Las manos de las mujeres provenientes de San Andrés Tlalnelhuayocan trataban de tejer aprisa para formar los ramos que los católicos llevarían a bendecir a la catedral metropolitana, lo hacían con velocidad y a la vez explicaban que les fue imposible comprar a tiempo la palma, por eso se les hizo tarde.
Las mujeres en su mayoría madres de familia comenzaron a tejer hasta después de las 10:00 horas de este domingo porque la palma se encareció, y sin recursos se les complicó comprar con días de anticipación en el mercado San José de esta ciudad.
Explicaron que el año pasado cuando comenzó la pandemia del coronavirus, no hicieron el intento de comprar palma porque las iglesias estarían cerradas, pero este 2021 se animaron y juntaron los 600 pesos que cuesta un hato de 50 piezas.
Apenas en la mañana de este domingo, se animaron a comprarla y cuando llegaron al centro de la ciudad para poner su reja, su sombrilla para taparse del sol y sus palmas verdes, en seguida llegó uno de los inspectores del Departamento de Inspección y Atención Comercial (DIAC) del Ayuntamiento de Xalapa para decirles que se retiraran.
Pero, las mujeres echaron mano de su fe y de las enseñanzas de la iglesia para responderle a la autoridad municipal que ellas si podían ocupar un espacio público, porque estaban sobre las escalinatas de la Catedral Metropolitana y ahí manda Dios y los sacerdotes.
Una de las tejedoras, María Inés explicó “querían quitarnos, pero no nos dejamos, de aquí no nos vamos a mover, esta es la casa de Dios, y aquí manda Dios y el padrecito, por eso una de nosotras ya fue a pedirle permiso al Padre (el sacerdote), y ya nos dio permiso, que si podemos estar aquí en las escalinatas, nomás que no estorbemos”.
Otra de las mujeres tejedoras de nombre Rosario mencionó que llegaron tres inspectores del ayuntamiento a querer quitarlas, pero sólo fue uno de ellos quién “se puso pesado a querer quitarnos, pero no pudo, porque estamos aquí no manda el gobierno, aquí manda Dios, y tampoco nos quitó porque su otro compañero le dijo, que mientras estuviéramos en las escalinatas nada nos podían hacer”.
Eran cinco mujeres las que se colaron en las escalinatas de la catedral metropolitana bajo un sol quemante y una temperatura ambiente de 30 grados, y así llegaron a tejer y a vender cada ramo en 30 pesos, y ya si las clientas regateaban el precio, lo dejaban en 25 pesos.
Al finalizar, otra tejedora de nombre Josefa se quejó que hay mujeres católicas que quieren comprarles el ramo en 10 pesos, “quieren pagar bien poquito si supieran que con 10 pesos no compro nada, ni in kilo de tortillas. Y nuestro trabajo de tejer la palma quién nos lo paga, si venimos a ganarnos unos pesos, no a regalar el trabajo”.
AVC