En esta segunda parte de la conversación, Coyo Licatzin habla de su experiencia en JazzUV, de sus concepciones en torno al jazz y a la música, y de su inicio en la composición.

Y ahora ve florear la libertad / y se pone a cantar

Llegué a Xalapa y presenté mi examen a los preparatorios. A pesar de que tenía buena lectura con la flauta, no tenía nada de conocimientos teóricos básicos, aparte, no había escuchado lo suficiente el género, y no quedé, pero pasó algo con la administración y las dos niñas que habíamos quedado por corrimiento logramos entrar. Ahí empezó todo el desastre porque tenía que adaptarme a toda una cuestión escolarizada y yo nunca visto la música desde esa perspectiva; me di cuenta de que no sabía absolutamente nada, que lo que había aprendido realmente era muy poco como para empezar una carrera, pero me aferré porque la verdad es que me gustó mucho, me gustó bastante conocer a Ella Fitzgerald. Creo que lo más impactante para mí fue la historia del género, me gustó mucho que tuviera un enfoque bastante claro en su relación con la sociedad, que no es un género que esté desprendido, como, personalmente, siento que sucede con la música clásica que a veces se enfrasca mucho en su élite, no, este es un género que no puedes separar de su historia de ninguna manera, no puedes separar a ninguno de los cantantes, intérpretes, trompetistas, pianistas, todos han vivido o vivieron un contexto, su historia vino de la música, no al revés, entonces yo podía compartir, sobre todo desde esa perspectiva, lo que yo quería hacer musicalmente, porque mis papás, por el contexto del lugar donde vivimos, siempre tuvieron muy presente eso, si me llevaban a cantar a algún lugar era una manera de ofrecer nuestro regalo, era lo que podíamos hacer en los contextos de allá que a veces son muy duros, como las cosas que suceden en el magisterio; mis dos papás son maestros y constantemente había problemas porque Oaxaca es un lugar donde hay muchos proyectos extractivos, entonces es un contexto muy inestable, yo creo que sucede en todo el país pero hay algunos lugares en los que hay más cantidad de recursos naturales o hay más posibilidad de explotar ciertas cosas y se entra en riña porque siempre se altera la vida de la gente, el espacio donde uno vive y uno no sabe muy bien de qué se trata, qué son los proyectos, y está el concepto del «progreso» que a veces nos meten en la cabeza, entonces yo podía sentir tremendamente el jazz, no conocía la música pero nada más con contextualizar históricamente de dónde venían estos artistas me hizo sentir identificada y dije igual y sí puedo armarla aquí.
Principalmente es eso, porque el jazz siempre ha sido para mí una cosa tremendamente compleja, todavía no puedo disfrutar completamente escuchar a Charlie Parker sin estremecerme o sin sentir que no entiendo muy bien lo que está pasando, no sé si en algún momento lo voy a entender, pero lo que sí sé es que después de algunos años, y con ese contexto, también puedo percibir de dónde viene tanto enojo, tanta fuerza y eso es lo que me ha motivado para continuar en la carrera. Actualmente estoy cursando el tercer semestre de la licenciatura, no puedo decir que soy la más aplicada de mis compañeras, de mis compañeros, pero afortunadamente, por alguna cuestión, me fue bien, hice dos de tres años de cursos preparatorios y hace año y medio hice mi examen a la licenciatura y quedé, ahorita estoy más bien tratando de mantenerme porque es bastante demandante la carrera.

Take one

Cuando llegué a Xalapa, buscando dónde vivir llegué a una vecindad donde vivían puros chicos que estudiaban en la misma escuela, me hice su amiga y con ellos formé mi banda. Fue una relación bien complicada con todos, como que era muy difícil pertenecer, yo siento que en ese momento no tenía claras muchas cosas con respecto a mi ser mujer, no había visualizado muchas cosas, no comprendía todavía cómo funcionaba, no veía esta diferencia —por eso comprendo a muchas amigas que pueden decir yo no me siento excluida, yo no me siento maltratada; yo estuve ahí, yo sé lo que es creer que somos iguales en este contexto—, pero fue un poco más evidente cuando teníamos que organizarnos, ahí las cosas se empezaron a poner medio raras, sobre todo con la cuestión de la organización, de la responsabilidad y de poder mover un grupo.
También, todos estábamos muy chavos, no teníamos un asesoramiento como el que ahora tengo, alguien que nos pudiera decir esto es más prudente así, esto tiene que ser con un poco más de organización, responsabilidad. Siento que no teníamos mucha idea y todavía cargábamos, ambos, con ciertos estereotipos de lo que tenía que hacer cada uno. No pudimos congeniar completamente con el proyecto, sin embargo salieron cosas muy bonitas, finalmente, yo disfruté mucho trabajar con ellos, porque la verdad es que trabajar con músicos es una cosa muy bonita, escuchar la voz de sus instrumentos y tratar de homogeneizar algo. A nivel musical conectábamos muy bien, pero todo lo que está atrás —que uno no percibe cuando ve una banda—, esta cuestión de la producción, creo que sí nos faltó entenderlo, organizarnos mejor, y esa fue la razón principal por la que no seguimos con el proyecto, pero fue una experiencia muy bonita compartir con ellos y la disfruté mucho.

