Tuvo de Nila, la mujer que lo parió, su galopar y su fuerza; de María, cuyos senos lo nutrieron, el canto de la culebra; y de la tierra, dos ceibas. Tal es la herencia de don Guillermo Cházaro Lagos que da tema a la segunda carta musical que le dirige Arantxa Peláez Cházaro a su abuelo para conversar con él, a diez años de su muerte, sobre los temas que no pudieron tocar: aconteceres actuales, preguntas que quedaron atoradas en la garganta, disensos; un cúmulo de pendientes que, transfigurados en música, llegarán a don Guillo a lo largo de este año.
La primera misiva, publicada en marzo, es la narración rapera de la leyenda del Rey Sol, uno de los manuscritos que dejó don Guillo en una serie de libretas que recuperó su nieta y que ha usado de soporte para el epistolario dirigido a la eternidad.
La Carta 2: María Mulata Azabache, además de un puente intergeneracional, entabla una complicidad de voces decimistas —la del abuelo y la de la nieta— para honrar a la nodriza llanera, flor de los pastizales, cuyos pechos nutrieron al abuelo de primavera. Hay también una confabulación de lenguajes de origen africano —la décima sotaventina y el rap— para construir una narrativa novedosa que enlaza tradición y modernidad. La métrica rigurosa y la libertad discursiva se toman de la mano para entregarnos una pieza en la que la memoria es desempolvada y revestida con una capa de frescura. En María Mulata Azabache, el encuentro de los opuestos se resuelve en una conciliación que da por resultado un fruto recién nacido impregnado del sabor de sus raíces.
Diez cartas para mi abuelo es un proyecto independiente que no cuenta con apoyo económico alguno, para financiar la tercera carta, Arantxa ha promovido una rifa, en la parte inferior dejo la información; antes, conozcan la segunda carta, la disfrutarán.
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Guillermo Cházaro Lagos, pájaro cantor
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