Por muchos años, los gobiernos de Xalapa han tenido que lidiar con una movilidad urbana colapsada. La capital veracruzana sigue siendo una de las ciudades con el mayor de autos per cápita del país, y lo que lógicamente hemos contribuido sus habitantes.
En horas pico, el tránsito en la ciudad se convierte en un verdadero infierno. Lázaro Cárdenas dejó de ser el paso rápido por la ciudad para convertirse en un enorme estacionamiento, principalmente en la zona de la SEV y Plaza Animas, donde el comercio y la burocracia abundan y no hay ninguna alternativa. Otra vez, a los genios del Ayuntamiento se les ocurrió “parchar” el arco sur en el momento más complicado del año.
Y aunque no han faltado propuestas, estás no han pasado de ser meras ocurrencias que carecen de una visión integral, donde el punto fundamental, es la construcción de nueva infraestructura; no hay que ser urbanistas para entender que somos muchos autos para una ciudad de este tamaño, por lo que suponer que el cambio de sentido de algunas calles lo resolverá es absurdo.
Si no se construyen más calles y avenidas, si no se amplían algunas de las que ya existen, si tampoco se prohíbe el estacionamiento en arterias principales, lo único que van a lograr es trasladar los nudos de tráfico a otro punto, como ha sucedido en la zona de Plaza Crystal, también colapsada por la falta de alternativas para quienes habitan hacia la salida al Castillo y el Sumidero. Así sucede en toda la ciudad.
Por eso, cuando escuchamos que Hipólito Rodríguez hablar en su des-informe de gobierno que vendrá una cirugía mayor en movilidad urbana, sólo queda resignarnos a otra ocurrencia de un gobierno improvisado e ignorante. Si no son capaces de tapar miles de baches, si no logran programar obras e invertir recursos, ¿podrán construir más infraestructura e invertir en un programa que mitigue la crisis que cada día es peor?
La vialidad requiere dos cosas que el Ayuntamiento de Xalapa y su presidente no tienen: dinero e inteligencia.
Según informó este sábado, el nuevo plan de movilidad urbana tendría cuatro ejes específicos: infraestructura, cultura vial, transporte colectivo y la construcción de estacionamientos. La propuesta llama a la duda no sólo por las capacidades financieras del Ayuntamiento sino también porque involucra facultades que no les corresponden del todo.
En el primer caso, como dijimos, mientras la ciudad se hunde en sus baches, el gobierno ha devuelto dinero al gobierno federal por no haberlo ejercido. En su presentación, el académico habla de construir nuevas calles y mejorar los dispositivos tecnológicos para que funcionen mejor. Fue Ricardo Ahued el último alcalde quien a cuenta del Ayuntamiento construyó una gran obra, como lo es el puente de Murillo Vidal. Esas son precisamente las obras que necesita la ciudad.
Por cuanto hace a la cultura vial, en efecto, es uno de los grandes problemas de la ciudad. La gente gusta de estacionarse en dos o hasta tres filas –sucede todos los días en Av. Araucarias-, no respeta espacios reservados, no utiliza estacionamientos y por alguna extraña razón, siempre quiere utilizar Enríquez para atravesar la ciudad. Pero no todo está perdido: la cultura del uno por uno ha permeado muy bien y es tal vez el único acierto de anteriores administraciones.
El tercer eje es el transporte colectivo. Tal vez el alcalde lo ignore, pero actualmente hay un gran tráfico de concesiones con aquéllas que no concluyeron su trámite en las administraciones anteriores. A los beneficiarios –muchos de ellos políticos y parientes- no les interesa el servicio porque no son transportistas. Y quienes sí lo son, no van a invertir en nuevas unidades sin obtener algo a cambio: un ajuste de tarifas, por ejemplo.
En algo tiene razón el alcalde. La mayoría de la gente no utiliza el transporte público porque es pésimo, uno de los peores del país. Eso sin contar la plaga de langostas que significa el servicio de taxis que en cientos de puntos de la ciudad han hecho paraderos sin que nadie les diga nada.
Finalmente propone contar con estacionamientos, algo que se ha vuelto muy lucrativo. Sin embargo, no se invierte en ellos, sólo se pavimentan patios o se tiran viejas casas para dar albergue a unos cuantos vehículos. Hipólito dijo: «La gente tiene que entender que las calles son espacios de circulación, no estacionamientos públicos y cada quien tiene que hacerse responsable de guardar su coche en un lugar, no bloquear los espacios de circulación».
Entonces que ni se le ocurra poner parquímetros. Por lo demás, seguirá soñando.
Las del estribo…
1.Resulta que el ORFIS empieza a tener tufo del mismo chiquero y hasta con los mismos marranos. La semana pasada se incorporó Jesús Villegas Ríos como jefe de Asesores de la Auditora Delia González Cobos, cargo que también ocupó con Ricardo Sandoval, el multimillonario ex director de administración en la Secretaría de Salud durante el duartismo. A pesar de su oscura cercanía con Mauricio Audirac –fue su Contralor General-, Villegas Ríos regresa al ORFIS con funciones “plenipotenciarias”, por lo que muchos despachos ya se frotan las manos para volver a enderezar jorobados a cambio de mucho dinero. Y así se atreven a decir que ya no hay corrupción en el gobierno
2.Cuando está por concluir el plazo para la realización de asambleas, al parecer sólo tres organizaciones podrían cumplir el objetivo de convertirse en partido político: Todos por Veracruz, Podemos y el Cardenista. El caso de Cynthia Lobato es un poco más complicado porque si bien ya cumplió con las asambleas, está lejos de alcanzar la membrecía. Vía Veracruzana por lo pronto ya eligió a Juan Carlos Campos nuevo presidente y empieza a mover sus fichas rumbo al 2021.