En esta parte de final de la conversación, Sergio Ábrego habla de los proyectos posteriores a su egreso de JazzUV, de su formación como gestor cultural y de los proyectos por venir.

Cinco meses de soledad

Después de mi concierto de titulación, llegó la pandemia y pasé cinco meses en Xalapa totalmente solo, fui a visitar a unos amigos en mi cumpleaños, en junio, pero más allá de eso, realmente me la pasé yo solo. Al principio, esta situación se me hizo una buena oportunidad para recorrer las calles de la ciudad —visitaba mucho el fresno emblemático de la ciudad que está cerca de Xallitic— y para conocer la oferta local, conocer la gastronomía contemporánea, que realmente no es poca, y todas las iniciativas de emprendedores que impulsan el producto local que, más que nada hoy en día, tanto se requiere apoyar. Más allá de que yo ya venía trabajando con el talento local de la zona en el video de mi concierto de titulación —el espacio, la iluminación, los músicos—, me di cuenta de que Xalapa es totalmente eso, un apoyo al talento local, y en ese sentido se me ocurrió hacer un homenaje a la ciudad, un homenaje a todo lo que me dio, antes de marcharme, porque con la titulación acababa mi estancia aquí, ya no tenía un objetivo que me hiciera quedarme en la ciudad, además de que ya estaba haciendo mi convocatoria de la maestría —maestría que también decidí de golpe y porrazo (risas).

La Estridentópolis

La Estridentópolis (foto proporcionada por Sergio Ábrego)

A partir de esta serie de ideas, cree La Estridentópolis. El movimiento estridentista no se generó en Xalapa pero sí se estableció en esta ciudad en los años veinte, entonces, es una manera poética de llamarle a este proyecto. Se trata de diez piezas latinoamericanas que se grabaron en el Centro Recreativo Xalapeño y en Flavia. Tanto Manuel Velázquez como Mónica Nevraumont se portaron súper sensibles, súper conscientes de la situación cultural actual; evidentemente, me pidieron todas las reglas de salud, pero realmente me apoyaron. Estos espacios eran importantes para mí porque representan la arquitectura clásica de la ciudad y la arquitectura más moderna.
El proyecto se grabó en agosto con puro talento local. Tengo un grupo que es como mi proyecto de hueso fresa (risas), pero no le puedo llamar así, entonces le puse Shalalá Acoustic Quartet, está formado por Rodrigo Bolaños, Galia Delgadillo y Yahir Parra. Con este grupo he podido tocar en diferentes zonas del país para cenas, eventos, festividades, cumpleaños. En colaboración con El sendero home studio, quienes nos ayudaron a grabar, se armó el proyecto, participó Caro Quintanilla, es una chica de San Luis Potosí que fue a Xalapa casi de mochilera, solo estuvo un mes o algo así, pero pudimos crear un buen diálogo y ella fue la que se encargó de grabar el video de estas piezas. Y con idea de la comisión de una imagen como la del óleo, hay una chica en Xalapa que se llama Indra Arrez a quien invité a generar una imagen. Se realizó un archivo fotográfico del concierto por Rodrigo Chiney, le pasamos ese archivo a Indra, ella lo intervino e hizo un collage. Mi idea era simplemente plasmar la paleta de colores que te encuentras cuando recorres el centro de la ciudad, entonces los músicos salimos pintados de esos rosas, de esos amarillos, de esos azules que tienen las casas. Esta es una primicia porque, aunque el proyecto se grabó en agosto, no he sacado los videos, pero es parte de mi que hacer.
Todo esto fue 2020.

