Trabajando con ratones, el premio Nobel de Medicina, Mario Capecchi, y un equipo de científicos de la Universidad de Utah descubrieron un nuevo linaje de células cerebrales, llamado microglía de linaje Hoxb8, vinculadas con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y la ansiedad.
Este linaje constituye aproximadamente el 30% de todas las microglías en el cerebro; sin embargo, nadie había descubierto su función, hasta ahora.
También comprobaron la influencia de las hormonas sexuales femeninas en la agudización de los síntomas. “Más mujeres que hombres experimentan ansiedad debilitante en algún momento de sus vidas”, aseguró uno de los autores del estudio, Dimitri Traenkner, profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas en Utah.
“Los científicos quieren ayudar a estas personas a recuperar sus vidas. En este estudio pudimos vincular la ansiedad con una disfunción en un tipo de microglía y con las hormonas sexuales femeninas”, declaró al portal de la casa de estudios.
Durante el estudio comprobaron que los ratones sin Hoxb8 presentaron un comportamiento de aseo excesivo. Similar a la tricotilomanía, un trastorno que se manifiesta cuando las personas se arrancan de forma obsesiva su cabello.
“Realmente no sabíamos qué hacer con el hecho de que los ratones sin Hoxb8 parecen tan normales, hasta que notamos que se acicalan significativamente más y más de lo que se consideraría saludable. Y así comenzó todo”, reveló Capecchi.
Identifican células cerebrales asociadas a la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo
La ansiedad femenina
El hallazgo fue sustentado por la basta investigación de Capecchi, quien durante años estudio al Hoxb8-microglia. “Los investigadores sospechan desde hace mucho tiempo que la microglía tiene un papel en la ansiedad y los trastornos neuropsicológicos en humanos porque este tipo de células puede liberar sustancias que pueden dañar las neuronas”, explicó Traenkner.
Sin embargo, su sorpresa fue “descubrir que la microglía en realidad protege de la ansiedad, no la causa”. Así lo reflejan los resultados del estudio, publicado en la revista Cell Reports, donde además abordaron un aspecto más que influye en ambos trastornos: las hormonas femeninas.
Para ello manipularon los niveles de estrógeno y progesterona en los ratones. Los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo fueron mayores en las hembras, mientras los machos estaban menos ansiosos.
Según Traenkner esto demuestra que existe “un vínculo mecanicista entre el sexo biológico y los antecedentes familiares genéticos en el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad”.
Un camino por recorrer
Para los investigadores están al frente de un nuevo horizonte, donde podrían encontrar formas más eficientes de ayudar a quienes sufren de ansiedad y TOC.
“Abre una nueva vía para pensar en la ansiedad. Dado que tenemos este modelo, tenemos una forma de probar nuevos medicamentos para ayudar a estos ratones y, con suerte, en algún momento, esto ayudará a las personas”, dice el docente de la Universidad de Utah.
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