Donald Trump busca la reelección este martes en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, mientras que Joe Biden intentará arrebatarle el poder en una contienda que ha estado marcada por la pandemia de coronavirus. Las últimas encuestas nacionales marcaron una diferencia de entre seis y siete puntos a favor del demócrata. Pese a esto, el presidente republicano se mostró confiado en permanecer en la Casa Blanca.

Para ganar la carrera presidencial los candidatos no necesitan de la mayoría del voto popular. De hecho, en 2016 Hillary Clinton consiguió casi tres millones de votos más que Trump. Sin embargo, el republicano se impuso en todos los estados bisagra o “swing states”, que en la jornada de hoy prometen volver a ser muy reñidos.

Es que el presidente de Estados Unidos no es elegido de forma directa. Los votantes eligen a los 538 miembros del Colegio Electoral, que son los encargados de elegir al jefe de Estado. El candidato necesita al menos 270 de esos electores para ganar la elección. Cada estado tiene asignado un número fijo de electores, proporcional a su población, y a los congresistas y senadores que envía al Congreso. California es el que más tiene, con 55. Le siguen Texas, con 38, y Nueva York y Florida, ambos con 29. En la otra cara de la moneda están Alaska, Delaware, Montana, Dakota del Sur, Dakota del Norte, Wyoming y Vermont, que sólo contribuyen con tres electores.

Con las únicas excepciones de Maine y Nebraska, en el resto de los estados alcanza con ganar por apenas un voto para llevarse el 100% de los electores. Por eso para imponerse en los comicios no es necesario sumar más votos ciudadanos, sino ganar en más estados o vencer en los que ofrecen más electores.

Este sistema indirecto, que difiere al de muchas democracias del mundo, en cada elección despierta un curioso interrogante: ¿Podrían terminar empatados con 269 electores cada uno? Aunque es poco probable, la respuesta es sí.

En 1804 el Congreso norteamericano aprobó la 12ª Enmienda Constitucional, que establece los pasos a seguir en caso de empate.

De acuerdo a lo establecido por la Carta Magna, en ese caso el presidente será elegido por la Cámara de Representantes que surja de la misma elección, ya que se renueva en su totalidad. La cámara baja está compuesta por 435 miembros. Sin embargo, ante este escenario sólo 50 votarían: uno por estado. El que consiga al menos 26 votos (la mitad del número de estados más uno, sin contar con el Distrito de Columbia, que queda fuera) es investido presidente.

El vicepresidente, por su parte, es elegido por el Senado. Allí los 100 miembros tienen un voto.

Claro está que en ambas votaciones también podría darse un empate. En ese caso, si el vicepresidente logra consenso en el Senado, asume provisoriamente la presidencia hasta que los congresistas se pongan de acuerdo en la Cámara de Representantes.

Si el empate se da para ambos cargos, quien asume la presidencia es el presidente de la Cámara de Representantes, a la espera de un acuerdo en el Congreso.

El antecedente de 1800

Si bien es muy poco probable que un escenario de este tipo ocurra debido a la cantidad de estados y electores que hay en la actualidad, la matemática indica que no es imposible. En el país hubo un solo antecedente que tuvo lugar en las elecciones de 1800, cuando Thomas Jefferson y Aaron Burr empataron en el Colegio Electoral. El Congreso votó y eligió al primero como presidente y al segundo como vicepresidente, puesto que así lo establecía la Constitución en ese momento. Ese conflicto llevó a la sanción de la 12ª Enmienda cuatro años más tarde.

Otro bloqueo que se puede producir tras una elección es que ninguno de los candidatos consiga la mayoría de los electores. En 1824 John Quincy Adams y Andrew Jackson no lograron el respaldo suficiente del Colegio Electoral. Ya con la 12ª Enmienda activa, la Cámara de Representantes eligió a Quincy Adams como nuevo presidente.

El último antecedente parecido tuvo lugar en 1837. Ese año Martin Van Buren consiguió la mayoría en el Colegio Electoral. No obstante, el órgano encargado de elegir al presidente no logró consenso sobre el vicepresidente. Entonces intervino el Senado para nombrar a Richard Mentor Johnson.

INFORMACIÓN/INFOBAE