El cinco de febrero de 1917 en el Teatro de la República de la ciudad de Querétaro, tuvo lugar la promulgación de nuestra Carta Magna, momento cúspide de la etapa reconstructiva de la nación que inició con la convocatoria al Congreso Constituyente, llevado a cabo entre diciembre de 1916 y enero de 1917 y que, tomando como base el proyecto presentado por el entonces jefe del ejecutivo, Venustiano Carranza, tuvo la transcendental encomienda de redactar una nueva Constitución.
El Congreso Constituyente estuvo integrado por doscientos diecinueve diputados; cada entidad federativa nombró un propietario y un suplente por cada sesenta mil habitantes o fracción de población que rebasara los veinte mil, sin embargo, el estado de Campeche no envió representantes. En total fueron celebradas sesenta y seis sesiones ordinarias y una permanente, además de una sesión de clausura.
Derivado del análisis de los debates que sostuvieron los diputados sobre el proyecto entregado por el primer jefe del Ejército Constitucionalista, los constituyentes han sido divididos históricamente en dos bloques principales: los carrancistas, que se caracterizaron por mostrar una postura moderada y conservadora y los obregonistas, cuyas ideas fueron más radicales.
Las aportaciones de ambos grupos dieron origen a una Constitución revolucionaria y adelantada a su época, que se convirtió en modelo para otros países y que, además, cumplió con el objetivo de volver al orden legal, después de los disturbios provocados por la lucha armada.
El Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación establece como nombre oficial “Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que reforma la de 5 de febrero de 1857”. A la fecha no existe ningún Decreto que reforme la denominación asignada originalmente.
La Norma Suprema está integrada por 136 artículos y 19 transitorios, divididos en nueve títulos; convirtiéndose en la primera Constitución en el mundo en incluir los derechos sociales, inaugurando el constitucionalismo social.
Desde su entrada en vigor, el primero de mayo de 1917, ha sufrido numerosas Reformas, que han tenido como finalidad dar respuesta a las necesidades de la nación y a la evolución del contexto internacional.
Según datos de la Cámara de Diputados, el ochenta por ciento de los artículos originales han sufrido modificaciones en un promedio de cinco veces cada uno, lo que la ha convertido en una de las constituciones más reformadas del mundo.
El instituto Belisario Domínguez del Senado de la República a través de un estudio sobre las Reformas de nuestra Ley Fundamental, señala que los artículos más modificados son: el 73 relativo a las facultades del Congreso, el 123 que hace referencia al trabajo, el 27 sobre la propiedad de las tierras y aguas, y el 89 que aborda las facultades del Ejecutivo Federal.
Nuestra Carta Magna, promulgada hace ciento tres años, legitimó y elevó a preceptos constitucionales las consignas de la Revolución, sin embargo, ha ido evolucionando para adaptarse a la dinámica social y salvaguardar los derechos de toda la población.
A pocos días de conmemorar el aniversario de su promulgación, debemos reflexionar sobre la importancia de conocer y cumplir su contenido, que como se ha analizado en líneas anteriores, es resultado de la respuesta a las necesidades de un México moderno y la base sobre la cual se ha edificado nuestro proyecto de nación.
Dra. Denisse de los Angeles Uribe Obregón
Magistrada del H.Tribunal Superior de Justicia