Por años (y esto por sabido hasta me lo debería callar), el verdadero presidente del PRI nacional, del PRI en los estados y en los municipios, lo fue el Presidente de la República en turno; emanado del PRI naturalmente. Y era el Presidente quien decidía quién sería gobernador, senador, diputado, alcalde y por supuesto su sucesor. Por algo le decían “El Primer Priista del País”.
¿Cuál era el papel de los líderes nacionales de ese partido? El de meras figuras decorativas a las órdenes del señor Presidente.
Con la llegada del PAN al poder entre el 2000 y el 2012, las cosas cambiaron y quienes eligieron a los candidatos (a senadores, diputados, etc.) fueron los gobernadores. En Veracruz Miguel Alemán escogió como su sucesor a Fidel Herrera; Fidel escogió a Javier Duarte y así nos fue.
En esos doce años los líderes nacionales del PRI siguieron en su papel de floreros, sólo que a expensas de los mandatarios estatales de quienes recibían sugerencias, indicaciones e incluso órdenes.
Cuando Alejandro Moreno Cárdenas “Alito” llegó a la dirigencia nacional del tricolor en agosto anterior, nadie daba un cacahuate por su liderazgo en un partido fracturado y vapuleado. Pero a partir del lunes anterior las cosas serán de otra manera.
El Consejo Político Nacional del PRI aprobó cambios a sus estatutos que eliminan la postulación de candidatos presidenciales externos y estableció candados para impedir la fuga de candidatos a otros partidos.
En los candados hay cosas interesantes, por ejemplo, establecen que cualquier militante que quiera ser postulado a un cargo de elección popular deberá mostrar “lealtad pública” a los documentos básicos del PRI. También implantan la obligación de solicitar “licencia provisional al ejercicio de su militancia” a quien acepte un encargo de un gobierno emanado de otro partido. Los candidatos plurinominales firmarán una carta en la que se comprometen a pedir licencia al cargo si una vez que resulten electos renuncian al partido o al grupo parlamentario.
Estos candados evitarán que a los candidatos ya elegidos les dé el síndrome del trapecio. Y ojo, las reformas fortalecen al presidente del PRI en la designación de candidatos, con lo que Alito ejercerá su poder estatutario. Es decir, no será una figura decorativa a las órdenes de los gobernadores de su partido.
¿Cómo queda el PRI de Veracruz?
El líder estatal Marlon Ramírez casi de inmediato fijó su posición: “Le refrendamos el compromiso al Comité Ejecutivo Nacional para que tome las mejores decisiones, para que nosotros en Veracruz, que nos estamos preparando, que estamos reconformando al partido, que estamos refundándonos desde la base, podamos ser capaces de ir con un solo timón, una sola guía”.
No desaparecerán los comités estatales y tampoco los municipales. Y menos en el caso de Veracruz donde hasta ahora se han renovado las dirigencias en 149 municipios.
Adversarios de Marlon, que no quieren verlo donde está, echaron a volar la especie de que se había ido por la libre y negociaba alianzas con otros partidos a espaldas de la dirigencia nacional. Pero al tocar el tema con el Secretario de Comunicación Institucional del CDE del PRI en Veracruz, Ramón Alberto Reyes Viveros, me dijo textual: “Quién crea que nosotros estamos negociando con el PAN o con el PRD a espaldas de nuestro líder nacional Alejandro Moreno, está más equivocado que aquellos que pensaban que la tierra era plana”.
En estos tiempos que corren sólo los partidos de nuevo cuño irán solos, los demás tendrán que ir en alianza si desean aspirar al triunfo. No hay de otra.
En ese sentido el PRI se convertirá en un partido bisagra muy importante. Si va con Morena no tendrá ningún problema para ganar aunque pedirá (me lo dijo una fuente cercanísima al tricolor), que salga de esa alianza el Partido Verde.
Si va con el PAN esta alianza se convertirá en una poderosa fuerza. Pero si Miguel Ángel Yunes Linares decide regresar a la querencia y jugar con el PRI ¡aguas! Entonces sí, que el PAN le diga adiós a sus aspiraciones políticas.
A pesar de que dicen que el choleño anda en Venecia, lo cierto es que no se ha ido de Veracruz y está moviendo sus piezas. Una de ellas es el PRD donde el dirigente es Jesús Alberto Velázquez Flores, pero el que manda es Rogelio Franco Castán que irá a donde Yunes Linares se lo pida. Y no hay que olvidar que media militancia panista sigue sintiendo cariño por el ex gobernador.
Aún no comienza formalmente el proceso electoral pero el partido tricolor mueve sus piezas y vela sus armar para librar la contienda electoral más grande, competida y reñida en la historia de nuestro país.