Por Yair Ademar Domínguez
Desde su búnker en algún lugar de Estados Unidos, con una mesa bien provista, el panista Ricardo Anaya Cortés lanza videos autodenominándose “perseguido político”, negándose a comparecer ante la Fiscalía General de la República, quien lo acusa de actos de corrupción.
Altanero, soberbio, el panista pretende victimizarse y acusa al aparato de justicia de estar manipulado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, un mandatario que desde el primer minuto de su gobierno ha luchado para desterrar la corrupción de nuestro país.
Con una gran precisión, el Fiscal Alejandro Gertz Manero ha desenmascarado el interés de Ricardo Anaya de convertirse en “perseguido político”. Si el panista está “limpio”, como argumenta, pues que se presente ante la Fiscalía y cumpla como cualquier ciudadano. Pero no, es más fácil lanzar petardos desde su búnker norteamericano y tratar de evadir la justicia mexicana.
El caso de Anaya “no es el caso de una persona que recibió un dinero o que votó en un sentido. No. Es el caso de una colusión a nivel del Estado para entregar los bienes de la nación a cambio de recibir prebendas (…) no es lo que quieren plantear quienes están haciendo una defensa que me parece que es francamente deleznable”, expuso con mucha precisión Gertz Manero.
“Estamos muy conscientes de esta situación y la vamos a seguir adelante y la vamos a dar a conocer a pesar de todas las campañas y a pesar de todos los infundios que haya al respecto”, puntualizó al comentar que la investigación que se sigue contra Ricardo Anaya Cortés deriva de toda la investigación en torno a Odebrecht, que es quizá uno de los escándalos en contra de la integridad y del patrimonio de nuestro país más importante.
“No es como lo quieren plantear quienes están haciendo una defensa que me parece que es francamente deleznable. No. Esto es un asunto de fondo. Es un asunto de la nación mexicana y es un asunto del patrimonio de todos nosotros y, afortunadamente lo hemos logrado y hemos ido ganando a pesar de campañas verdaderamente incansables”, dejó en claro.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha señalado también, con puntualidad que no se trata de una persecución política, como quiere distraer el propio Anaya. “No tengo nada que ver con la percusión que supone Ricardo Anaya. No es mi fuerte la venganza. Si la Fiscalía y el Poder Judicial lo acusan de corrupción y es inocente, que no se ampare ni huya; que se defienda con pruebas y con la fuerza de la verdad. Ya no es el tiempo de antes: puede haber políticos presos, pero no presos políticos”, expuso.
Entrevistado en Xalapa, hace algunos días, el mandatario nacional añadió: “Pues que ya haga lo que considere más conveniente y que asuma su responsabilidad.Nada más que le quede muy claro. Lo sabe, lo que pasa es que es chueco, hipócrita, sabe muy bien que yo no persigo a nadie, yo no soy de malas entrañas, yo no odio, no soy igual a ellos, entonces, él lo sabe; entonces, de manera mañosa me echa la culpa para buscar protección. Es como el que le arrebata la bolsa a una señora y empieza a gritar: ‘Al ladrón, al ladrón, al ladrón’. Que asuma su responsabilidad”, destacó.
El mandatario nacional dejó en claro que no tiene nada que ver con el Poder Judicial. “Es una marrullería, una maniobra. Quién lo manda a agarrar dinero.
Que sirva esto de experiencia para los jóvenes, que no se trata de triunfar a toda costa, sin escrúpulos morales de ninguna índole, no es ‘yo voy a escalar, voy a encaramarme en un cargo, la política trepadora, sin importar los medios’. ‘El fin justifica los medios’, decía Maquiavelo, y es lícito todo cuando se trata de llegar al poder. No, no, se requiere de la autoridad moral, esto para los jóvenes. No es ‘a ver, me voy a colar’”, sentenció.
El caso de Ricardo Anaya es otro ejemplo de cómo la justicia llegó a nuestro país para quedarse. Serán las autoridades de la Fiscalía General de la República las que den con el paradero de Ricardo Anaya y lo lleven a comparecer. No hay de otra.
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