Helvia Martínez Verdayes trabajaba en las oficinas de Petróleos de México (PEMEX) cuando la invitaron a posar en la obra “La Flecha de las Estrellas del Norte”, su nombre original.

Durante casi cinco décadas el nombre de la modelo estuvo oculto, sin embargo, años después Helvia reveló que ella era la modelo.

Admitió haber ocultado su identidad por tantos años por temor a perder su trabajo en Pemex, ya que vivía una época de conservadurismo.

Helvia Martínez fue esposa de Jorge Díaz Serrano quien fue ingeniero y político mexicano, miembro del PRI, senador y director general de Pemex.

La Diana Cazadora

La escultura se inauguró el 10 de octubre de 1942, la obra causó un gran impacto, porque la sociedad era en su mayoría conservadora, por lo que se le colocó un taparrabo, pues las críticas aseguraban que era inapropiado tener un desnudo en la vía pública y fue hasta 1992 cuando se mostró con su acabado original.

El expresidente Manuel Ávila Camacho fue quien ordenó que se creara dicha obra y los responsables de su creación fueron el escultor Juan Olaguíbel y el arquitecto Vicente Mendiola, la idea original era hacer un retrato del mito de la diosa griega Artemisa.

En el libro “El secreto de la Diana Cazadora” de la autora Helvia Díaz Serrano se narra el acontecimiento de la obra de manera peculiar

“El Sr. Olaguíbel y yo discutimos verbalmente la forma, características y demás, del monumento que deseaba el Presidente que se construyera. Los primeros trazos los hice en una servilleta y aquí la tiene usted. Yo la conservo y la conservaré siempre porque en esta servilleta de papel nació la Diana Cazadora”

Las primeras consideraciones hechas al respecto fueron las siguientes:

La ubicación: Debía ser la última rotonda del Paseo de la Reforma. Aclaro a usted que rotonda significa circulo o elipsis, luego la situación adecuada era una planta circular y un monumento que pudiera verse por todos lados.

Las condiciones expresas del Presidente Ávila Camacho eran en el sentido de que no fuera nada histórico, rompiendo así la secuela histórica del Paseo de la Reforma, y así solo quedaba un tema, lo bucólico o de la naturaleza, inspirado por el inmediato Bosque de Chapultepec.

La figura de mi Diana era una mujer tirando con un arco, bien asentada en sus dos piernas sobre el suelo, cubriendo el espacio entre las dos piernas un perro de caza en actitud expectante, pero listo para lanzarse tras la presa. Esta actitud de vigor me fue inspirada por las recomendaciones que en cierta ocasión nos hiciera el Gral. Acosta al escultor Asúnsolo y a mí, sobre la forma de tirar un arco, mostrándonoslo prácticamente.

La Razón de México

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