El Presidente lo pensó más de tres veces, y optó por no efectuar cambio alguno. Durante meses circuló la idea por su mente, más aún teniendo en la chistera “a un Ricardo Ahued”, que con su perfil y buena imagen en algunas zonas del estado, podría recomponer lo que parecía “se iba a pique”.
Sin embargo, pudo más la amistad con Cuitláhuac García y su padre, Atanasio García, que los varios indicadores rojos que en ese momento alarmaban. “Es honesto y fiel a la causa; es como Claudia (Sheinbaum), no harían algo que yo no autorizara o dijera antes, son leales”, dijo AMLO en alguna ocasión.
El asunto fue real: tenían una subsecretaría en el área de Bienestar reservada para él, pero los meses críticos pasaron, “los múltiples yerros y tropezones disminuyeron”, llegaron otros temas relevantes para AMLO y decidió dejar a su amigo, “al que se la jugó con él en las buenas y en las malas”.
De hecho, en uno de los momentos más críticos, cuando AMLO estuvo a punto de optar por relevar a García Jiménez, el tabasqueño recibió una llamada de Martí Batres, quien aprovechando la circunstancia, abogó por el Gobernador.
De igual manera, si de Veracruz se trata AMLO siempre pide parecer a Rocío Nahle, y en aquellos momentos donde varios medios nacionales hicieron “leña del árbol caído” con Cuitláhuac García, la Secretaria de Energía brindó su respaldo.
¿Pensó AMLO en llevarse a su amigo a CDMX y pedirle a Ahued que tomara la responsabilidad? Sí. ¿Fue el mismo López Obrador quien decidió dejarlo? También. ¿Qué fue aquello que catapultó a Cuitláhuac García para quedarse en el cargo? Su lealtad al movimiento, y dos oportunos comentarios de morenistas cercanos al Presidente: Nahle y Batres.
Lo que son las cosas: las épocas difíciles acabaron afianzando más a Cuitláhuac García con AMLO.
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