Desaparecer el Fideicomiso del Fondo Ambiental en Veracruz podría dejar a la deriva proyectos de conservación, restauración ambiental y desarrollo comunitario, que benefician a los sectores más vulnerables de Veracruz en medio de la pandemia de Covid-19, coincidieron en señalar organizaciones civiles.

El Fondo aprobó 27 proyectos para financiar en el 2020 por más de 15 millones de pesos, la mayoría son pequeños proyectos para la conservación de bosques, aguas, suelos, manglares, o proyectos para fortalecer la producción sustentable en comunidades de varios municipios.

Sin embargo, el reciente decreto del gobernador, Cuitláhuac García ordenó la desaparición de este y otros siete fideicomisos.

Es el caso del Fondo Ambiental (FAV), cuenta con recursos de 112.3 millones de pesos. La aportación estatal para el FAV es del 60% del total de la recaudación de la venta de certificados holográficos para el centro de verificación vehicular.

El decreto de extinción aclara que desaparecerán los fondos sin estructura, y aquellos que carezcan de interés público y social.

Pero a la fecha los beneficiarios de estos proyectos ambientales, no han tenido una comunicación oficial para informar claramente el status del fideicomiso.

Ximena Ramos, del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, advierte que existen causales para no desaparecer el FAV, pero preocupa que no haya claridad en las reglas para su extinción.

“ Nosotros consideramos que el fideicomisos si atiende al interés público y social que es el medio ambiente y justo una forma y mecanismo para garantizar el derecho es este fondo.

Junto con otras organizaciones sociales y ambientales han iniciado una petición formal para que este fondo no desaparezca. Enviaron una carta a la Secretaría de Finanzas, a la Secretaría de Medio Ambiente y al Gobernador, pero no han obtenido respuesta.

Entrevistados por AVC Noticias, organizaciones civiles advirtieron que este fondo ha sido un ejemplo nacional del manejo de recursos de la verificación vehicular y a diferencia de otros, su uso está vigilando por una estructura ciudadana.

El plan del gobierno es desaparecer el fideicomiso para regresar el dinero a la estructura de la dependencia encargada -que podría ser la Secretaría de Medio Ambiente-, pero en opinión de las organizaciones esto puede ser un riesgo y que el dinero se use de forma discrecional y en proyectos que no estén vinculados a la defensa ambiental.

Desaparecer el FAV es echar por tierra un fondo que si funciona

Tajín Fuentes, de la organización Sendas AC, dijo que los proyectos del fondo son de largo aliento, que pueden ser planeados por varios años para generar transformaciones de en las comunidades.

En su caso, gestiona un proyecto de conservación en la cuenca del Pixquiac que abastece el 40% del agua a Xalapa donde participan más de 600 familias y beneficia a 200 mil personas.

Advierte que el fideicomiso tiene un diseño con una estructura que justamente busca la gobernanza y transparencia. “Si se desaparece el FAV se está echando por tierra una buena experiencia veracruzana de manejo transparente de recursos a partir de una estructura de gobernanza y se corre el riesgo de que los recursos en el futuro carezcan de controles para su vigilancia”.

El proyecto de sendas AC es tripartita con participación del gobierno federal y municipal. “ En nuestro caso hay un convenio formal, sí el FAV es extinguido y no hacen su aportación, no solo incumplen un contrato con Sendas , sino un convenio obligatorio con otros gobiernos”, dijo.

Gabriela vazquez de la organización Asesoría Social Productiva AC, realiza un proyecto para la conservación de la biodiversidad de tres cerros para contribuir al desarrollo de comunidades indígenas en Chicontepec.

Contó que en su caso, en la zona de la huasteca donde trabaja, se buscan alternativas desde lo local para necesidades puntuales de las comunidades, en su opinión no será una política nacional la que va a resolver los problemas.

