En esta segunda parte de la conversación, Diana Peña nos habla de su formación en el terreno de la difusión cultural, y de la construcción y el desarrollo del Festival Internacional Colima Jazz.
Promover para conmover
Mucha gente decía: la novia de Pibe puede hacer el programa porque él es músico y es el que sabe de jazz. En 2009, Pibe se fue a estudiar a Guadalajara, me quedé sola con la responsabilidad del programa y empecé a buscar mi mi voz dentro de esta música y dentro de la promoción de esta música. Una amiga me decía está bien que estés en lo que te gusta, pero hay que estudiar; entonces empecé a estudiar un diplomado en gestión cultural a distancia con esa visión de formar públicos para el jazz a partir de la gestión cultural. Empecé a organizar conciertos pequeños que sorprendían porque llenaban; cuando pedía un espacio para hacer un concierto de jazz, nada más se reían y decían bueno, ahí va otra ingenua, lo va a intentar; pero me apoyaban y la gente iba a los conciertos. Con esas herramientas iba construyendo, estaba muy entusiasmada dentro de la gestión. Así fui diseñando estos conciertos y quedaban muy bien, los músicos de Colima que participaban quedaban contentos porque yo los atendía como lo que son, músicos profesionales; con la logística, con el catering, con la publicidad, con el pago.
El primer músico que me habló para que lo apoyara fue Vico Díaz, es de Colima pero acababa de llegar de Boston y quería tocar en Colima. Hace poco encontré unas notas de ese concierto y dije qué ñoña, porque estaba súper construido; estaba el cronograma, el orden del día, el itinerario, las fechas, todo; y el día del concierto se llenó el foro en el que lo hicimos.
A partir de esos conciertos di cuenta de que sería bien interesante replicar lo que estaba pasando en Xalapa y en diferentes partes del país: en Guadalajara, en Ciudad de México, en Monterrey, en Torreón, donde me había tocado ver algunos conciertos de Nicolás Santella.
Después estudié la maestría de gestión cultural en línea; desde que entré, en 2010, tenía la esperanza de construir un festival de jazz en Colima, incluso ya me soñaban mis compañeros y mis compañeras de la maestría porque decían Diana va hablar otra vez de jazz; de hecho les caía muy gorda al principio porque creían que yo pensaba que el jazz es de élite y que si no escuchas jazz estás mal, pero creo que poco a poco les ayudé a romper esos estigmas porque escuchaba algo y me decían ¿a poco esto también es jazz?, y les respondía pues sí, es que es para todos, el jazz es como la comida, como la cultura; es muy diverso y tiene una etiqueta muy grande, pero es como un árbol, tiene muchas ramas y puedes agarrarte de la que más te guste, lo importante es que abras tu panorama y tu mente y tu corazón como yo lo abrí en su momento y me cambió la vida, y siempre he creído que le puede cambiar la vida a alguien más.
La vida es un festival
En 2011, estaba a punto de terminar la maestría. Pibe había ganado una beca de la fundación Tónica, lo seleccionaron para formar parte del Ensamble Tónica que iba a dirigir Brian Lynch. Tom Kessler estaba lanzando su proyecto de octeto, Pibe y Tom vivían juntos en Guadalajara, obviamente Tom y yo nos conocíamos y me dijo oye, Diana, quiero tocar allá, ¿cómo ves?
Ese año nos invitaron al festival Ejazz de Puebla, allí conocimos a Melissa Aldana y me dijo dijo oye, Diana, yo quisiera ir a Colima, quiero seguir tocando en México. Todo se fue dando, se fueron abriendo las puertas de manera natural. Presenté la propuesta en la radio, la aceptaron y así se hizo la primera edición del Festival Internacional Colima Jazz, y a la gente le gustó mucho.
Después se hizo en 2012 y en 2013. El festival se organizaba en junio para celebrar el aniversario de la radio, pero yo tuve a mi hijo en mayo de 2013 y me esperaron a que estuviera lista, el festival se realizó en agosto pero fue bien intenso porque ya era mamá, tenía que amamantar, tenía que cuidar a mi hijo y, obviamente, ya no podía estar cuidando todos los detalles al cien por ciento.
Después hicimos una pausa, no se realizó en 2014 ni en 2015, sin embargo seguía abierta la posibilidad. Antonio Malacara me había buscado para que escribiera sobre el panorama del jazz en Colima, fue una gran experiencia porque pude hablar de la escena del jazz en Colima, no mencioné este camino ni este recorrido, no tengo claro por qué.
El café Uno, dos, tres cerró en el 2010, pero creo que fue muy importante ese gran camino que fueron abriendo Beatriz Torres y Bindu Gross, y todo eso está reflejado En el Atlas del jazz en México.
En el festival siempre ha habido la idea de que haya presentaciones de libros, exposiciones, que se hagan homenajes a los músicos de Colima. El Atlas del jazz en México salió en 2016, ese año se volvió a organizar el Festival Internacional Colima Jazz, invitamos a Antonio Malacara y vino a presentarlo.
Se volvió a hacer en 2017 y en 2018, el año pasado no se hizo, este año teníamos la intención de retomarlo pero, por obvias razones, no se va a realizar, sin embargo la página está vigente.
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Actualmente, Vibración Azul pasa de lunes a viernes de tres a cuatro de la mañana y luego se repite de nueve a diez de la noche. En Colima puede escucharse por la frecuencia de 94.9 y en otros lugares por Internet en la página de la Universidad de Colima.
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