Naolinco, Ver.- Por las calles empedradas de Naolinco, en absoluto silencio, cientos de familias acompañaron el féretro blanco de Reyna Isabel de 12 años hasta la iglesia de San Mateo Apóstol, después hasta el panteón municipal.
No todos pudieron ingresar al panteón, porque en el portón principal se encontraban seis policías municipales para restringir el paso por las medidas sanitarias del Covid-19. De las más de 500 personas que llegaron para despedir a Reyna Isabel, sólo pudo ingresar el 10 por ciento, entre ellos sus familiares.
El resto de los acompañantes, se quedaron en la calle, en espera la familia de Reyna Isabel, su padres Rey y Olga Lidia y sus dos hermanas sepultaran a la pequeña asesinada el domingo.
Reyna Isabel era conocida en el pueblo. Vendía pan con su madre en una popular esquina en Naolinco. Ayudaba a hacer las cuentas de la venta del pan que su familia horneaba en leña y salía a vender en canastas de casa en casa.
La niña fue criada entre bultos de harina, azúcar, troncos de leña, colorantes, huevo, y lo que se necesitará para elaborar pan, también fue enseñada a venderlo, a contar las piezas, a despachar al cliente, a cobrar y dar el cambio.
Lo que paso con Reyna Isabel es poco claro para los pobladores, se sabe que la niña recibió un mensaje alrededor de las 2 tarde del sábado por una red social, le dijo a su madre que iba a un mandado, y fue hallada muerta al día siguiente. En el lugar donde fue encontrado el cuerpo de Reyna, se llega caminando unos 30 minutos desde el centro.
Entre los matorrales se asoma una veladora y dos flores, es el punto donde se halló el cuerpo, a unos 30 metros de un puente colgante y una casa abandonada. El lugar es solitario, aunque hay casas a uno 100 metros.
En Naolinco, famoso por su trabajo en piel, su comida, su cascada, los lugareños no dan crédito al asesinato a Reyna. Tampoco conocían al joven de 15 años detenido hasta el momento, y a quien acusan de ser el principal sospechoso.
En la iglesia de San Mateo Apóstol, el sacerdote Andrés Hernández Solano encargado de oficiar la misa de cuerpo presente de la niña Reyna Isabel, pidió “Justicia Social”, y que se acaben los atropellos a los derechos humanos cómo el que arrebató la vida a una niña.
Al féretro color blanco que cobijó a Reyna Isabel fue colocado hasta enfrente del altar, y encima le pusieron una muñeca nueva en su caja color rosa, y pétalos de rosa.
El padre de la víctima, Rey Márquez, conocido en Naolinco por ser un hombre dedicado a la elaboración y venta de pan, estuvo al lado de sus otras dos hijas, con edad de 18 y 8 años, hermanas de Reyna.
En la misa no pudo estar la madre de familia, Olga Lidia porque se encontraba en Xalapa, para atender los trámites legales de la denuncia interpuesta en la Fiscalía General del Estado (FGE) por la desaparición de Reyna el día sábado 04 de julio y encontrada sin vida el domingo 05 de julio.
Al término de la misa, el sacerdote expuso “mis sinceras condolencias para la familia, para sus papás, sus primos, pidiendo a Dios por su eterno descanso, pidiendo a Dios también para que haya justicia social en este mundo, sobretodo los atropellos contra los derechos humanos, especialmente contra la victima…(SIC)…Gracias a toda la gente que acompaña a la familia en su dolor”.
Acto seguido, la tía de Reyna pidió a las familias presentes, que esperaran unos momentos porque no podían dar salida al féretro hasta que llegara la mamá de la niña.
“A nombre de la familia Márquez García les agradecemos por habernos apoyado en los momentos que más necesitamos, y también pedirles que esperen un momento, la mamá viene llegando de Xalapa, cómo ustedes saben la niña fue asesinada, ahorita viene llegando de la Fiscalía, no tarda en llegar para que la llevemos al panteón” explicó la tía.
Después de tres minutos llegó Olga Lidia y fue directamente al féretro y luego hacia el sacerdote, para exponerle que le habían matado a su hija Reyna.
Los hombres que estaban dentro de la iglesia cargaron el féretro de Reyna, y atrás caminaron su papá, su mamá, sus dos hermanas, tíos, tías, y ex compañeros del sexto grado de primaria, y en silencio se encaminaron hacia el panteón.
AVC