En la Muestra de Cine Hecho en Veracruz que organizó el Ágora de la Ciudad a principios de año, se presentaron dos documentales realizados en Jalcomulco. Estaban firmados por Espora Producciones, pero fueron presentados por León Felipe Mendoza Cuevas. Me acerqué a él para pedirle que me hablara de su trayectoria personal como cineasta y de la génesis, la formación y la labor de Espora Producciones. Como la de Toto, el personaje de Cinema Paradiso, la historia de León Felipe comenzó en el cine pueblerino de la infancia.
Verso la vita
Yo soy de San Miguel de Allende, Guanajuato, ahí es donde pasé más tiempo de mi vida y ahí está mi familia. Mi papá es teatrero y mamá, bailarina, entonces, siempre estuve en ese ambiente; en la prepa estuve en una compañía de teatro de jóvenes. Mi papá administraba un teatro que, en algún momento, también era cine, la mayoría de los que iban eran estadounidenses pensionados, hay muchos en Miguel de Allende. Desde ahí me empecé a interesar en el cine, también porque iban a rodar muchas películas americanas a San Miguel y me gustaba ir a asomarme, incluso, un par de veces la hice de extra, me daban cien o doscientos pesos y aparecía un ratito en la película.
Xalapa
Después me vine a Xalapa estudiar antropología, me distancié un poco de la parte del arte y me enfoqué en la cultura pero más desde una reflexión académica. Cuando estaba estudiando en la Unidad de Humanidades, en algún momento empezó a ponerse muy difícil la situación aquí en Xalapa, estaban muy activos los movimientos sociales y estudiantiles, y un grupo de amigos empezamos a ver la necesidad de documentar y de registrar, tanto para denunciar como para defendernos. Pensamos que era necesario difundir porque nos dimos cuenta de que había un montón de versiones y realmente pocos sabían lo que estaba pasando, inclusive, ni siquiera nosotros. Me refiero a la inseguridad y a la represión del Estado cuando estaban Duarte, Zurita y toda esta gente. Aparentemente ya se dio carpetazo, pero desde que Peña Nieto asumió la presidencia hubo una represión sistematizada en todo México que podríamos decir que culminó con lo de Ayotzinapa como un hecho demasiado violento y evidente, pero también se dieron los asesinatos de Rubén [Espinosa] y Nadia [Vera], y hubo muchas agresiones físicas a estudiantes.
Sentíamos que la cosa estaba muy dura, de alguna manera éramos parte de los movimientos sociales, pero vimos había muchas posturas y pensamos que una postura más o menos neutral era documentar lo que estaba pasando, así podíamos poner los distintos puntos de vista, además de que en las ciencias sociales, y en general, en las ciencias, lo que se produce, lo que se reflexiona difícilmente llega a la población común, creo que la parte en la que más flaquea la academia, o la ciencia, es en la divulgación, entonces, por una parte vimos esta cuestión de la denuncia, del registro de lo que estaba pasando, y por otra parte, la divulgación científica de lo que se estaba dando.
Miradas grabadas
En Antropología tomamos una materia que se llama Sociología Audiovisual, la imparte Gualberto Díaz, quien trabajó mucho tiempo con los zapatistas y en distintos de movimientos sociales por medio del video. Con esa materia, este grupo de amigos con intereses comunes nos empezamos a interesar en el audiovisual y empezamos a trabajar, hicimos un primer documental sobre una situación muy particular que se daba en Humanidades, después hicimos un documental sobre la Reforma Educativa, los movimientos que causó y una reflexión más profunda sobre la educación pública y sobre todo a lo que estaba atentando toda esta serie de reformas que hizo Peña Nieto en su momento; pero la formación más técnica, el manejo de cámaras y todo eso fue muy poquito a poquito porque, para empezar, no teníamos equipo, ahorita ya todos los celulares tienen cámaras decentes, en ese momento ya había pero era mucho menos, yo me aventé toda la carrera sin WhatsApp, por ejemplo, ahorita es impensable estar sin WhatsApp (risas).
Miradas alternas
No teníamos cámaras ni nada pero nos prestaban y poco a poco nos fuimos fogueando. En algún momento volteamos a ver a Tele UV y dijimos aquí la Universidad tiene un espacio que nos podría ayudar en nuestra formación, y decidimos hacer nuestro servicio social ahí. Fuimos y le propusimos al maestro Ferrer una serie documental que se llamaba Miradas Alternas, estaban planteados doce documentales, al final se hicieron cuatro pero encontramos mucha apertura de parte de ellos, les gustó mucho la idea, nos dijeron nadie de los chavos se acerca aquí a proponer algo, ahí está el equipo, ahí están las computadoras, si necesitan ir a algún lado, a lo mejor los podemos apoyar con transporte. Fue un apoyo que no habíamos tenido, nos dio mucho gusto y ahí nos empezamos a foguear un poco más en lo técnico. En esa época conformamos un colectivo que se llama Espora Producciones, surgió, precisamente, de estos intereses comunes que estamos platicando.
