La incidencia de feminicidios en Veracruz, en la lógica del gobierno estatal, es un problema de difusión –es decir, culpa de los medios- y no de las cifras que nos colocan en primer lugar nacional. Si a alguien tendría que reclamar el Gobernador del estado sería al Sistema Nacional de Seguridad Pública, así como a su Secretario de Seguridad y a la novel Fiscal General, quien sigue sin darse cuenta que está sentada en un barril de pólvora.
Es posible que lo hayan olvidado, pero a finales de septiembre, Izamar Méndez Méndez, de 16 años, fue secuestrada al salir del Telebachillerato Patria Libre, en Cosoleacaque un viernes por la noche. Su cuerpo fue encontrado dos días después, descuartizado dentro de una bolsa de plástico. Su familia y sus amigos exigieron justicia bloqueando autopistas.
Hace una semana, Patricia Aguilar Alcudia, de 15 años, salió la mañana del domingo a una práctica deportiva. Algunos vecinos y amigos la observaron cuando caminaba por la calle 20 de noviembre, en Las Choapas. Esa fue la última vez que la vieron con vida. Fue hasta la mañana del jueves cuando los vecinos de la colonia Mario Rosado localizaron su cadáver envuelto en bolsas negras.
El 15 de junio pasado, una mujer de 30 años se sumó a la larga lista de víctimas de feminicidio en el estado de Veracruz. Su cuerpo fue hallado en el municipio de Alvarado con 21 puñaladas en el pecho y estómago, y nueve más en la espalda. Como en los casos anteriores, nada se sabe de sus agresores.
Éstos son sólo tres de los 190 feminicidios que se han registrado durante los primeros diez meses del gobierno del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, es decir, en promedio cada cinco días mueren tres veracruzanas, tan sólo por el hecho de ser mujeres. No importa dónde vivan, qué edad tengan o a qué se dediquen. Pueden ser estudiantes, empresarias o mujeres indígenas, no importa. Es su condición de mujer lo que les arrancó la vida.
Lo que hasta ahora se investiga como un homicidio doloso – el asesinato de una empresaria y reconocida odontóloga en el municipio de Coatepec- puso en evidencia la poca importancia y el desdén que el gobierno ha prestado a esta crisis de seguridad en contra de las mujeres veracruzanas.
“Qué bueno que están sobre esto, porque cuando estaba Winckler sucedían cosas peores, lamentablemente”, excusó irracionalmente. Desinformado o mintiendo con premeditación, aseguró que las cifras habían empezado a descender a partir de la salida del ex fiscal y la llegada de Verónica Hernández. Eso es falso.
En tan sólo 30 días de septiembre medios de comunicación reportaron un total de 17 feminicidios, es decir, fue el mes más violento del año sólo en este delito. En este mes de octubre, han muerto en total 12 mujeres. En Veracruz, las cifras arrojan más de 190 muertes violentas de mujeres –el doble que las que se registran en el Estado de México, el segundo en la estadística nacional-; de hecho, uno de cada cinco feminicidios en el país se comete en nuestro estado.
Y en medio de esta tragedia, Xalapa se coloca como uno de los cinco municipios del país con el mayor número de feminicidios, comparable incluso con Ciudad Juárez.
Pero para el gobierno todo se trata de una exageración de los medios. “No exageren, el problema es grave y lo estamos atendiendo”, pidió el gobernador al ser cuestionado la semana pasada sobre los asesinatos de más de 100 mujeres en Veracruz. Y aseguró que su administración está en la ruta correcta para atender los casos de feminicidios en la entidad, luego de que Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública ubicara al estado en primer lugar en feminicidios y secuestros.
Lugares y respuestas comunes sin solución. El mandatario sugirió que la estrategia Cero Tolerancia a la Violencia contra las Mujeres implementada por su gobierno, así como la dirección de Cultura de Paz y Derechos Humanos, están dando resultados.
Las cifras demuestran lo contrario. Los feminicidios van a la alza; estamos teniendo los meses con mayores registros en el año, por lo que no se explica la “ruta correcta” a la que se refiere el gobernador. Los crímenes contra mujeres no se evitan, no se investigan, no se castigan y tampoco reflejan descenso en las cifras oficiales. La Cero Tolerancia es una burla a las familias de las víctimas que deben salir a las calles a exigir justicia.
Entonces el problema no es que se asesine a mujeres sino que los medios den cuenta de las cifras que publica el propio gobierno federal y que se dé cobertura a los hechos de violencia que ocurren todos los días.
Otra vez, todo es culpa de los “pinches medios” que todo lo exageran.
Las del estribo…
- El Presidente del Tribunal Superior de Justicia, Edel Álvarez, demostró que es un hombre que no se amedrenta. Su expresión de que no está arrodillado ante nadie fue una respuesta al ex gobernador Yunes pero también un mensaje para la actual administración. Edel podrá tener detractores incluso dentro del Tribunal, pero tiene razón: arrodillarse es arrodillar al Tribunal Superior de Justicia.
- Resulta que al menos unos 10 “súper delegados” estatales de Morena resultaron ser unos pillos que usaron “recursos públicos con fines distintos al beneficio de la ciudadanía”, según ha dicho la Secretaría de la Función Pública. ¿A poco creían que con el arca abierta iban a hacer un acto de contrición? ¿Y el cuento de que si el jefe no roba ellos tampoco? AMLO está pagando la osadía de aliarse hasta con el diablo.