Lirio

Finalmente, cuando regresé a la Ciudad de México a establecerme para estudiar en línea la maestría en Mercados y Negocios del Arte, mi amiga Cecilia, que ahora es parte de la plantilla académica de la carrera de gestión de la Universidad de Chiapas, UnicaCh, me propuso, como parte de las actividades de esta facultad, que hiciera un proyecto en colaboración con ellos. Mi propuesta fue un concierto videograbado en el que me di a la tarea de preguntarme ¿qué le duele a la sociedad?, ¿qué le duele a los contenidos digitales? y ¿qué le duele a la difusión de estos mismos contenidos?, siempre con la finalidad de hacer un proyecto que pudiera ser lo más atractivo para el escucha y para los diferentes públicos, de ahí surgió Lirio. La pandemia ya estaba más avanzada y cada vez era más difícil generar oferta cultural, sin embargo, ese fue el reto.
Los lirios son estas plantas que crecen en los pantanos, son resilientes y adaptativas, y cuando florecen, dan flores muy bellas, entonces buscábamos este paralelismo con la sociedad y cómo es que este proyecto se planteaba como una respuesta ante la dificultad de generar proyectos. Es un proyecto que se hizo relativamente rápido, la propuesta se hizo en agosto, se grabó el 31 de octubre y salió a la luz el 28 de noviembre.
Yo creo que a través de estos tres proyectos generé una estructura de lo que es mi vocación, y bajo esta misma línea curatorial que yo ya andaba armando, convoqué a los músicos. Para este proyecto sí quería que todos cantaran, así como estos boleros, en los que todos cantan, de los que mi primer maestro fue parte, pues yo dije yo quiero que esta vez todos canten y que todos toquen y tener este movimiento visual captado en la cámara. Yo creo que es muy atractivo cuando los músicos ejecutan más de una tarea y cómo es que las voces pueden significarle algo al que nos escucha: pueden cantar con nosotros, pueden cantar con el proyecto; y si pueden cantar con uno, entonces pueden cantar con cuatro, o cinco, porque éramos cinco, aunque yo, realmente, no canto.

Lirio (foto proporcionada por Sergio Ábrego)

Se decidió grabar el proyecto en la ciudad de Xalapa, en el auditorio de la Galería de Arte Contemporáneo del Ivec y Carmen Díaz, la directora, nos abrió las puertas del espacio. El reto para mí era hacer los arreglos, la curaduría del repertorio, adaptar los arreglos al proyecto —son arreglos en los que pongo en consideración que la percusionista que toca el cajón va a cantar, que el que toca el bajo va a cantar, que el que toca la flauta va a cantar; son arreglos hechos ex-profeso para el proyecto.
Los músicos son Idalí Fernández, de Xalapa; Luis Barragán, de Colima; Yahir Parra, de Chihuahua, él ha tocado conmigo en casi todos estos proyectos; Edwin Parra, su hermano —fue un placer colaborar con él, colaborar con gente nueva siempre es algo que me gusta muchísimo y que me nutre—, y yo.
Como te comento, siempre me gusta colaborar con diferentes personas y manejar diferentes puntos de vista a través de mis proyectos, entonces llamé a Grifo de Luz para que hiciera el video y a Gustavo Hampshire para que hiciera las fotografías, la verdad, tiene un talento brutal, un ojo buenísimo para captar el movimiento musical dentro del movimiento fotográfico. Viajé a la ciudad de Xalapa, se ensayó únicamente una semana y se grabó.
Para este proyecto, yo tenía que tener la idea muy clara, todo tenía que ser operativamente sencillo, tanto el arreglo como la ejecución, porque no teníamos tanto tiempo como para estar produciendo el proyecto. Se creó el proyecto, se convocó tanto a medios editoriales como a instituciones y espacios de diferentes zonas, tanto de UnicaCh, que es con quien se hizo la colaboración en cuanto a la gestión de por allá, como de la universidad en la que estoy estudiando la maestría y el ayuntamiento de Xalapa con la ayuda de Sylvio Letort y Diego Salas. Realmente se hizo un proyecto colaborativo en todos los aspectos, la preproducción y la producción fueron totalmente colaborativas, y creo que, al final, el punto de lo que quería hacer Lirio se dio a entender: la respuesta ante la situación actual.
Como te comenté, para mí, estos tres proyectos han sido crear una vocación, siempre con la intención de apelar al espectador desde diferentes aristas, con música con la que ellos se puedan identificar, y al mismo tiempo, preservar esta música, presentar un contenido sin filtros ni pretensiones, como lo que yo he vivido desde chico, un contenido real que el público pueda cantar, recordarle las posibilidades del arte en la sociedad. Yo siempre he dicho: yo nací en la ciudad de la furia pero me formé en la ciudad de las flores.

