Los dos primeros años del gobierno de López Obrador han sido los más violentos de los que se tenga registro en la historia del país. Hasta este mes de abril más de 82 mil mexicanos han muerto por homicidio doloso a consecuencia de la delincuencia organizada, eso sin contar las más de 61 mil personas que están desaparecidas -4,960 sólo en 2020- según ha reconocido el gobierno federal.
La razón no es solamente la herencia de violencia y corrupción que dejaron las administraciones anteriores. Hoy la razón fundamental es que el Presidente no quiere “distraerse” en el combate al narcotráfico y la delincuencia organizada, como ha revelado el ex embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau.
Hoy el Presidente está muy ocupado en mantener la mayoría en el Congreso, en defender la extensión de mandato del ministro Zaldívar, en salvar la candidatura de Félix Salgado, en tratar de desaparecer al INE, al TEPJF, al INAI y a quien se ponga enfrente. ¿Para qué distraerse en combatir la delincuencia?
Un dato brutal. En México mueren en promedio tres niños y adolescentes al día por causa de la violencia, cuatro desaparecen y unos 30 mil menores son reclutados por la fuerza a manos de la delincuencia organizada, según cifras dadas a conocer por la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim). Todos los días casi 100 personas son asesinadas en nuestro país.
En términos de víctimas, el desinterés de López Obrador ha sido más mortífero que la falta de estrategia y coordinación de Felipe Calderón o que la corrupción solapada de Enrique Peña.
Sin embargo, el presidente insiste una y otra vez que las cosas han cambiado. Que ya no se registran enfrentamientos ni hay masacres como en el pasado. Sin embargo, las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública reconocen que México se ha convertido en el país de las masacres. Durante 2020 se registraron 429 asesinatos múltiples, en muchos casos, masacres cuidadosamente planeadas.
Ante el fracaso de la Guardia Nacional, López Obrador emitió un decreto para dejar al Ejército en las calles hasta el último día de su mandato, incluso con mayores facultades y atribuciones; redujo el presupuesto en materia de seguridad, desapareció el CISEN y los programas federales para la modernización, capacitación y equipamiento de las policías locales, las más susceptibles a sus cooptadas por el narco. En efecto, muchas cosas han cambiado.
En opinión del ex embajador Landau, tal vez el más empático y solidario con nuestro país de las últimas décadas, el presidente mexicano adoptó frente a los cárteles del narcotráfico una actitud de ‘laissez faire’ (dejar hacer), porque considera que es una problemática que lo distrae de la agenda social.
Si alguien conoce la situación del narcotráfico en México es el gobierno estadunidense y quien representa sus intereses en la embajada. El diplomático advirtió que estas organizaciones controlan entre ¡el 35 y el 40 por ciento del territorio nacional!, y dijo que “(López Obrador) ve la guerra contra los cárteles como su Vietnam”, refiriéndose al costo social y político que pagó Estado Unidos por aquélla fallida incursión militar.
Reconoció que el presidente mexicano ha antepuesto una agenda local muy ambiciosa centrada en los programas sociales pero ha tolerado en exceso la presencia de la delincuencia organizada. Nunca había habido un ataque tan descarado en el corazón de la Ciudad de México. Y, para mi sorpresa, el gobierno central mexicano básicamente no hizo nada. No dijeron: ‘ya fue suficiente. No podemos tolerar una cosa así’”.
Pero no fue el único caso. Recordó como el gobierno mexicano “dejó ir” al hijo del ‘Chapo’ Guzmán, Ovidio, en 2019 porque no quería un “derramamiento de sangre más generalizado en Culiacán”, en lo que calificó como “un momento terrible” donde “el Ejército mexicano fue superado en armas”. En ese sentido, considera que el presidente López Obrador intenta evitar “un conflicto abierto” con los cárteles.
Esa es la razón por la que la delincuencia organizada jugará un papel fundamental en el actual proceso electoral. Sobran los ejemplos de candidatos de Morena abiertamente vinculados con el narcotráfico. Los cárteles desean un gobierno que siga con “dejar hacer”.
Las del estribo…
- Tras perder su registro como candidatos de Morena, Félix Salgado Macedonio (Guerrero) y Raúl Morón propondrán a sus hijos como nuevos candidatos. ¡¡Pero los Yunes lo hicieron primero!! Para eso, Mario Delgado fue Palacio Nacional a recibir instrucciones. ¡¡El PRI hacía lo mismo!!
- En el aniversario luctuoso de la periodista Regina Martínez, muchas voces exigieron que se reabra el caso, algo que prometió el propio presidente López Obrador. Los engañó. La investigación nunca se ha cerrado, pero ni la FGR ni la del estado han encontrado una línea de investigación diferente. No se volverán a acordar de ella hasta el siguiente año.