Señaló que ahora tienen un contrato vigente para financiar proyectos para la conservación de medio ambiente en la región, que pasa por una fuerte temporada de sequía, y hay incertidumbre sobre qué es lo que va a pasar.

Gabriela Vázquez, dijo que este fideicomiso da certeza de que el recurso va para proyectos ambientales. “ La desaparición del fondo deja incertidumbre si los recursos sigan siendo destinados a temas ambientales, porque podrían diluirse e incluso ser destinados a propuesta que no cuiden el medio ambiente, en lugar de avanzar, estaríamos retrocedieron”.

Por su parte, Olga García, de la organización Conecta Tierra, realiza el proyecto de fomento a los cafetales agroecológicos para el fortalecimiento de la justicia social, económica y ambiental del territorio en su segunda etapa, en su proyecto participan 450 personas y 25 promotores comunitarios.

Advierte que la mayoría de los proyectos del FAV han influido en la conservación, desarrollo de comunidad y suelen tener continuidad, para ver resultados de largo aliento en una región, todos en comunidades de alta marginación donde difícilmente llegan otro tipo de programas estatales o federales.

“Nos preocupa que desaparezca este fondo y consigo los proyectos sobre todo en temporada de pandemia, son comunidades que ahora viven una crisis importante por el tema del confinamiento, antes salían a trabajar a las ciudades pero eso ya no lo pueden hacer”.

Contó que la pandemia también ha traído a esta comunidades desabasto de alimentos y aumento de precios en productos básicos, por lo que seguramente después de la pandemia, las regiones quedarán aún más empobrecidas.

“ La desaparición del FAV llega en un momento crítico, donde más que nunca es necesario conservar el agua, y los servicios ambientales, entonces desaparecer el fideicomiso sería un error gravísimo”

Gabriela Guzmán Gómez, de Estudios Rurales y asesoría Campesina AC, quien trabaja un proyecto de conservación de suelos y manejo agroecológico del cafetal en comunidades de la cuenca de La Antigua, coincide en que difícilmente los programas de gobierno llegan hasta las comunidades y ven la problemática real y específica de las comunidades.

“ El que el fondo desaparezca puede traer repercusiones muy serias para las zona cafetaleras, sin asesoría podría ser que cambien uso de suelo con resultados ambientales graves”, consideró.

Edith Carrera y Francisco Gómez son parte de la organización Selva del Toztlan AC lideran un grupo de meliponicultores en la región de los Los Tuxtlas que beneficia a 16 comunidades de seis municipios y coincide en que es necesario que las organizaciones puedan opinar sobre la desaparición del fondo.

“ Estamos preocupados porque en el decreto que habla de la extinción decía que era para fideicomisos sin estructura, y el fondo ambiental si la tiene, por eso tenemos dudas, nos hace falta información más directa”, opinó.

Susana Rocha, de la cooperativa del faro de zapotitlán, realiza un proyecto de ecoturismo en los arrecifes de Los Tuxtlas , con la finalidad de diversificar los ingreso de pescadores.

En su opinión el fondo promueve el desarrollo sustentable, en proyectos de largo aliento en las comunidades indígenas de alto rezago, “ Si desaparece, las organizaciones no podremos seguir apoyando estos proyectos”.

Alertó que la desaparición del fondo se suma al recorte de presupuestos ambientales en el estado, en medio de la pandemia que exige más que nunca la conservación medio ambiental.

“Si no cuidamos los recursos como el suelo y el agua no habrá cómo producir alimentos para todo el planeta”.

Las organizaciones han preguntado a los supervisores técnicos por el status de fondo, pero tampoco han recibido respuesta.

Para ellos es inviable que una dependencia como Sedema pueda continuar o siquiera supervisar los proyectos, “ Sin el seguimiento de las organizaciones civiles, es difícil que los proyectos continúen, porque no hay personal, ni capacidad técnica, lo que dejaría vulnerable a las comunidades”, señalaron.

AVC/Flavia Morales

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