Ojos que sí ven, corazón que sí siente

Tengo muchísima afinidad con las artes visuales, las artes gráficas, el lenguaje audiovisual, de hecho, siempre, en el momento en que tengo que dialogar con el que se encarga del video, me gusta decirle que yo lo que no busco es una live session, yo lo que busco es una narrativa visual que apoye a la narrativa musical, que lo que yo no quiero es que la cámara simplemente capte al músico sino quiero que haya un lenguaje que colabore con nosotros, y eso está padre porque yo siento que los encargados del video se hacen más activos, más colaborativos.
Esto empezó desde que yo era muy chico, Salvador Dalí fue el primer artista que me inició, de hecho, yo quise ser pintor antes que cualquier otra cosa; el maestro Roberto Ruiz Guadalajara nos comentaba que cuando una pieza te gusta es porque su ritmo empata con tu ritmo interno, yo creo que mucho de eso me sucedió con Salvador Dalí y a partir de él es que empecé a investigar y a conocer sobre arte moderno, posteriormente arte contemporáneo y de la misma manera me sucedió con el cine. Yo creo que el lenguaje audiovisual es un lenguaje sumamente sensual, atractivo y que puede ser un agente de apoyo importante en las producciones musicales.

Todo se lo debo a mi bosque

Como te comentaba, yo soy de Tacubaya y en esta zona hay un lugar histórico simbólico, el Bosque de Chapultepec, bosque que hemos recorrido tanto mi abuelo como mi papá y como yo, a veces en familia, a veces por nuestra cuenta, y es el espacio donde me inicié en el pugilismo y en el boxeo, a tal grado que inclusive me propusieron debutar como amateur, pero a semanas de viajar a Xalapa. Esto te lo platico porque sí lo estaba considerando y tal vez mi historia hubiera sido otra, aun así, yo tengo muchísima admiración por los deportistas de este nivel y de esta disciplina, por la paciencia y dedicación que tienen y cómo es que manejan el tiempo a su favor, tanto en el ring como en el entrenamiento. Saber que algo se ha determinado e irá saliendo poco a poco, es algo que realmente admiro. Al mismo tiempo, en este bosque tuve la oportunidad de aprender a enseñar: yo tenía un perro y bajo los consejos de algunos vecinos fue que lo adiestré, y me gusta decir que mi perro fue mi primer alumno. Siempre buscaba la manera de retar su intelecto y su paciencia, y no te voy a decir que yo adiestro a mis alumnos, pero sí que a partir de ahí creo que empezó este gusto y este interés por la enseñanza.

La Casa Ábrego

Creo que fui madurando un poco junto a este lenguaje audiovisual y también, poco a poco, me fui interesando en la publicidad, en ver cómo es que las marcas se comunican con los públicos, en conocer un poco más del lenguaje publicitario y del diseño, ver cómo está construido un producto o una pieza, ya sea utilitaria o artística, y de la misma manera, la arquitectura, mi papá es arquitecto, entonces, para mí siempre ha sido de muchísimo interés saber un poco del urbanismo, de los espacios y cómo es que esto mismo puede determinar las actividades de un lugar o de una zona determinada para bien o para mal.
Al mismo tiempo y ya de una manera más profesional, me interesa generar memoria, generar archivo a través de lenguaje fotográfico, captar los momentos a través de la fotografía y de la letra, del archivo editorial, y siempre trato de que se genere memoria a través de la foto y de la palabra.
En algún punto de mi vida conocí a Francisco Toledo, me enamoré de su producción artística, pero más importante, de su activismo y de su labor por generar espacios que impulsan la entidad oaxaqueña. Todas estas reflexiones culminaron en mi ingreso a la maestría en Mercados y Negocios del Arte Contemporáneo, una maestría que se dedica más a la procuración de fondos, al lenguaje mercantil artístico más enfocado a las galerías, a la compra y venta de arte contemporáneo, cómo se evalúa una pieza.
Todo esto te lo platico porque como proyecto futuro, y como proyecto de vida, mi intención es crear una residencia artística en la ciudad de Xalapa, un espacio de producción, un espacio de diálogo, una ventana del quehacer veracruzano; impulsar el talento local, que yo creo que es de gran nivel, yo creo que es tan bueno como la producción oaxaqueña o de la Ciudad de México y, justo, crear un lugar que ponga la producción veracruzana en el mapa nacional y, ¿por qué no?, internacional, porque yo creo que es algo de lo flaquea la escena artística de por allá. Generar un edificio que, a través de su urbanidad, dialogue con Xalapa y que reciba por nombre Casa Ábrego, un poco como lo que hizo Luis Barragán con Casa Barragán. Esto, aunque apenas es una idea, realmente es, como te comento, mi proyecto de vida, hecho con la voluntad de generar y aportar a la cultura, ese es el fin.

 

PRIMERA PARTE: El canto de la guitarra
SEGUNDA PARTE: La voz del encordado
VER TAMBIÉN: El sábado se estrena Lirio, el proyecto interdisciplinario de Sergio Ábrego

 

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