De no haber cambio de conducción en la dirigencia nacional de Morena, que logre unificar a todos los grupos y garantice piso parejo para la sucesión presidencial de 2024, el partido gobernante correría un grave riesgo de perder el poder.

Eso lo deben saber el presidente Andrés Manuel López Obrador y algunos colmilludos ex priistas que ahora gobiernan con él, como Manuel Bartlett, actual director de la Comisión Federal de Electricidad, quien en 1988, como aspirante presidencial, vivió muy de cerca la ruptura del grupo encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, que primero formaron la Corriente Crítica del PRI y luego, tras la imposición de la candidatura de Carlos Salinas de Gortari, salieron del partido tricolor y terminaron integrando el Frente Democrático Nacional que puso en duda la legitimidad de la elección del ex secretario de Programación y Presupuesto.

Ahora, casualmente, Muñoz Ledo ya pintó su raya luego de que el dirigente de Morena, Mario Delgado, le negó la reelección como diputado federal. Hace un par de meses se reunió con Cárdenas Solórzano y la senadora Ifigenia Martínez, otra ex compañera de lucha con la que coincidió en el PRI y PRD. Sin mencionar detalles, Muñoz Ledo publicó en Twitter una fotografía con el siguiente texto: “Hoy como hace 35 años nos reunimos los tres grandes luchadores de la democracia contemporánea”.

Otro personaje de Morena que ya comenzó a mandar señales de que no se disciplinará si no hay equidad y reglas claras en la selección del próximo candidato presidencial es el líder del Senado, Ricardo Monreal, quien de los presidenciables del obradorismo resultó ser el mejor librado en este proceso electoral, pues ganó la gubernatura de Zacatecas con su hermano David y, entre las principales alcaldías del país, se adjudicó la de Xalapa con su compañero de escaño Ricardo Ahued y la de Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, donde sus propios correligionarios le atribuyen haber operado a favor de la candidata de la coalición PAN-PRI-PRD, Sandra Cuevas, luego de que la diputada federal Dolores Padierna y su esposo René Bejarano, aliados con la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, boicotearon la reelección del actual alcalde Néstor Núñez, incondicional del zacatecano.

La derrota en la capital del país, su principal bastión nacional, enojó tanto al presidente que no sólo le pidió la renuncia a Gabriel García Hernández –uno de sus hombres más cercanos desde hace 20 años, y quien como coordinador general de Programas Federales dirigía una estructura de 32 “súper delegados” estatales, cientos de delegados regionales y los más de 18 mil Servidores de la Nación que están en la nómina de la Secretaría de Bienestar–, sino que en su conferencia de prensa de este lunes, por segunda ocasión después de las elecciones del 6 de junio, volvió a excluir a Monreal de su lista de aspirantes a sucederlo, en la que aparte de Sheinbaum y del canciller Marcelo Ebrard incluyó a otros cuatro miembros de su gabinete, hasta a la senadora de Veracruz con licencia, Rocío Nahle, secretaría de Energía.

Ello motivó que el coordinador de los senadores de Morena se autodestapara ese mismo día. “En su momento, cuando se abra la convocatoria, voy a inscribirme”, le dijo en exclusiva al columnista de Excélsior, Francisco Garfias.

Según publicó este martes el autor de la columna Arsenal, Monreal le confesó: “A nadie debe ofender ni molestar que sea una aspiración legítima la mía. No soy un ambicioso vulgar. Sólo un aspirante normal. Soy fundador de Morena y es mi derecho participar”.

Pero en la conferencia de prensa del lunes, Carlos Pozos, reportero de Lord Molécula y columnista de la revista Petróleo y Energía, le preguntó a López Obrador “¿qué va a hacer usted ahora?”, pues le dijo que “mientras aquí en Palacio Nacional se rinden buenos resultados y se festeja, en el Auditorio Nacional, presidente, hay abucheos, surge una nueva candidata a la Presidencia e inicia la competencia presidencial”.

El mandatario respondió que a diferencia de antes, él no es “el jefe del partido gobernante”, que “yo he sido respetuoso de las decisiones que toman en Morena, como también he sido respetuoso de las decisiones que se toman en otros partidos, porque no me corresponde”, y que tiene “la tarea de gobernar para todos”, puntualizando que “si me meto en esto del cuestionamiento al bloque reaccionario, conservador, corrupto, es porque abiertamente ellos se propusieron frenar el proceso de transformación por el cual llegué a la Presidencia…”

“Entonces, ¿qué tienen que hacer?”, se preguntó asimismo en referencia a su partido y dando la siguiente respuesta: “Pues darle continuidad al movimiento y ser consecuentes, y devolverle al pueblo la bondad que el pueblo ha ofrecido a Morena. ¿Y qué es lo mejor? Hacer a un lado la politiquería, no pensar en los cargos, tener ideales, tener principios, luchar por una causa justa, ser humanista. Eso es ser político. Hay muchas definiciones de política: es el arte y la ciencia de gobernar, la política es negociación, la política se inventó para evitar la guerra.

La definición que más me gusta es: ‘la política es hacer historia’ y para eso hay que transformar y tener altura de miras, no estar pensando ‘a ver cómo me voy a colar y cómo voy a obtener un cargo’ y, peor que eso, ‘cómo me voy a enriquecer, cómo después de venir de una familia humilde y de estudiar en escuela pública con el esfuerzo de nuestros padres, termino una carrera y empiezo a escalar sin escrúpulos morales de ninguna índole, me encaramo, llego hasta lo más alto del poder, y de vivir en una colonia de clase media, media, clase media baja o una colonia popular o unidad habitacional, me voy a vivir a Las Lomas con una residencia y tengo departamento en Miami o en Nueva York. Eso era lo que prevalecía en nuestro país, eso hay que cambiarlo. No es política ser corrupto, no es política utilizar el influyentismo, no es política el amiguismo, el nepotismo. Entonces, si los partidos quieren mantenerse, tienen que ser consecuentes y no dejar de atender al pueblo.”

López Obrador criticó que antes, “si se tenía influencia con los medios se podía sacar de la nada a una persona y convertirla en una figura pública, famosa, con muchas virtudes, como cuando se introduce un producto ‘chatarra’ al mercado con publicidad”, pero remarcó que eso ahora “ya no funciona”, y que “entre menos se trabaje con la gente, menos posibilidad hay de salir adelante con el noble oficio de la política”.

“No es despreciar la política, porque la política es tan limpia que ni los más sucios políticos han podido mancharla, es un oficio noble, humano, pero no tiene nada que ver con las relaciones públicas o sólo con las relaciones públicas, o con el discurso, con la publicidad, con el colarse, con ser lambiscón, barbero, no, no, es trabajar para el pueblo sinceramente, con convicciones, con ideales, con principios”, reafirmó el mandatario en su mensaje que, al parecer, tenía como destinatario al aspirante presidencial que hasta ahora se niega deliberadamente a incluir en su lista de posibles sucesores.