Ya se ha vuelto común que cada vez que el presidente Andrés Manuel López Obrador visita Veracruz se desborda en elogios hacia el gobernador morenista Cuitláhuac García.
“Es una bendición que en nuestro estado de Veracruz se tenga un gobernador honesto como Cuitláhuac García Jiménez, por eso me da gusto estar aquí…”, dijo en junio de 2020 en una gira por el sur de la entidad. En marzo de este año, al inaugurar en Las Choapas un cuartel de la Guardia Nacional, también repitió lo mismo: “Lo que más me satisface de Cuitláhuac es que es un hombre honesto. Me llena de orgullo”. Y la semana antepasada, durante la inauguración de otro cuartel de la GN en Xalapa, el titular del Poder Ejecutivo federal remarcó que “ahora hay un gobernador honesto como Cuitláhuac García, eso es lo mero principal, Veracruz padeció por mucho tiempo de malos gobernantes, gobernadores mediocres y ladrones, y por eso la gente sufría y padecía”.
Sin embargo, sorprende que algunos miembros del gabinete presidencial no correspondan con la mínima cortesía política a uno de los pocos mandatarios estatales más elogiados por su jefe. El pasado fin de semana fue muy comentado, por ejemplo, el aparente desdén del secretario de Turismo, Miguel Torruco Marqués –consuegro, por cierto, del poderoso empresario Carlos Slim Helú, uno de los más cercanos a López Obrador–, quien realizó actividades oficiales en Orizaba y no tuvo la atención de invitar a Cuitláhuac García o al menos de ser acompañado por la titular del ramo en el estado, Xóchitl Arbesú Lago.
Otro caso es el del consejero jurídico de la Presidencia de la República, Julio Scherer Ibarra, quien hace tres meses promovió ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) juicio de Controversia Constitucional en contra del gobierno de García Jiménez y del Congreso local por el polémico Decreto 850, aprobado a finales de marzo por la LXV Legislatura, que reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de la Ley Ganadera para el Estado de Veracruz y que según expone el abogado obradorista en su Oficio No. 1. 833/2021, del 13 de mayo pasado, dirigido al ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, presidente de la SCJN, “el acto reclamado parte del hecho de que el Ejecutivo Estatal transgredió el pacto Federal al emitir un Decreto que pretende otorgar facultades a las autoridades estatales en materia de Sanidad Animal que corresponden al ámbito de competencia de la Federación y en particular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural…”
¿Había realmente necesidad de llegar a ese extremo? Por supuesto que no, pues Scherer y Cuitláhuac son del mismo establo morenista y debieron recurrir primero a la conciliación política antes de recurrir a la Suprema Corte para dirimir este conflicto de tipo administrativo.
De hecho, el 15 de julio pasado, la Oficina del Gobernador publicó en el número extraordinario 280 de la Gaceta Oficial del Estado el Decreto Número 856 que reforma diversos artículos de la Ley Ganadera para el Estado de Veracruz, en uno de los cuales se hace la siguiente corrección: “Derivado del cumplimiento de la NOM 001-SAG/GAN-2015 Sistema Nacional de Identificación Animal para Bovinos y Colmenas (SINIDA), expedida por el Director General de Normalización Agroalimentaria de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, que prevé el uso del arete tipo bandera, detallando sus características; el Gobierno del Estado de Veracruz deberá solicitar a la SADER la autorización para el uso y operación del instrumento que regula la Norma NOM 001-SAG/GAN-2015 SINIDA, por lo que los productores del Estado utilizarán el instrumento de identificación para trazabilidad y rastreabilidad de movilidad animal autorizado por la SADER al Estado, teniendo la obligación de rectoría de operación del mismo Gobierno del Estado, por lo que se deberán realizar las consideraciones respectivas, previendo lo conducente en todas las disposiciones estatales en las que se haya considerado como requisito obligatorio cualquier situación que contravenga esta disposición.”
Como suelen decir en el rancho: “¿Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo?”