Este martes, durante la comparecencia del Gobernador Cuitláhuac García Jiménez ante el Congreso local no pasó desapercibido la confrontación de dos datos relevantes: un informe pormenorizado de lo que se ha hecho por el cuidado de las tortugas –y hasta de sus huevos-, y la nula información sobre el número de muertes por feminicidio.
Acaso, la referencia más cercana fue que este año se ha destinado más dinero a la Comisión de Víctimas, como si el grave problema de inseguridad en contra de las mujeres se tratara de un asunto de presupuesto.
Una vez más, el Gobernador perdió la oportunidad de hacer un compromiso contundente y de solidaridad respecto a este tema que nos coloca como una vergüenza nacional. Un fenómeno en el que la autoridad está más enfocada en conocer la vida personal de las víctimas y hacerla pública mediante filtraciones que en prevenir los ataques mortales y agresiones sexuales.
No hubo una reconciliación con sus familias ni un mensaje a la sororidad de las veracruzanas que han tenido que salir a las calles. Cuitláhuac presumió como un acto de gobierno las veces que ha tenido que acudir a ofrecer disculpas públicas, no resultado de la voluntad política sino en acatamiento a una recomendación de Derechos Humanos. En su lógica, lo relevante es que este gobierno sí lo cumplió a diferencia de los anteriores.
En su mensaje de escasos 20 minutos, Cuitláhuac no mencionó un solo nombre de casi las 150 mujeres que han perdido la vida en Veracruz, a manos de cualquiera: un familiar, su pareja sentimental o un desconocido. Nunca se refirió –pese a la presencia de la Fiscal encargada de despacho- a los casos que han sido resueltos y en los que las víctimas han tenido acceso a la justicia.
Contrario a lo que supone esta administración, el problema de los feminicidios no es una herencia política; tampoco es exclusivo de la violencia asociada a grupos criminales; acaso es un fenómeno social que se ha desbordado ante la probada incapacidad de que los responsables sean castigados.
Por alguna razón, pese a su empoderamiento, las mujeres hoy son más vulnerables que antes, lo mismo a manos de sus agresores que frente a una autoridad indolente que disfraza el problema lo mismo como violencia doméstica que señalando el fatal desenlace como consecuencia de conductas atribuibles a las propias mujeres.
Hasta el mes de octubre, el Sistema Nacional de Seguridad Pública había registrado en Veracruz 147 feminicidios, la cifra anual más alta de la que se tenga registro en el estado. Cada dos días se registra la muerte de una mujer veracruzana, no importa si ocurre en la ciudad o en alguna zona serrana, si es una joven estudiante, ama de casa o una profesionista; no importa si es soltera o tiene una pareja.
Apenas este domingo fue localizado sin vida el cuerpo de Esbeydi, la joven de 25 años que había sido reportada como desaparecida un par de días antes. Fue asesinada y abandonada en un hotel de la zona de mercados del puerto de Veracruz. Antes que la justicia, llegaron los juicios sobre la vida personal y las razones que pudieron hacerla víctima de feminicidio.
Esbeydi, como decenas más, pasó de ser una mujer con una vida propia para convertirse en una estadística más que en nada cambia la autocomplacencia de la autoridad. De enero a septiembre de 2019, 2 mil 833 mujeres han sido asesinadas en México, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Hace unas días, cuando miles de mujeres salieron a las calles durante el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) acusó que de esta cifra, sólo 726 (25.6%) son investigados como feminicidios, mientras que los otros 2 mil 107 asesinatos, como homicidios dolosos.
La diferencia en la tipificación del delito no sólo esboza la gravedad del problema, sino que establece protocolos diferenciados que revictimizan a muchas de quienes fueron asesinadas. El aumento exponencial de estos casos es el reflejo de la ausencia de un Plan Nacional Integral para su atención y prevención.
Y todo sucede en las narices de la autoridad: Veracruz es el estado con más casos de feminicidios en el país al mismo tiempo que Xalapa se encuentra en el quinto lugar de los municipios con mayor número de mujeres víctimas de este delito.
Pero de esto nada escuchados en el informe; tampoco en la Glosa del Informe. El Gobernador dio prioridad a informar qué se ha hecho para cuidad a las tortugas y su hábitat. De poco han servido las marchas y los pañuelos verdes. De poco ha servido el luto y el dolor.
El Veracruz feminicida no existe en el discurso del gobierno. La solución tampoco.
Las del estribo…
- Pues resulta que el gobierno de la honestidad, la austeridad y la transparencia le carga a los veracruzanos hasta el consumo de comida chatarra de la secretaria de Turismo Xóchitl Arbesú. Alguien le hizo la tarea de filtrar a los medios las facturas del Oxxo donde compra toda clase de porquerías que sólo confirman la ambición desmedida de los neófitos funcionarios. No gasta ni en chicles, que para eso está el presupuesto.
- Este jueves, los trabajadores sindicalizados del Infonavit en todo el país saldrán a las calles para realizar plantones por espacio de quince minutos para demandar la asignación de plazas de quienes han optado por la jubilación. Hay otras demandas que también serán puestas en la mesa. La olla de presión de los sindicatos empieza a acechar al gobierno de la 4T.