El canto tiene sentido / cuando palpita en las venas

Me veo como una cantante y compositora que tiene elementos del jazz entre muchas otras cosas, verme como jazzista me quedaría muy grande, además no ha sido la perspectiva que he querido para mi carrera, nunca he visto así mi carrera porque, finalmente, yo creo que mi esencia es otra y que lo que más puedo compartir con el jazz es, justamente, su historia, y admirar terriblemente que es un género increíble, es maravilloso y muy bondadoso porque abre la oportunidad de comprender otros géneros y de poder estudiarlo sin que te digan que eso no es música porque te falta técnica, porque te falta estructura o porque todo es diferente, y se complementa muy bonito. No quiero decir con esto que no disfrute a Chopin, me encanta la música clásica, pero la verdad es que me gusta mucho pensar que la diferencia que hay es justamente esta apertura a poder recibir muy amorosamente la infinidad de géneros que hay en el mundo y comprenderlos a nivel teórico.
El arte es un ambiente complicado, hay que ganar muchos espacios, en la historia del jazz ya hay una cantidad de músicos increíbles, pero también hay una cantidad de músicas mujeres que no son reconocidas y que tal vez no pudieron siquiera armar historia porque una cosa es toda la lucha que hubo para la reivindicación del problema racial y otra cosa es la cuestión de género, que es muy reciente, pero eso casi no se dice porque es delicado, porque hay que bajar a genios y ponerlos en su punto de humanos, es toda una estructura y no es fácil salirse de ella y decir yo cometo errores pero puedo reivindicarme de alguna manera y tratar de modificar o cambiar ciertas cosas para vivir mejor; eso es lo que puedo decir.

Y en sus pasitos va dejando el polen que recolectó / de la flor del jazzmín

Aún queriendo hacer música y cantar, mi perspectiva era, más bien, hacer una escuela de música, proponer algo nuevo en mi tierra porque yo siempre veía que había mucha gente que estaba haciendo muchas cosas muy bonitas, pero no hay una escuela y mucha gente no tiene el dinero para poder salir aunque sea acá, digo aunque sea porque la distancia es corta, hay muchas escuelas pero Xalapa es el lugar más cercano, es bastante barato para vivir, pero no hay las condiciones en todos lados como para hacer una vida acá, yo soy muy privilegiada porque mis papás finalmente me apoyaron, y siguen apoyándome bastante, y aquí estoy. Por eso siempre tenía la espinita de que quería hacer una escuela, si me hubiera enterado que había la carrera de Educación Musical antes de saber que existía JazzUV, quizá hubiera entrado a Educación Musical, pero no lo supe hasta el año pasado, cuando ya estaba en la licenciatura (risas).

Si no canto lo que siento / me voy a morir por dentro

Yo siempre escuchaba a mi papá tocar la guitarra, en algún momento le pedí que me enseñara algunos acordes y de un momento para otro dije, bueno, pues a lo mejor hago una canción. No tenía idea de lo que es la forma canción ni de nada, pero lo intenté y no me fue tan mal, te digo que no me fue tan mal porque esperaba algo peor (risas), pero he estado contenta con las cosas que he estado escribiendo últimamente, cada vez son un poco más claras, cada vez tengo más elementos para componer; por eso me aferro a la carrera, porque estoy aprendiendo tantas cosas y estoy tan feliz con todo el conocimiento al que tengo acceso que me siento tremendamente dichosa de poder hacer ahora música con elementos que son de todo el mundo.
Mi mamá es una mujer que me ha inspirado mucho, es maestra pero la carrera que estudió es licenciada en Letras, entonces, desde que estaba pequeñita me encanta leer poemas, en la adolescencia, incluso tuve mi momento depresivo porque conocí a Alfonsina Storni y a Oliverio Girondo, y yo estaba en la depresión total (risas), pero creo que eso me ayudó mucho para tener un referente de cómo escribir. Actualmente, el referente más fuerte que tengo son todas esas cosas leí, que sigo leyendo y que sigo descubriendo, porque siento que lo interesante que tiene la música es que es como un núcleo que puede atraer a las demás artes muy fácilmente, creo que es un arte muy completa que permite jugar con muchos otros elementos artísticos como la poesía.

 

(CONTINÚA)

 

PRIMERA PARTE: Soy Istmo, viento y América
TERCERA PARTE: Llueve sangre en la ciudad

 

 

 

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