Hoy quisiera romper este cuerpo mío e ir hasta donde estás.
El día me ahoga en el mar de tu recuerdo.
Quisiera con mis pies tocar tu misma tierra en la que te has postrado, caminar tus pasos, desnudarte de la piel y de tus pensamientos para así, entonces, proclamar que eres mío.
Hoy las horas se han extendido, lento y con crueldad el tiempo me mira y yo, aún con incredulidad, mantengo mi mano extendida por si acaso tu carne ha de tocar.
Quisiera de tu voz escuchar las canciones desabrigadas que tuvieron hogar entre tú y yo, quisiera acurrucar tus dolencias entre mis manos y tu cabeza impávida en mi pecho.
Hoy me muero un poco más que ayer, hoy quiero, al abandono de los días que restan, vivirlos mirando tus ojos.
Hoy quisiera esconderme entre tu cabello, dentro, muy dentro de ti, donde el ruido de la realidad no se escuche, tan abrigada bajo tus pestañas que tus parpadeos maten al dolor.
Quisiera que tus deseos sean más fuertes que tus demonios, que no detuvieras tus pies si se trata de llegar a donde estoy.
Hoy lanza a tus fantasmas al fuego, quiero verlos arder hasta que sean cenizas y soplarlos para no volver a saber de ellos.
El aquelarre se acerca, en la noche donde las brujas danzan desnuda tu cuerpo.
¿Has derramado licor en la hoguera? Deja vacío tu vaso para que se llene con hadas verdes y en tus sueños mi nombre se repita como un llamado.
Las sombras de tu rededor se hacen altas, ¿oyes las voces? Te estoy gritando.
¿No te has cansado de bailar con el diablo? Él no para hasta que tus pies sangras y esconde el camino para que vuelvas a casa, pero si te arrastras tan solo un poco más, deja tus huellas para que te pueda encontrar.
Nunca llames a una puerta si no te vas quedar porque sobre la mesa se postra el pan.
Extendidas barajean el destino, ¿no quieres descansar? Aquí en mi labio bebe ¿o acaso buscas otro manantial?
Quisiera saber cuál de todas las verdades es tu verdad, y que si me quieres, que si me quieres de verdad, marques cruz a tu pasado y en mi hálito vengas a morar.