En esta parte final de la conversación, Alan Mac Gregor habla de los proyectos en los que participa actualmente, de sus propios proyectos, de su trabajo como docente, y hace una serie de reflexiones en torno a su llegada y su estancia en Xalapa.
El jazz en los tiempos de la covid
En este año han pasado muchas cosas, siento que estoy en un punto de mi vida profesional en el cual me están llegando muchas cosas, mucha gente que sabe mucho, muchos músicos muy sabios, mucha música de otros estilos a los que estoy acostumbrado.
Enseñar conlleva una gran responsabilidad y me ha obligado a reforzar lo que sé y a ir más allá porque siento ese compromiso personal y con la gente que ahora está a mi alrededor como estudiante, sé que tengo la responsabilidad de dar un buen ejemplo, dar una buena guía, encontrar las mejores maneras de que ellos puedan fortalecer su camino y llevar este proceso tan importante que es el aprendizaje de esta música.
Cuando uno deja de tener la presión académica que tiene como estudiante, dispone de más tiempo para estudiar otras cosas que también le interesan, para participar en otros proyectos que conllevan otro tipo de aprendizajes, otro tipo de conexión, de bagaje musical, entonces, estos dos años de mi vida han sido mucho de eso, de seguir aprendiendo y de tocar mucho. Mi pareja es amiga del maestro Lucio Sánchez, por medio de ella lo conocí y me dijo oye, ¿por qué no te vienes un día a la casa y tocamos un rato y probamos unas cosas que tengo? Empezamos a tomar el café, a compartir un poco de su trabajo y de su música, y un día tuvo a bien invitarme a formar parte de su proyecto, le dije maestro, encantado. Es un gusto y un honor estar con él por lo que significa y por su bagaje y su historial musical, creo que tengo mucho que aprender de él y también de los músicos que están en este proyecto [Ramiro González, Jakub Dedina, Abraham Díaz] y, en general, de la gente que lo rodea. Estar en este grupo es un reto porque es una cosa totalmente distinta a lo que venía yo tocando y trato de empaparme de ese conocimiento, de nutrirme y de aportar mi granito de arena. Ha sido algo muy bonito y muy interesante estar en este proyecto.
Estoy muy contento y muy agradecido en este punto de mi vida porque, aunque suene a cliché, pienso que lo mejor está por venir y que, a pesar de las circunstancias, siempre es motivante tener nuevos retos, tener nuevas metas, nuevos compromisos, nuevos proyectos, y siempre estar en esa búsqueda de conocer música nueva, conocer gente nueva, hacer cosas nuevas. Pienso que ahorita están sucediendo cosas importantes en mi vida profesional y qué mejor que tratar de llevarlas, poco a poco, a que se enfilan a la creación de música, de nuevos proyectos, de seguir aportando mi granito de arena a las nuevas generaciones que ahora están en ese proceso de aprender y de estar en formación aquí en la escuela.
Para mí es un gusto muy grande poder hacer estas dos cosas que en realidad me llenan el corazón, una es tocar, hacer música, y la otra es enseñar, compartir un poquito de lo que sé con alguien a quien quizá en un futuro le pueda aportar algo, pienso mucho en que en mi vida me marcaron grandes maestros que tuve la oportunidad de que me hicieran, dentro o fuera de la escuela, un comentario, una charla, un café, un consejo, y eso me cambió la vida; ahora tengo la oportunidad de tocar con muchos maestros, a muchos tiene tiempo que no los veo, muchos ya no están en esta vida pero me dejaron un aprendizaje muy importante, y ahora es lo que yo trato de compartir, si en algo puedo ayudar a que un alumno o un joven le ayude en el camino de su formación, para mí es una gran dicha. Eso es en lo que estoy hoy en día y trato de seguir esa línea.
My own sweet way
Soy un apasionado de nuestro continente, tengo un romance con América y me gusta mucho explorar la música brasileña, la música argentina, el folclor afrocaribeño; me gusta mucho el tango, la milonga, la chacarera, soy un amante de Piazolla, de Gardel; me fascina César Camargo Mariano, Astrud Gilberto, Gilberto Gil, Gal Costa, Maria Bethânia, Caetano Veloso, toda esa música; me gusta mucho la música cubana, el reggae, el vallenato, la cumbia colombiana, la música que se hace en la selva y en la costa de Colombia y Venezuela.
Mi trabajo de titulación se llamó Convergencias, el jazz y América Latina, tomé un poco de acá y un poco de allá bajo el lenguaje y los parámetros del jazz, pero también tomé otras cosas de otras músicas. Formé mi trío con dos amigos que quiero y admiro mucho, César Betancourt [Bajo] y Rodrigo González [batería], con ellos estamos tocando esta música de mi titulación.
Te repito, a veces dejamos de lado lo que nos gusta o nos llama más la atención porque tenemos que cumplir con un compromiso académico, pero ahora estoy probando con mucha música, haciendo arreglos para quinteto y otros formatos. Tengo un quinteto con Alex Lozano en la batería, Adal Pérez saxofón tenor, María Vázquez en la guitarra y Jorge Gamboa en el contrabajo, con ellos estoy tocando unos arreglos que hice de música de Cedar Walton, de Bill Evans y de Wayne Shorter.
