Para evitar dar vueltas de un hospital a otro buscando lugar o tener una ambulancia estacionada horas en una institución de salud esperando la recepción de un paciente grave, servicios de emergencias han optado por no sacar a las personas afectadas por COVID-19 de su domicilio si un centro hospitalario no les asegura que tiene espacio para recibirlo.
En los primeros días de diciembre, cuando empezó el pico de la segunda ola de contagios de COVID-19 en varios estados del país, entre ellos la Zona Metropolitana del Valle de México, los paramédicos de la Cruz Roja iban de un hospital a otro buscando lugar para los pacientes o estaban detenidos durante horas afuera de uno con el paciente grave que requería soporte de oxígeno y podía caer en shock en cualquier momento.
Se decidió entonces, explican a Animal Político los coordinadores estatales de Cruz Roja de cuatro estados, que había que cambiar el protocolo de traslado: si no había un hospital que asegurará que tenía lugar para recibir al paciente, entonces no se le sacaba de su domicilio.
Hasta antes de eso, las ambulancias recibían los llamados, vía el 911 o de las mismas personas, los paramédicos se desplazaban al domicilio, se le preguntaba a la familia si eran derechohabientes de alguna institución o no, y en base a eso se trasladaba al afectado al hospital que le correspondía, sin verificar si había espacio para recibirlo.
Desde finales de la primera quincena de diciembre, un hospital debe asegurar que lo recibirá, mientras eso no suceda la persona se queda en su casa. Eso sí, paramédicos de diferentes estados aseguran que se hace todo lo posible por conseguir una institución donde reciban al enfermo, y en todos los casos se consigue, pero pueden pasar horas antes de eso.
“No es tanto que se quede (en casa) sin hospital si no que tarda mucho su espera para ingresar a un hospital, eso sí nos consta porque hemos recibido llamadas en las que tardamos hasta cuatro, hasta cinco horas para que nos reciban a un paciente en un hospital”, dice Francisco Rodríguez Abarca, coordinador estatal de Socorros en Cruz Roja Mexicana Estado de México.
El paramédico admite que esperar tantas horas para llevar a un hospital a un paciente grave es mucho riesgo. “Es altísimo riesgo, pero es más riesgo sacarlo de su domicilio, no tener la recepción y andarlo paseando en la ambulancia, con oxígeno, sin los cuidados necesarios, porque son pacientes que deben estar ya intubados, en una terapia intensiva, con manejo de líquidos intravenosos”.
Los paramédicos aseguran que no les ha pasado que un paciente fallezca en la ambulancia, pero prefieren no arriesgarse ni arriesgar a las personas. También afirman que no tienen registro de que un paciente haya fallecido en su casa, esperando hospital.
Ruta de búsqueda
En cada estado, la Cruz Roja se coordina con diferentes autoridades, de maneras diversas. Entre los que parecen más organizados están las autoridades y servicios de la Ciudad de México, una entidad que ha registrado una saturación hospitalaria de más de 90% y que en estos momentos se mantiene en 74% de ocupación.
En la capital del país, explica Guido Sánchez Coello, director general del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM), que depende de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, todos los servicios de emergencia están coordinados vía el 911 y el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5).
El proceso, describe Sánchez Coello, es así: la persona llama al 911 o a Locatel, solicitando una ambulancia o auxilio médico por COVID. Esta llamada primero la atiende un telefonista regular del 911, cuando detecta que se trata de un caso de COVID-19, canaliza la llamada a un médico. El C5 de la Ciudad de México tiene las 24 horas personal especializado apoyando en la atención telefónica de estos casos.
El médico hace un tamizaje, por teléfono o si es posible por videoconferencia, para valorar la condición médica del paciente. También pasa que se envía una motocicleta o una ambulancia de primera respuesta del ERUM a hacer la valoración. Si se determina que es necesario trasladar a la persona a un hospital, se hace la búsqueda de una institución con espacio, a través del Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM).
Es lo que se llama proceso de regulación médica: el CRUM recibe vía radio los datos del paciente, sus síntomas y signos vitales, verifican la disponibilidad hospitalaria e indican a qué hospital trasladar al enfermo.
“Habitualmente las urgencias de CDMX las atendíamos ERUM y Cruz Roja en un esquema regionalizado. A partir de la primera quincena de diciembre, y justo por esta segunda oleada de llamadas por COVID, fue necesario el apoyo de más dependencias porque estábamos siendo sobrepasados”, dice Guido Sánchez.
Al esquema entraron ambulancias de la Secretaría de Salud de la CDMX, del CRUM, de la Sedena, del IMSS y del ISSSTE, que en conjunto suman entre 45 y 50 en cada turno, dedicadas a atender las emergencias por COVID. A cada institución se le asignaron algunas alcaldías para concentrar los recursos y evitar desplazamientos largos.
También por la emergencia, se acordó, y esto pasa también en las otras entidades, que una institución debe recibir a un paciente aunque no sea su derechohabiente y la Secretaría de Salud tiene la obligación de atender a personas aunque estén afiliados al IMSS o al ISSSTE. En estos tiempos de pandemia la atención se da donde haya lugar.
Por fortuna, en estos días ya hay una mejor situación en la capital del país. En enero se llegó a un punto máximo de entre 38 y 40 traslados en promedio cada día. En estos primeros días de febrero esa cifra bajó ya a la mitad, hasta unos 20 diarios.
En la capital, las personas no llaman directo a los servicios de emergencias, todo el proceso es vía el 911 o Locatel. En el Estado de México, Rodríguez Abarca, el coordinador estatal de Socorros de la Cruz Roja, explica que a ellos las personas sí los buscan directo, a través de los teléfonos de las delegaciones de Cruz Roja del estado.
