Ha venido creciendo fuerte la versión de que la posible candidatura del senador Ricardo Ahued Bardahuil a la presidencia municipal de Xalapa sería –parafraseando al laureado escritor colombiano del realismo mágico Gabriel García Márquez– la “Crónica de una muerte anunciada”.
Luego de la invitación –violando la normatividad electoral– que un grupo de diputados de Morena le hicieran al empresario xalapeño, las luces rojas se prendieron en uno de los grupos políticos más fuertes de este partido en Veracruz, cuando con el hashtag #MejorGobernador, miles de seguidores del legislador corearon a voz unánime que Xalapa era muy poca cosa para él y que mejor debería buscar la gubernatura de Veracruz.
Analistas de redes sociales descubrieron que con el anuncio, la popularidad de Ahued Bardahuil se disparó en las ciudades donde el ex priista tiene una presencia más o menos significativa después de Xalapa, como Perote y ciudad Cardel. A pesar de que notaron que la gente lo conoce poco en el resto del territorio veracruzano, el “populómetro” del ahuedismo despertó celos y escozor.
Aunque los morenistas saben que lo necesitan, no se dudaría que si llegara a aceptar venir a recoger el tiradero del alcalde Hipólito Rodríguez Herrero, don Ricardo pudiera enfrentarse a una guerra interna sucia, de “fuego amigo”, para hacerlo perder. ¿Habrá ya medido esto el ex titular de la Administración General de Aduanas que no pudo combatir la corrupción de esa sucursal de la Cueva de Alí Babá?
Además, otros factores jugarían en su contra si finalmente aceptara la candidatura municipal. Primero, está por verse si contrario a lo que vivió en su corta experiencia como jefe de Aduanas, de veras le dejarían ahora barajear todas las posiciones que a él le interesarían, tanto en la planilla como en los puestos administrativos y de gobierno en el Ayuntamiento, y, dos, si le autorizarían también levantar la alfombra del gobierno de Hipólito Rodríguez, plagada de irregularidades financieras y subejercicio presupuestal, esa nociva práctica de los gobernantes que casualmente tanto ha criticado el senador y que inclusive desde la Cámara alta del Congreso de la Unión ha propuesto sancionar.
Caracterizado por una imagen de “hombre honesto”, sin embargo muchos se preguntan si don Ricardo practicaría una auditoría a fondo al munícipe morenista saliente, en caso de obtener el triunfo. ¿Aceptaría y se haría de la vista gorda frente al mar de irregularidades? ¿Actuaría en consecuencia, aplicando la ley y llevando ante la justicia a los responsables?
No lo sabemos. Lo único cierto hasta ahora y que se expande como reguero de pólvora es que “el caso Ahued” tiene a muchos políticos de Morena con los ojos bien abiertos, para medir sus alcances o para utilizarlo y luego hacerlo a un lado, como tradicionalmente se acostumbra en la política mexicana y, por ende, también en la veracruzana.
Hasta el día de ayer, según trascendió en los altos círculos del poder morenista, el senador todavía no confirmaba si aceptaba ser postulado por segunda ocasión a la alcaldía xalapeña; sin embargo, con la publicación de la convocatoria, el ex priista deberá hacer a un lado sus titubeos y decidirlo ya, pues la fecha límite para los registros se cierra antes de la medianoche del próximo domingo 7 de febrero. Así que esta semana será definitoria.
Morena quiere un empresario
Por cierto, según se comenta entre los morenistas más cercanos al poder, en Xalapa pretenden postular a la alcaldía a un candidato con perfil empresarial, pues reconocen que la actual administración municipal ha estado muy distante de este importante sector que mueve la decaída economía xalapeña.
Inclusive, ante la resistencia de Ricardo Ahued de aceptar la nominación, hay quienes han llegado a sugerir que entonces se postule a su hijo que lleva su mismo nombre y que inclusive fue el primer miembro de la familia del senador en afiliarse a Morena desde la fundación de este partido, en 2014.
Sin embargo, se dice que el padre se niega rotundamente a que su hijo participe electoralmente, a grado tal que Ahued habría dicho que renunciaría al escaño senatorial que actualmente ocupa si su vástago decidiera contender ahora por un cargo de elección popular.
De acuerdo con esta versión, se asegura que don Ricardo argumenta que su radical postura se debe a que la sociedad está harta de que los miembros de una sola familia acaparen los puestos públicos y electorales.
Y, por ese lado, nos cuentan que también coincide el gobernador Cuitláhuac García, quien habría advertido recientemente a sus colaboradores, aliados y correligionarios que en esta elección no se debe permitir que contiendan por Morena dos familiares simultáneamente, como podría ser el caso del diputado Juan Javier Gómez Cazarín, quien pretendería reelegirse, y su padre Juan “Jona” Gómez Martínez, el cual aspira a la alcaldía de Hueyapan de Ocampo.
Aunque no es la mismo situación, pero recuérdese la crítica recurrente que el presidente Andrés Manuel López Obrador solía hacer como candidato al entonces gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien pretendía heredarle la gubernatura a su hijo primogénito. Cada vez que el actual jefe del Ejecutivo federal visitaba el estado reprobaba el nepotismo del mandatario estatal panista, pues decía que “Veracruz no es una monarquía”. También los llamó “la monarquía de la moronga azul”.