Desde que concluyó mi Gobierno he mantenido una conducta prudente y reservada.
Creo que esa es mi mejor aportación a la estabilidad y desarrollo de Veracruz.
Por eso no declaro, ni respondo comentarios ni señalamientos ligeros.
Pero no quiero que mi silencio se lea mal, no por callar otorgo, simplemente callo.
Llama la atención que hoy todos los fracasos se quieran justificar responsabilizando al pasado.
No debe ser así, cada gobernante tiene su tiempo y su circunstancia: yo lo tuve y traté de cumplir.
Hoy Cuitláhuac hizo una afirmación temeraria y absurda en contra nuestra, sin aportar ningún elemento, simplemente por decirlo y tratar de lavar culpas.
No Cuitláhuac, durante mi gobierno combatimos con seriedad y energía a los delincuentes, en muy estrecha coordinación con el Ejército Mexicano, la Marina Armada de México, la Policía Federal, la entonces Procuraduría General de la República, el CISEN y todas las dependencias vinculadas al tema de seguridad pública.
Ni a esas instituciones, ni a mi Gobierno nunca nadie nos acusó de abrirle la puerta a ningún grupo de delincuentes. Al contrario, siempre se reconoció la eficiencia y rectitud con que actuamos.
Soy un hombre serio, por eso no me presto a debates sin sentido, pero una acusación así no puede dejarse pasar, por el respeto y cariño que tengo a los veracruzanos y a las Fuerzas Armadas que nos acompañaron en esta lucha contra la delincuencia.