Para mi hija Isabel
Desde marzo se encerraron en sus casas, dejaron de estar con amigos y amigas, dejaron de ir a los parques, al cine, a la plaza, a la escuela, dejaron de ver y abrazar a sus abuelos, primos, tíos, a veces hasta a sus hermanos o padres. La pendemia les cayó, como a todos, inesperada y sorpresivamente como un balde de agua fría a los niños, niñas y adolescentes. Ahora, en estas fechas ya de julio ellos y ellas están en sus graduaciones de fin de año, de fin de ciclo, primaria, secundaria, prepa.
Hoy precisamente mi hija Isabel se gradúa de secundaria. La ceremonia será virtual. Con su uniforme escolar estará sentada frente a una computadora, ella sola y en todo caso acompañada, a la distancia prudente, por nosotros, su mamá, papá, hermanos. Sus compañeras y compañeros, sus maestros, y directivos de la escuela, del otro lado de la pantalla, cada quien desde sus casas, en las pantallas de tabletas, celulares o computadoras.
Toda nuestra generación recordaremos esta epidemia mundial que cambió todo, pero estos adolescentes que interrumpieron su vida “normal”, que ahora también adolecen de este tiempo, de este momento interrumpido, recordarán de manera quizá graciosa, quizá anecdótica, quizá frustrante, los meses que en el año 2020 tuvieron que graduarse de manera virtual recibir sus diplomas con cubrebocas y caretas, felicitar y abrazar a sus amigos y amigas desde ese abrazo deseado, anhelado, pero no dado.
No tuvieron el viaje de graduación, ni mucho menos el gran festejo, la fiesta, el baile, ni música, ni la foto de generación, por lo menos no juntos. No tuvieron sus primeros tragos ni el primer beso durante o después de la graduación. No tuvieron el vestido o el traje, para verse y ver a los demás en su mejor momento y elegancia, la primera vestimenta formal de sus vidas. No vivieron la emoción de la preparación, de querer llegar y que las y los vieran, guapos y guapas, despampanantes, arrojados, contentos, felices. No pudieron desvelarse hasta la madrugada con sus compañeros de clase a lo largo de uno, dos, tres años. Los padres sin poder desvelarse tampoco acompañándolos, junto a ellos y ellas, como pocas veces juntos te puedes desvelar con tus hijos festejando su graduación de secundaria o prepa.
Este julio de 2020 lo recordarán todos y todas ellas. La generación del Covid. Las niñas y niños del Covid. Miles, millones de jóvenes que ahora, en estas fechas no pudieron tener su graduación, sus birretes aventados al aire, su foto de generación, su baile, su fiesta. Por eso merecen una doble felicitación.
Hoy a las cinco de la tarde estaré a dos metros de distancia de mi hija de 15 años recién cumplidos, viéndola graduarse de secundaria. La estaré acompañando para felicitarla por su esfuerzo y logro, por sus estudios que en los últimos cuatro meses se volvieron a distancia desde su casa. Como miles y millones de papás y mamás aquí en Veracruz, en el país y en el mundo entero, orgullosas de ellas y ellos, y deseando que en este mundo nuevo les vaya bien, les vaya mejor.
Cada época tiene sus retos. Cada final de catástrofe, guerra, tragedia, epidemia, presagia un mundo nuevo, nuevas oportunidades, nuevos renaceres. Estos niños y niñas del Covid, renacerán con este aprendizaje, navegarán su niñez o adolescencia con esta experiencia. Pero en este caso, ellos son los que más tiempo tienen, más formas, más oportunidades de elegir su futuro. Un futuro que estará impregnado, acompañado, improntado por este año, por estos meses de distanciamiento, de confinamiento, por este mes sin fiesta, ni viaje ni foto de graduación.
A ellos y ellas les tocó, a todos nosotros nos tocó este año de dejarnos de abrazar, de dejarnos de tocar. Pero no faltan las ganas de hacerlo, no faltan las ganas de abrazarlos y de congratularse por ellos y ellas. Felicidades Isabel por estos quince años, felicidades por este año, por tu secundaria, por tu vida. Felicidades a tus compañeros y compañeras de generación. Felicidades a los miles de niños y niñas xalapeñas y veracruzanas que se gradúan.
En medio de este pesar y de la tristeza de muchos por perder a sus seres queridos. En medio de esta distancia, y de este crepúsculo o de este amanecer. En medio de este sorprendente y sorpresivo año. Reciban un gran “¡¡bravo!!” y un abrazo estos niños y niñas del Covid.