerdo con el discurso oficial, Veracruz es uno de los estados más seguros del país; la propaganda gubernamental presume una reducción en los delitos considerados de alto impacto, como el homicidio doloso y el secuestro. Sin embargo, las noticias sobre hechos violentos no dejan de surgir: este fin de semana, por ejemplo, tras un ataque de un grupo armado contra elementos de la policía estatal, en Tuxpan, dejó como saldo un oficial muerto y otro gravemente lesionado.
Los reportes de la prensa local indican que los delincuentes se trasladaban en tres vehículos; interceptaron a una patrulla de la Secretaría de Seguridad Pública y abrieron fuego cerca del libramiento.
La dependencia estatal reportó la muerte de un elemento; y activó, en coordinación con fuerzas federales, el llamado código rojo, un protocolo de respuesta rápida ante una situación de emergencia que podría poner en riesgo la seguridad.
Pero el código, evidentemente, no fue suficiente: no hubo detenidos y pareciera que se tragó la tierra a las unidades en que se trasladaban los delincuentes.
El problema es que los casos de ataques contra elementos de la policía se han vuelto cada vez más frecuentes: en la segunda semana de enero, contra la base de la Secretaría de Seguridad Pública en Coatzacoalcos arrojaron bombas molotov; tampoco en esa ocasión hubo detenidos.
En agosto de 2021 ocurrió otro caso, en la zona centro de Veracruz, con sado de dos policías muertos, aunque en esa ocasión se habló de una riña entre los propios elementos; en tanto que en mayo, otro ataque armado en la carretera Lerdo de Tejada-Alvarado dejó un oficial lesionado.
El común denominador, en la mayoría de los casos, es que no hay detenidos, lo que fortalece la percepción de que cualquiera puede atentar contra un policía veracruzano sin preocuparse por las consecuencias.
Lo evidente, también, es que esa figura de autoridad no infunde el mínimo respeto a los delincuentes.
La inversión en los tecnológicos veracruzanos
El titular de la Secretaría de Educación de Veracruz, Zenyazen Escobar García, estuvo de forma reciente en la zona norte del estado, donde visitó el Instituto Tecnológico Superior de Naranjos, en el marco del inicio de cursos de dicha institución.
En ese punto del norte veracruzano, el secretario se refirió a la prioridad que representa la educación superior para el actual gobierno estatal. Dijo que una prueba de ello es la atención, con recursos para su dignificación, de 24 de los 25 institutos y universidades tecnológicas de Veracruz.
El único instituto que falta, apuntó, será atendido durante el presente año; en pocas palabras, en menos de cuatro años, todos esos planteles habrán recibido recursos para su mejoramiento.
Zenyazen Escobar lamentó el estado de abandono en que la presente administración encontró a los institutos tecnológicos de Veracruz; y apuntó que durante décadas no hubo inversión en dicho rubro.
Algunas de esas instituciones utilizaron inmuebles prestados durante una década; lo que implica que desde su creación, durante la administración de Fidel Herrera, carecieron de espacios dignos.
El funcionario, por cierto, puso como ejemplo de ese abandono al Instituto Tecnológico Superior de Chicontepec, en la Huasteca de Veracruz, que fue reportado como obra concluida. a pesar de que sólo se entregaron los cimientos y hasta eso, ni siquiera completos.
Entre tanta mala noticia por hechos delincuenciales registrados en Veracruz, entre tanto señalamiento contra el gobierno de Veracruz, la inversión que se destina al sector educativo es, sin duda, una buena noticia, al igual que la disposición para que los tecnológicos funcionen de forma eficiente, y con espacios decorosos.
@luisromero85