Quiero hacer arreglos para septeto, me gustaría mucho enfocarlo solo a música brasileña, el formato que he pensado es una sección tres metales, cantante y la sección rítmica.
Tengo muchas ganas de grabar un disco, entonces me quiero poner a componer, tengo muchas ideas, tengo mucha música en mi cabeza y quisiera empezar a aterrizar todo eso y grabar algo de música original.
My Romance
Yo tengo mucho respeto y mucho cariño y unos recuerdos hermosos del Conservatorio porque fue mi inicio en este camino, pero la etapa que vine a vivir aquí a Xalapa, para mí es un tesoro increíble, no lo cambiaría por nada, yo te puedo decir que aun con todo el bagaje que ya tenía y aun con todos los años que tenía estudiando música, con todo y todo, siento que vine a reaprender aquí a Xalapa.
Yo soy muy romántico y te puedo decir que para mí fue una bendición llegar a Xalapa, fue algo que así tenía que suceder. Cuando llegué, la inmadurez, inclusive el ego, me hicieron dudar: ¿cómo?, si eso ya lo sé, ¿por qué voy a repetir algo que ya hice?; también por la prisa de la juventud, te quieres acabar el mundo a mordidas y ya lo que sigue, y ahora, con los años, lo aprecio de una manera muy sensata y de verdad, te lo digo con toda la honestidad y con toda la transparencia, yo estoy muy agradecido con todo mi bagaje, con todo lo que aprendí; llegar a Xalapa me cambió la vida, fue como un renacer musical y personal. Yo adoro mi pueblo, para mí, Cholula es una ciudad hermosa, nací ahí, crecí ahí, me siento muy identificado con muchas cosas que suceden, con las calles, con la cultura, tengo una familia hermosa y tengo muchas cosas en el corazón con Cholula, y recuerdo que cuando llegué a Xalapa decía sí está bonito, pero era totalmente distinto a lo que estaba acostumbrado y los primeros años, te soy honesto, Xalapa no me gustaba, no me gustaba el clima, me enfermaba cada rato, salía con shorts porque hacía sol y a las tres cuadras empezaba a llover, no conocía mucha gente, entonces fue un poquito difícil el primer año, pero hoy en día te puedo decir que me pasa todo lo contrario, voy de vez en cuando a Cholula y extraño Xalapa, me entra como una añoranza y ahora siento que mi casa, mi hogar, está acá; y ahora encuentro una belleza en los paisajes, en la gente; voy a Coatepec, voy a Xico, veo el verde de los caminos, veo los lugares, la gente, el café, tantas cosas, que me resulta como mágico, me siento en casa.
Mi familia, amistades me preguntan oye, ¿cuándo regresas?, y yo digo no lo sé, y hoy te puedo decir con toda honestidad que no sé si aquí está en mi vida, mi pareja es de Guanajuato y no sé si acabe yo allá o acabe en otro lugar o acabe en otro país, no lo sé, pero ahorita estoy muy feliz y muy contento por todo lo que me está pasando en esta ciudad que tanto me ha dado, que tanta gente me ha brindado —lo digo de verdad, no por compromiso—, hay quienes piensan que vienen aquí de pasada, que vienen a la escuela y cuando terminan, se van, pero yo le tengo un agradecimiento muy profundo a Xalapa.
Yo llegué aquí de veintidós años, estaba chavo, y llegué maduro en muchas cosas y muy inmaduro en otras tantas; llegué con muchos temores por dejar a la familia, el confort que tenía viviendo con mis papás, la holgura económica que tenía porque allá ya trabajaba y me iba muy bien tocando y dando clases, y venir aquí y empezar de cero, dejar todo eso, para mí fue un gran reto, sin embargo siento que así como musicalmente y culturalmente me hizo crecer y me dio mucho la escuela y esta ciudad, también como persona me ayudó a madurar, a crecer, a hacerme responsable, a ser más observador, a ver las cosas con mayor humildad.
A veces me dice mi novia oye, ¿te imaginas qué hubiera sido si te hubieras quedado en el conservatorio?, ¿si hubieras terminado la carrera en clásico y siguieras tocando por allá?, ¿te lo has imaginado? Y yo siempre le digo no cambiaría por nada todo lo que vine a aprender y reaprender, por nada; para mí tienen un significado muy grande, te repito, la escuela, la ciudad y toda esta gente de la que hablamos que más allá de ser mis maestros, a muchos de ellos les tengo un cariño personal, te repito, los veo como mis héroes, son la gente de la cual tuve la dicha de aprender, de compartir, de tocar con ellos y hoy en día tengo el gusto de tomarme una cerveza con Aldemar [Valentín] o de platicar con [Roberto Sánchez] Picasso, de ver casi cada ocho días a Édgar [Dorantes], de abrazarlo, de bromear, de platicar de música y de cosas de la vida; todo eso para mí eso es muy valioso.
PRIMERA PARTE: Pequeñas serenatas diurnas
SEGUNDA PARTE: Las escenas de la Atenas
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