La prolongada pandemia del Covid19 ha despertado nuevas teorías que evocan una especie de advenimiento del apocalipsis y que al mismo tiempo, sugieren el conspiracionismo de países, gobiernos y hasta empresas. Todas ellas se mueven en el péndulo de la verdad y la mentira, entre el mito y la ciencia.
Uno de los argumentos más sólidos es que el cambio climático nos podría traer una nueva generación de al menos 85 mil virus hasta ahora desconocidos. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el futuro, las pandemias surgirán con más frecuencia, se propagarán más rápidamente, harán más daño a la economía mundial y matarán a más personas que la del Covid19.
Los expertos alertan que otros 1,7 millones de virus actualmente «no descubiertos» viven en mamíferos y aves, de los cuales hasta 850 mil podrían tener la capacidad de infectar a los seres humanos. Además, el cambio climático está derritiendo los suelos del permafrost -la capa de suelo permanentemente congelada en las regiones polares-, liberando virus y bacterias antiguos que han permanecido bajo el hielo por siglos y ahora vuelven a la vida. ¿Qué tan alto es el riesgo? Nadie lo sabe.
El temor ante este virus surgido hace dos décadas en Malasia y ahora focalizado en la India es que, a pesar de que su capacidad de contagio es muy bajo, su tasa de letalidad es superior al 70 por ciento. Un escenario realmente catastrófico es que suceda algo similar con la variante delta del Covid, que luego de adaptarse al organismo humano, revolucionó su capacidad de contagio convirtiéndose en la cepa dominante en todo el mundo.
Según los expertos, si el Nipah logra este proceso de adaptación y multiplica su capacidad de contagio, podría ser la peor pandemia que la humanidad haya enfrentado.
Y otra vez los murciélagos están en el origen del apocalipsis. Científicos han aseguran que los cerdos y los murciélagos de la fruta son los huéspedes intermediarios del virus, el cual también se transmite a través de los fluidos como la saliva y la sangre y no hay una vacuna preventiva.
Una teoría posible es que quienes se han infectado recientemente en la India comieron alimentos o fruta contaminados con saliva o excremento de murciélago. Otro problema con el virus Nipah es su alta tasa de mortalidad (se calcula en 70%); cuando apareció por primera vez en Kerala, en 2018, sólo dos de 19 infectados sobrevivieron. En 2019, cuando se volvió a detectar en un hombre de 23 años, el rápido aislamiento evitó más contagios y el paciente sobrevivió.
El Nipah no es igual al Covid19. Con el virus que ha provocado la actual pandemia, los casos positivos son más infeccioso antes de que aparezcan los síntomas. Una vez que aparecen, tu capacidad de infectar a otras personas se diluye. Pero eso no sucede con Nipah, porque cuando aparecen los síntomas, inicia el proceso de contagio.
Aunque no es realmente nuevo, el Virus Nipah ha prendido las alarmas de la comunidad científica internacional. Su nombre se debe al lugar donde por primera vez se aisló en Kampung Sungai Nipah, Malasia en 1998. Desde entonces se han registrado casos contados en el mundo pero hasta ahora se mantiene bajo control aunque el riesgo es latente. La mala noticia es que no hay vacuna.
Y mientras los científicos del mundo se preparan para lo que será una nueva era de pandemias, millones de personas tratan de encontrar respuesta en las teorías de la conspiración.
La idea de que el Covid19 fue creado deliberadamente en un laboratorio por la industria farmacéutica para hacer dinero con la venta de una vacuna, de que fue diseminado por los gobiernos de China o Estados Unidos, o de que se propaga a través del 5G –las antenas de telefonía celular- son aceptadas cada vez más por millones de personas en el mundo.
Entre las más populares se encuentra la teoría que cuestiona la veracidad de las cifra de muertos, que hasta el 2 de noviembre había superado los 1,2 millones, según datos de la Universidad Johns Hopkins. Esto no es una teoría sino una realidad. Ningún país del mundo logró identificar el número real de muertos a causa de la pandemia.
Quienes creen en estas teorías son más propensos a ignorar las recomendaciones sanitarias —como el uso de mascarillas y el mantenimiento de la distancia social— para limitar la propagación de la enfermedad y, en el peor de los casos, a cometer actos de violencia, según cita un artículo de la BBC de Londres donde se confirma que más de la mitad de la población.
Vivimos tiempos difíciles, abrazados por la enfermedad y la ignorancia.
Las del estribo…
1. «No le quito la vacuna a nadie, tengo un riesgo igual que uno de 60», dijo ayer la pequeña Zulma, la niña xalapeña que consiguió un amparo para vacunarse y que se ha convertido en la voz de la generación de la pandemia.
2. ¿El pleito entre el presidente de la Jucopo en el Congreso, Juan Javier Gómez Cazarín, y la titular del órgano de Fiscalización del Estado, Delia González, es real o sólo un montaje para simular la autonomía perdida? ¿Acaso el manto protector de la única candidata a próxima gobernadora del estado ya llegó hasta el edificio del ORFIS? La pura simulación.
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