Como en estos momentos no se hace un traslado si no hay hospital receptor, a las personas que llaman directo se les aplica un cuestionario para checar signos y síntomas, si es un caso de COVID, se les recomienda, si es derechohabiente de una institución acudir con el médico, si no tiene seguridad social, entonces se les pide llamar a la Línea COVID de la Secretaría de Salud del Estado de México.
Es por dos vías que le llega a la Cruz Roja en esta entidad la solicitud para desplazar a un enfermo al hospital, por la Línea COVID, que se coordina con el Centro Coordinador Hospitalario (CCH) del Estado de México, o por el 911, a través del Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM).
Son estos Centros los que apoyan en la búsqueda de un hospital con espacio, aunque en esta entidad también se permite que la familia haga la búsqueda a la par de las autoridades, si ya tienen un folio de atención proporcionado por la Línea COVID.
“Muchos de los hospitales nos dicen que están saturados, pero ya se deja el antecedente y el CCH es quien nos vuelve a llamar y ya nos da la recepción del paciente. Es hasta ese momento cuando le informamos a la familia que ya está la recepción y que se enviará la unidad para el traslado”, precisa Rodríguez Abarca.
El socorrista dice que la gente no se queda en casa, sin atención, cuando de verdad necesita ir al hospital. “A veces hay quejas y mensajes en redes de que no se les llevó, pero es que quizá el caso no lo ameritaba. La Cruz Roja entiende el malestar de la gente cuando dice, pero cómo me voy a quedar en casa si yo me siento muy mal. Y sí, la enfermedad existe y la gente se siente muy mal, pero si tienen los signos vitales estables y están saturando arriba de 90, hay que dejar disponible el lugar para alguien que esté por debajo de ese rango y con verdadera gravedad”.
Rodríguez Abarca asegura que por fortuna la emergencia ya está descendiendo también en el Estado de México, aunque de forma paulatina. En enero, dice, Cruz Roja recibía entre 22 y 20 llamadas diarias por COVID, de esas la mitad ameritaban traslados. En los primeros días de febrero, el número de llamadas tuvo una ligera baja, a 18, unas nueve terminan con la llegada a un hospital.
En otras entidades como Jalisco, Coahuila y Querétaro, los coordinadores estatales de la Cruz Roja también aseguran que no se puede sacar a la persona de su casa y subirlo a la ambulancia si no hay un hospital que asegure recibirlo.
José Andrés Juárez Morales, técnico en urgencias médicas y coordinador estatal de socorros en la Cruz Roja de Querétaro, puntualiza que en este estado todas las urgencias por COVID que ameritan traslado se las canaliza el 911.
“Hace ya varios años, la Cruz Roja tenía el número de emergencia 065 pero ya quedó obsoleto con el convenio con 911. Ahora todas las urgencias que atendemos es a través de ellos”, precisa.
Lo que hace Cruz Roja Querétaro ante una llamada de emergencia por COVID, vía el 911, es hacer un triage telefónico o desplazar una unidad al domicilio del paciente para valorar que de verdad sea un caso de esta enfermedad y que en efecto amerita el traslado a un hospital.
“Si lo requiere, le preguntamos a la familia si son derechohabientes de alguna institución o no, con esos datos se hace una regulación: se llama por teléfono o vía radio a la Secretaría de Salud estatal, se les comenta que hay un paciente con ciertas características y ellos nos dicen qué hospital tiene disponibilidad”.
Eso no evita que la ambulancia deba esperar afuera del hospital durante varias horas para que reciban al paciente. Esto sucede, dice Juárez Morales, porque en el área de urgencias se hacen cuellos de botella. Hay días que llegan muchos enfermos y al hospital no le da tiempo de estabilizarlos y subirlos a piso para liberar las camas, antes de que lleguen más. Paramédicos y vehículos de emergencia deben esperar entonces afuera mientras se logra tener un espacio para recibir al afectado.
Los socorristas también empiezan a ver que la emergencia va cediendo en este estado. En promedio durante enero se hacían unos 12 a 14 traslados diarios por COVID. La primera semana de febrero se hicieron alrededor de diez. “Hay un ligero descenso, pero ya es algo”, señala José Andrés Juárez.
En Jalisco también se coordina todo a través del número homologado de emergencias 911. “Tenemos todo zonificado, junto con los servicios municipales y la Cruz Verde, que es como el ERUM en la CDMX, y nos coordinamos y repartimos las emergencias. Lo que hacemos es, 911 nos pasa un servicio de probable COVID, nuestra cabina se comunica con el usuario, hacemos un triage vía telefónica, si se identifica que amerita ir a un hospital, es el CRUM el que se encarga de buscar lugar”.
Si en ese momento no hay espacio en ninguno, “le damos a la familia una serie de recomendaciones de cómo tiene que acostar al paciente, en qué posición lo tienen que tener, y le dejamos el enlace directo de los teléfonos de la Línea COVID, del gobierno del estado de Jalisco, para que también ellos le estén dando seguimiento al enfermo y que no quede desamparado mientras ingresa a una institución”.
El socorrista dice que en Jalisco el número de traslados en ambulancias (10 al día en promedio) todavía no baja, pero al menos ya no ha subido. “Esperamos que en los próximos días venga un descenso como en la Ciudad de México y que ya se mantenga a la baja, pero habrá que esperar si no hay nuevos brotes por los festejos del 2 y el 14 de febrero”.
Animal Político/Andrea Vega
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