Tú, cariño, tienes la fuerza que los leones clamarían y aquella que ni el trueno ni la tormenta pueden gritar. Tomó el universo, creo, un puñado de Zeus y lo implantó en el vientre de tu madre, naciste como semilla y germinaste como oro, te escabulliste en el mundo como cobre y el mundo te hizo creer de plomo, pero tú eres fuerte, y cuando cantas, todos los pájaros callan para escuchar tu voz, y cuando sueñas todos los sueños, aquí, mientras sueño yo, te busco en la odisea de las noches.
El hierro se fundió en tu carne desde que te concibieron hombre y brotaste como madreselva sin conocer que tus huesos, el tuétano y tu médula son la coraza de tus constelaciones. Eres fuerza escondida entre membranas pasivas que han sangrado, que la mano ha desgarrado como empuñadora de Hidra. Pero hasta aquí has llegado y tu fuerza es la misma que me ha faltado para volver a escuchar las canciones que escuchaba, para volver a amar las calles que amaba, para incendiarme en fuegos fatuos por ti.
Cuando a la letra aprisionas con arrebato de pasiones todas las palabras hacen reverencia, y cuando a la música escuchas, yo la siento aquí en donde tu nombre late. Cuando tus heridas se abren sangran en mí y estoy segura, oh, amor, que la letra se creó para que tus ojos, sólo tus ojos encontraran en ello la paz.
Eres fuerte, pero no lo sabes, vas doblegado a las ataduras del tiempo que han hecho desolar a tus hojas que florecieron verdes y se escondieron entre el triste y marchito invierno postrado en tus pies. Eres tan fuerte que hiciste llorar a mis ojos, a mi carne y a mi memoria, se derramaron las lágrimas que traía guardadas, atoradas en el hastío de los años de esta vida y de las otras. Tu fuerza es un remolino que ha llegado sacudiendo mis mares, roto cadenas, desintegrado pensamientos. Por ti el roble puede doblarse, pero no lo ves, tú no lo ves.
Y si quisieras regalarme algo, que sea la mirada de tu alma, tus ojos, y si quisieras regalarme flores, no, mejor regálame un poco de tu fuerza, ésa que asusta a mis recuerdos que deben quemarse y beberse, y es que por ti, cariño, por ti puedo sentir que transmuto con tu fuerza a la libertad.
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