Aunque presume una gran cercanía y “amistad personal” con el presidente López Obrador, Gonzalo Vicencio Flores, Secretario general de Morena en Veracruz, cometió el gran error de promover entre su esposa Guadalupe Argüelles Lozano, ex Secretaria de Trabajo y Previsión Social de Veracruz, una de las prácticas más repudiadas por el mandatario nacional, “el influyentismo”.
El discurso contra el “influyentismo” ha sido uno de los que más ha marcado la agenda mediática de AMLO, quien prohibió el uso de su nombre y el del gobierno; emitió un memorándum para evitar esta práctica en la Administración Pública Federal y ha dicho que el pasado neoliberal estuvo cargado de “influyentismo corrupto”.
Al inicio del sexenio veracruzano, como pareja de la recién nombrada Secretaria del Trabajo, Guadalupe Argüelles Lozano, Gonzalo Vicencio Flores le habría recomendado que incrustara en la nómina a los hijos del matrimonio que tuvo con Rogelio Cárdenas, un abogado litigante de la zona norte.
En febrero de 2019, en la nómina de la Secretaría de Trabajo acomodó a su hija Quetzalli Cárdenas Argüelles; a su yerno Jonathan Antonio Martínez Zamora; a sus hermanos Nahúm Argüelles Lozano y Juan Argüelles Lozano y a su sobrino Adair Aguirre Calte.
Aunque en un principio negó esta designación, un audio que circuló en redes sociales la descubrió de cuerpo entero, defendiendo a su hija: “Esta semana tomé la decisión de nombrar en el área de Amparos, a la licenciada Quetzalli Cárdenas Argüelles. Quiero informarles que ella es una mujer que también reúne los mismos requisitos que todos ustedes para obtener un empleo y pasó los tres filtros que nos pidió el Gobernador: es honesta, tiene perfil y participó de manera destacada para que se diera el cambio verdadero”.
Sin embargo, no aguantó la andanada mediática, reculó en la designación y literalmente fue salvada por el gobernador Cuitláhuac García, quien, cuentan, la invitó en lo personal a buscar acomodo profesional de su hija en otra área de gobierno.
Y ahí, a su lado siempre, presentándose algunas veces como asesor y otras como “amigo personal del presidente López Obrador”, estaba Gonzalo Vicencio Flores, Secretario General del Morena en Veracruz y ya, a estas alturas, fallido aspirante a la dirigencia estatal de este partido.
La salida de Guadalupe Argüelles del gobierno estatal fue impulsada por el escándalo que se generó a raíz de que su hijo, Rogelio Efrén Cárdenas Argüelles, fue detenido en Chicontepec con droga y en un vehículo del Gobierno del Estado de Veracruz.
No hay que olvidar que este municipio es gobernado por uno de los enemigos políticos de Gonzalo Vicencio Flores, Pedro Adrián Martínez Estrada, hijo a su vez del ex diputado local Francisco Martínez, preso en el Penal de Pacho Viejo, acusado de haber secuestrado al morenista.
Pues así, a pesar de su “inmensa cercanía” con el presidente de la República, lo que siempre presume, Gonzalo Vicencio Flores no pudo frenar las huestes panistas de esa demarcación, quienes detuvieron al cachorro de su pareja e hicieran que rodara la cabeza de la Secretaria Argüelles Lozano.
Una llamada del alcalde Pedro Adrián Martínez a Rubén Hernández, abogado de Joaquín Guzmán Avilés, detonó el linchamiento mediático y todo, porque a la familia Argüelles Lozano y Vicencio Flores, se le salió de control el “influyentismo” que pusieron en práctica desde el inicio del gobierno.
Hizo bien el gobernador Cuitláhuac García Jiménez al aceptar la renuncia, porque la presencia de Guadalupe Argüelles Lozano en el gabinete era insostenible.
Ahora, Gonzalo Vicencio Flores tendrá que cargar con ese estigma y olvidarse de la dirigencia estatal de MORENA, porque ya hasta el Presidente tiene el reporte en su escritorio de que este hombre cayó en la tentación de las viejas prácticas que tanto daño le hicieron al país.
¿Cómo explicará ahora que su familia lucró con el presupuesto público hasta al grado de utilizar vehículos oficiales –con el tema de la droga incluido–?
@luisromero85