La llegada de Hipólito Rodríguez Herrero generó una gran expectativa entre los xalapeños. No sólo porque se trataba de un brillante y reconocido académico de la Universidad Veracruzana que había trabajado en la investigación de los grandes problemas urbanos de la ciudad, sino porque su triunfo, abanderado por Morena, fue el preludio de lo que sucedería un año después en la elección presidencial y estatal.
En el imaginario colectivo de una ciudad vinculada estrechamente a la Universidad, Hipólito pintaba para ser el mejor alcalde que haya tenido la capital del estado: no tenía una trayectoria política que lo manchara, no era militante activo de ningún partido que lo volviera rehén de intereses de grupo, conocía los problemas de la ciudad y tenía el respaldo de una votación muy importante.
Pero la expectativa duró realmente poco. La llegada de funcionarios municipales ‘filibusteros’ que no conocían la ciudad ni sus problemas –justificada con la desafortunada declaración de que en Xalapa, plagada de profesionistas muy capacitados, no había encontrado el talento suficiente para integrar su gobierno-, el conflicto por el tema de la limpia pública que llenó de basura a la ciudad por muchos días, así como el incremento de la violencia y el abandono de la ciudad, dilapidaron en pocos meses todo su capital político.
En el anecdotario quedarán las frases desafortunadas, las decisiones incomprensibles, las obras inservibles –la pérgola del parque Juárez y la ciclovía, entre muchas otras-, la devolución de recursos públicos a la Federación por subejercicio y una terrible relación con la mayoría de los medios de comunicación que magnificó sus yerros.
En efecto, el alcalde xalapeño también fue blanco del fuego amigo –criticado incluso por su correligionario y quien será su sucesor, Ricardo Ahued-, lo mismo desde el Congreso local, donde había aspirantes a sucederlo, como desde el gobierno estatal.
Pero más allá de grillas y opiniones objetivas o interesadas, esta semana la encuestadora TResearch nos entregó a los xalapeños la boleta de calificaciones sobre el desempeño de la actual administración municipal. Resulta que el brillante investigador y académico reprobó todas las materias. No alcanzó una sola calificación aprobatoria en ninguna de las tareas de su gobierno.
En la evaluación por rubros, hay temas en los que ni siquiera alcanza un tres de calificación. Al cuestionar a los xalapeños sobre qué tan satisfechos estaban los servicios municipales, las calificaciones fueron: promoción al deporte (22%), bacheo de calles (23%), pavimentación de calles (24%), vigilancia y seguridad pública (28%), obra pública municipal (29%), combate a la corrupción (30%) y drenaje y alcantarillado de calles (30%). Curiosamente, luego del conflicto por la clausura del relleno sanitario, en el tema que salió mejor evaluado fue en recolección de basura con apenas un 57%. También reprobado.
Lo grave es la percepción ciudadana sobre los temas que más nos preocupan. En el combate a la corrupción, por ejemplo, el 69.9% de los xalapeños se encuentran nada o poco satisfechos con el desempeño del alcalde. Lo mismo sucede con la pavimentación de calles: 3 de cada 4 encuestados reprobaron al gobierno municipal.
La seguridad pública fue otro talón de Aquiles. En conflicto con el gobierno estatal, mandó a sus policías municipales a capacitar a Puebla. Regresaron sin sabe usar un arma ni conducir una patrulla. Fue un escándalo. En esta materia, el 71.6% de los encuestado dijo no sentirse satisfecho con los resultados; considerando que Xalapa es una de las ciudades con más secuestros y feminicidios en el país, la reprobación pudo ser más alta.
En tres meses y medio concluirá una administración municipal marcada por sus malos resultados. A pesar de ello, la figura de Ricardo Ahued y la aceptación del Presidente López Obrador –una cosa es AMLO y otra los presidentes municipales de Morena- permitieron conservar uno de sus principales bastiones.
El pasado triunfo electoral parecería una tarea fácil frente al reto que significa recuperar la confianza de los xalapeños.
Razones y Pasiones. Hasta luego
Desde la adolescencia, este columnista ha dedicado una buena parte de su vida a ejercer el periodismo sin que este haya sido de origen su formación profesional. En cambio, formado académicamente en la administración pública y el gobierno, han sido sólo algunos episodios los que forman parte de mi trayectoria.
Ante el inicio de una nueva responsabilidad en la administración pública federal, derivada de un concurso nacional convocado por el Servicio Profesional de Carrera, es necesario hacer una pausa al ejercicio periodístico. Será un merecido descanso para los lectores.
Así como los hijos se van y siempre regresan, algún día estaré de vuelta en la que siempre ha sido mi casa: Formato Siete. Hasta luego.