“Manos Mágicas” es la unión de 15 mujeres que se encargan de elaborar, vender y dar a conocer productos derivados de la milpa que ellas mismas siembran y cosechan en la localidad de Otilpan, municipio de San Andrés Tlalnelhuayocan, dijo Marcelina Hernández García integrante de dicho grupo.
Las mujeres que habitan en el ámbito rural juegan un papel determinante en las economías de los países, sean desarrollados o en desarrollo.
“Por medio de la elaboración de tortillas uno convive con los hijos y la familia porque ahí se va uno ayudando y también va uno aprendiendo, a los hijos uno le va enseñado que sabrosa es la tortilla que se hace de un maíz criollo, es nutritiva también porque tiene muchos nutrientes y también se acompaña de los frijoles que se siembran como el frijol gordo y mateado, todo eso es un complemento, nosotros vendemos estos productos y ojala nos puedan seguir ayudando comprándolos, añadió Marcelina.
A través de la invitación de una autoridad municipal fue que decidieron unirse para crear el colectivo, así como elaborar los productos que se dan de la milpa, con la finalidad de sacar adelante a sus hijos sin tener que descuidarlos, así como llevar un ingreso económico a sus hogares.
Las mujeres desde temprana hora cosechan, lavan y muelen el maíz en un metate, posteriormente comienzan con la elaboración de los productos, al terminar se transportan a la ciudad de Xalapa, donde se instalan en diferentes puntos para vender y hacer entregas en al menos dos o tres veces por semana.
“Cuando vean a una compañera vendiendo, tengan la confianza de que ese producto es limpio, de que ese producto es del campo, que está libre de químicos y le paguen lo justo. A veces regatean pues piensan que no vale la pena lo que piden en el precio y no, es algo justo”, dijo Marcelina, quien añadió que en diferentes ocasiones, inspectores municipales las han retirado de sus puntos de venta, pidiéndoles que paguen por el espacio que utilizaran.
Entre los productos que elaboran se encuentran las tortillas, tlacoyos de chicharrón, haba, quesadillas huitlacoche, de flor de calabaza, picadas, tamales de mole, entre otros.
“Uno también puede hacer lo que es sembrar un grano de maíz y que de su fruto y coseches, es una satisfacción porque así te sientes contenta porque a tus hijos les enseñas lo que podemos hacer tanto hombre y mujer”.
La Organización de las Naciones Unidas lo sabe y por ello, hace ocho años, el 15 de octubre de 2008, se conmemoró por primera vez el Día Internacional de las Mujeres Rurales, para reconocer la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza.
AVC/ Noemi Moreno