Fernando Nicolalde Morejón, investigador y curador del herbario del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) de la Universidad Veracruzana (UV), señaló que todas las especies de cícadas de México se encuentran en peligro de extinción, a pesar de que el país es el segundo con mayor diversidad de estas plantas a nivel mundial , sólo por detrás de Australia.
“Diversos factores como la extracción ilegal, fragmentación del hábitat y cambio de uso de suelo, han puesto a estas plantas en riesgo de desaparecer”, comentó.
El investigador impartió el 12 de febrero en el Centro Recreativo Xalapeño la conferencia “Plantas endémicas en peligro de extinción”, en el marco del evento La Biodiversidad Amenazada, realizado del 17 de enero al 27 de febrero por el IIB, con apoyo de la Facultad de Biología y el Ayuntamiento de Xalapa.
Fernando Nicolalde relató que México es un país megadiverso en el que habitan 23 mil especies de plantas vasculares –que presentan vasos conductores por donde circulan el agua, nutrientes y minerales–, de las que aproximadamente 12 mil son endémicas.
Dentro de estas plantas se encuentran las cícadas; de las 320 especies que existen a nivel mundial, 55 tienen presencia en México, principalmente en los estados de Chiapas, Oaxaca y Veracruz.
El investigador explicó que las cícadas tienen una historia evolutiva de 300 millones de años, y que son poseedoras de las semillas más antiguas que existen en el planeta; en México hay ejemplares que cuentan con edades cercanas a los mil años.
Declaró que hay especies que prácticamente se encuentran al borde de la extinción, como Zamia inermis, que sólo habita en la Sierra de Manuel Díaz, cercana a la localidad de Mozomboa, Veracruz.
Enunció que estudios recientes indican que actividades antropogénicas de la región como la tala de bosque y la quema de vegetación, erradicaron al insecto que polinizaba a esta planta y que, de ser cierto esto, la especie se encuentra condenada a la extinción.
Fernando Nicolalde mencionó igualmente la situación de la especie Ceratozamia totonacorum, que habita en la sierra norte de Puebla, en zonas aledañas a la población de Jonotla.
Comentó que como los habitantes de la región –que son de origen totonaco– usan esta planta para realizar rituales y hacen uso de sus hojas para adornar los altares, lo que ha ocasionado que la gente la proteja y fomente el cuidado de su hábitat.
“Este caso específico ha demostrado que los pobladores locales pueden ser los mejores aliados para la conservación de una especie, y que involucrarlos en la protección de las cícadas puede ser una excelente estrategia para evitar su extinción”, enfatizó.
UV
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