Marlon Ramírez Marín, dirigente estatal del PRI define así el segundo informe de gobierno de Cuitláhuac García Jiménez: “Es un mini informe de un mini gobierno, que no ha entendido la responsabilidad que tiene, de este tamaño es el gobierno que tiene Veracruz, es un mini informe que reconoce que son obras chiquitas de un gobierno chiquito, lamentablemente Veracruz tiene problemas más grandes. Díganme cuál es la obra de infraestructura magna de este gobierno, dónde están haciendo una autopista, un paso a desnivel, drenaje sanitario; no las hay, que bueno y celebramos que estén haciendo callecitas, que hagan baños en las escuelas, es positivo, pero pareciera más un informe municipal que el del Gobierno de Veracruz”.

La realidad del estado de Veracruz es que hay casi 50 mil desempleados formales con cifras de febrero a septiembre de 2020; 101 secuestros, somos segundo lugar nacional; segundo lugar en feminicidios, segundo lugar en extorsiones, segundo lugar en daño patrimonial, sexto lugar con 38 mil enfermos reportados con Covid-19, y tercer lugar en casos de fallecidos. En cuanto a crecimiento económico trimestral, Veracruz decreció en -16% según cifras del INEGI; hay observaciones en SIOP, porque cuando no reducen el monto de la obra, reducen el tramo de la obra o pagan sin supervisión adecuada”.

Ramírez Marín, dirigente estatal priista, nos muestra gráficas comparativas que dan cuenta de la disminución en la aplicación de recursos, por ejemplo: la prestación de servicios de atención médica, en 2019 fue de 6 mil 120 mdp, en el 2020 de 2 mil 477, y en el 2021, en plena crisis pandémica, bajará a mil 552; en el ramo de educación básica, en el 2019 fueron 8 mil 049, en el 2020 fueron 7 mil 160 y para el 2021 serán mil 656 mdp. Este año hicieron obras con parte del dinero que no se gastaron el año pasado, y este año el subejercicio va a ir en el mismo rubro, por lo tanto, al sexto año de gobierno se tendrá un fondo importante de recursos subejercidos o seguramente no gastados. Las comparecencias de los secretarios son una pasarela de buenas intenciones, pero no un ejercicio de rendición de cuentas.