El consenso es general; lo que necesita Xalapa con urgencia es mejorar su seguridad que es prácticamente nula, un programa de pavimentación para casi todas sus calles, alumbrado público en colonias de la periferia, embellecer sus parques y jardines, mejorar mercados y fachadas de escuelas, organizar al comercio informal, auspiciar fuentes de empleo, mejorar la vialidad y el servicio de limpia pública.
Y eso nomás para empezar porque además necesita de un buen cuerpo de Bomberos y otro de Policías; de recursos y apoyos para los elementos de Protección Civil, la Cruz Roja y cien etcéteras más.
Si bien es una exageración decir que Xalapa debe ser refundada, sí demanda de una cirugía mayor. Si fuera un auto necesitaría de hojalatería, pintura, afinación, balanceo, cambio de aceite, cambio de asientos, de llantas y de parabrisas; nuevos chicotes para el freno y el acelerador, nuevas luces delanteras y traseras y hasta cambio de la llanta de refacción.
De los aspirantes que deambulan por ahí y desean gobernarla ¿quién será capaz de realizar tamaña tarea?
Ninguno. Si Hipólito Rodríguez Herrero se tardó tres años y meses para dejar a Xalapa totalmente colapsada, se necesitarán treinta años para que se recupere.
Es decir, a partir del 31 de diciembre de este año, la ciudad requerirá de siete excelentes alcaldes o alcaldesas más dos años del octavo, para salir del atolladero.
Y cuando hablo de excelentes hombres y mujeres hablo personas pensantes, honestas, inteligentes, con liderazgo y altura de miras. Que sepan escuchar y proponer, que traigan bajo el brazo un proyecto integral que tras ser consensuado con la ciudadanía, sea la piedra de toque para que Xalapa se vuelva a levantar.
Y en ese grupo no encaja el diputado Sergio Hernández Hernández que acaba de pedir un permiso de 25 días al Congreso local (del 22 de enero al 15 de febrero) para buscar por segunda ocasión la candidatura a la alcaldía.
Sergio ha sido dos veces diputado local plurinominal, es decir, no ha tenido que buscar el voto popular. Su trabajo en la Legislatura sobresale por su irrelevancia y es casi imposible que logre su anhelo porque no es bien visto por la jerarquía panista (de Joaquín Guzmán Avilés para abajo) y porque en la alianza PAN, PRI y PRD, al partido tricolor le toca escoger el candidato para Xalapa.
Pero independientemente de lo anterior y en el hipotético caso de que lograra la candidatura, Sergio no será un candidato ganador porque no tiene empatía con los xalapeños que ya se dieron cuenta que votar con el hígado resultó un pésimo negocio y no piensan cometer el mismo error.
Ególatra, soberbio, pagadito de sí mismo y señalado por sus excesos, Sergio es la antítesis de lo que los xalapeños desean para su ciudad.
¿Entonces no va?
No, no va y si va perderá sin remedio. No cabe en el PAN y menos en el PRI o PRD. Y si va por un partido de reciente creación habrá que aplaudir su tesón y lamentar su fracaso.
A pesar de su juventud, Sergio pertenece a la casta de políticos acostumbrados a la promesa fácil, la retórica mareadora, la dádiva en tiempos electorales y el gasto excesivo en promocionales que tienen hartos a los votantes.
No es Xalapa quien se debe refundar, es Sergio Hernández quien se debe reinventar si desea obtener (ahora sí en su tercer intento) la candidatura para la alcaldía de Xalapa en el 2025 y eventualmente alcanzar el triunfo.
Suerte para entonces.