Espora Producciones
Oficialmente, creamos Espora Producciones en 2014, los fundadores fuimos Andrea Ayala Luna, David Donner Castro, Joaquín Murguía Lee, Amanda Carolina Labourdette Rodríguez y yo; actualmente, el colectivo ha ampliado sus redes de colaboración extensamente.
Al salir de la carrera, nos vinculamos con un proyecto arqueológico de la Universidad de Leiden, estaban haciendo investigación sobre alfarería arqueológica en el centro de Nicaragua, nosotros teníamos un giro más etnográfico, antropológico y audiovisual, entonces fuimos a hacer un documental sobre la alfarería contemporánea en el centro de Nicaragua; fue muy interesante esa relación con los arqueólogos. Ese fue nuestro primer trabajo ya un poco más formal, siempre con un propósito social cultural.
Como te comentaba, la situación en Xalapa de violencia, inseguridad, represión del Estado venía escalando y nosotros, al estar vinculados a eso y en la cuestión mediática, decidimos abandonar un poco la postura tan crítica, tan de denuncia; pero después de un tiempo nos volvimos a juntar y dijimos tampoco vamos a dejar de hacer lo que hacemos por miedo, por autocensurarnos, pero sí dimos un giro y más bien empezamos a voltear hacia las propuestas alternativas que hay en esta zona, nos vinculamos con distintas asociaciones como Conecta Tierra, Inana, A.C., el Centro Mexicano de Derecho Ambiental —CEMDA—, siempre con esta visión de defensa del territorio, proyectos de agroecología, educativos, de promoción de la cultura; nos fuimos por ese giro.
Creemos que el cine y el audiovisual pueden servir para comunicar y también para formar lazos y para transformar la realidad en algún punto, no creemos que sea la única vía ni la mejor, o quién sabe, pero es una muy importante. En lo personal, me gustó reencontrarme con esta parte porque me permite desarrollar cuestiones artísticas también, entonces, por una parte es la cuestión investigativa, pero por otra parte está el desarrollo artístico. Paralelamente, me empecé a vincular con proyectos de teatro, con cuestiones más de producción, por ejemplo, trabajo en algo que se llama video mapping, consiste en proyectar en distintas pantallas con un mismo proyector y lo utilizamos como recurso escénico.
Habitantes de todos los ríos, uníos
Desde que estábamos en la carrera, hicimos un acompañamiento al movimiento de Jalcomulco PUCARL —Pueblos Unidos de la Cuenca de la Antigua por los Ríos Libres—. Ese movimiento acaba de cumplir el sexto aniversario de resistencia. La empresa Odebrecht, de la que después salieron los trapitos al sol y ya se quemó pero en ese momento tenía legitimidad, tenía convenios con el gobierno del estado y con el gobierno federal e iban a imponer una presa en Jalcomulco, y el movimiento logró detener el proyecto que iba a implicar un atropello y una destrucción a todo el ecosistema y a toda la cultura que se da en la cuenca de la Antigua —hay dos grandes cuencas que rodean Xalapa, por un lado está la cuenca de la Antigua, que se llama el Río de los Pescados, y por el otro lado está Actopan—. Tuvimos la idea de empezar a trabajar por el lado de la cuenca de la Antigua, de la que Xalapa y Coatepec son afluentes. Hicimos un documental en colectivo pero lo dirigió el compañero Joaquín Murguía, fue su proyecto de tesis.
Se logró quitar la maquinaria y detener la presa, pero estos proyectos son muy persistentes, te dicen que no están haciendo nada pero realmente están esperando que flaquee un poco el movimiento, el pueblo de Jalcomulco lo sabe y hasta la fecha siguen plantados en la entrada diciendo aquí estamos custodiando, literalmente, el lugar por el que pueden entrar las máquinas, para que no haya esa intervención.
También salió a la luz que el proyecto de Odebrecht no era construir una presa, pretendían construir cien presas a lo largo de todo el río, la de Jalcomulco era la más grande pero en Teocelo, por ejemplo, también hay amenaza de presa. Es una amenaza que todavía está latente, por eso, uno de los objetivos de PUCARL es vincular a las distintas comunidades cuenca arriba y cuenca abajo para decirles miren lo que puede pasar, ahí está el proyecto, nosotros lo evitamos acá pero que no lo vayan a hacer allá porque nos afecta a todos.
(CONTINÚA)
SEGUNDA PARTE: Lo que dicen todos los ríos
VER TAMBIÉN: La próxima semana se presentará la Premier Cine del Río: Historias de Jalcomulco
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