El secretario de salud de Veracruz Roberto Ramos Alor ha salido al quite, el asunto del control, regulación o cancelación de fiestas, eventos y operación de antros no le toca pero ya levantó la voz al respecto.
El llamado, la recriminación, directamente fue para los municipios de Minatitlán, Córdoba, Veracruz y Xalapa. En el caso de la capital del estado, el Ayuntamiento circuló en sus redes sociales fotografías de operativos implementados para el control en “centros nocturnos”, que hoy son más bien antros diurnos por los horarios restringidos con que deben operar; hemos expuesto acá la falta de impacto en los dichos de la autoridad municipal y el poco efecto de las acciones realizadas en ello, pero algo hacen, aunque insuficiente.
Insistimos, combinar la tibieza de los gobiernos municipales con la irresponsabilidad y falta de solidaridad de ciudadanas y ciudadanos, es lo que nos tiene con un crecimiento acelerado de contagios en Xalapa y de igual forma en varios lugares del estado. No podemos presumir ser una sociedad transformadora si nos pasamos por las canicas nuestro deber cívico en circunstancias como las que hoy vivimos, el gobierno no va a ponernos el cubrebocas ni lavarnos las manos.
El Doctor Alor ha sido insistente, a su modo, pero nunca ha dejado de mencionar medidas y riesgos, ahí están sus conferencias grabadas en video, siempre constante en el discurso; el problema es que no tiene, o no le han dado, un marco mediático suficiente. El hombre es sencillo, habla como cualquier jarochón, usa ejemplos cercanos a la mayoría, no se anda por las ramas con definiciones técnicas, con teorías epidemiológicas aplicadas al subdesarrollo; es el mismo Alor que ha dedicado su vida a la salud durante años, pero hoy con la responsabilidad de cuidarnos a las y los Veracruzanos; no es Gatell.
La aplicación de la ley en materia de comercio local, discos, bares, antros, cervecerías, cantinas disfrazadas de restaurantes, no es su ámbito; mucho menos la intervención en eventos sociales clandestinos, eso le toca a otras áreas del gobierno estatal y, sobre todo, a los gobiernos municipales. Si Roberto fuera Hugo las y los alcaldes, sobre todo de morena, tendrían una razón más para redoblar esfuerzos; el trato de eminencia que la feligresía Lopezobradorista le ha dado a Gatell hace que su palabra sea verdad absoluta y política pública, aunque cueste vidas y contagios; lo han encumbrado porque su habilidad de convencer a las masas y al patrón es enorme, acá nuestro experto no tiene esas cualidades comunicativas, pero es el responsable en Veracruz de la salud y su voz, decisiones y opinión debe respetarse, tomarse en cuenta y convertirse en acciones.
Ramos Alor ya aventó el sopapo, a ver si se despabilan, de tener pruebas necesarias “se llevarán a cabo clausuras de espacios y sanciones administrativas contra quien o quienes promuevan fiestas que pongan en riesgo a la población de contagio del Covid-19”. Mi Doc, las pruebas sobran, al menos en Xalapa a cada rato circulan testimonios y fotos, gente ha denunciado públicamente ese tipo de hechos, pero no han encontrado eco en la autoridad. ¿Por qué?
“Vamos a abrir una investigación para deslindar responsabilidad y aplicar amonestaciones administrativas, por esa razón le informo que cada vez que se de un reporte con las pruebas necesarias la autoridad competente se verá obligada a actuar para la sanción o cancelación correspondiente”, dijo el secretario de salud ayer y agregó que si bien personal de las once jurisdicciones sanitarias salen todos los días a recorrer colonias, calles y municipios para llamar a la población al cuidado y se han implementado acciones en coordinación con Protección Civil, Defensa Nacional, Seguridad Pública, el éxito de la estrategia de lucha contra el coronavirus depende en gran medida de la participación social.
El llamado a la sociedad se ha hecho desde que la pandemia llegó al estado, pero Doctor, no deje de decirle a las autoridades locales que de ellos depende sancionar, omitir de su trabajo esa resonsabilidad es abonar a la impunidad que a ustedes les esta costando erradicar. Alor no es Gatell, ni necesita serlo, por algo está en su puesto, hagámosle caso.