Para muchos medios y redes sociales, la imagen del exgobernador Miguel Ángel Yunes corriendo por el boulevard de Boca del Río, acompañado de su hijo Fernando –presidente municipal de Veracruz–, no pasó de ser una anécdota que confirmó lo que en este mismo espacio se ha dicho: el nativo de Soledad de Doblado disfruta salir a la calle en medio de la tormenta política.
Las razones pueden ser diversas, buenas y malas, pero lo cierto es que no se amedrenta fácilmente; seguramente, su exposición pública gozaba de la garantía de que no podría ser aprehendido como se especuló en los días previos, lo que algunas autoridades se encargaron de desmentir, no sin antes dejar un cabo suelto: “no hay orden de aprehensión… por ahora”.
Según las crónicas, la carrera matutina y el desayuno con amigos en el café de La Parroquia apaciguaron el mar embravecido de los rumores de supuestas órdenes de aprehensión en su contra por parte de la Fiscalía General de la República y la Fiscalía General del Estado, las cuales hasta hoy son falsas.
Como acostumbra cuando la tempestad lo alcanza, el miércoles por la mañana Yunes Linares salió a correr bajo la lluvia; más tarde, el exgobernador llegó a la sucursal 200 años sin escoltas y caminando, donde ya lo aguardaba una nube de reporteros para entrevistarlo. La imagen hablaba por sí misma, estaba en Veracruz y no andaba de pelada.
A pesar de la insistencia, se negó a dar declaraciones, sólo dijo que debía guardar 10 meses de prudencia y que en dos meses más dará su opinión respecto de la situación que guarda el estado. Si bien las redes se llenaron de adjetivos –desde cínico hasta criminal, pasando por quienes hicieron una defensa de su gobierno–, lo cierto es que Yunes Linares es un animal político y actúa como tal.
Hasta ahora nadie ha hecho eco de los tiempos mencionados. Por una parte, la prórroga de dos meses para dar declaraciones, coincide con el cumplimiento del primer año de gobierno. Seguramente, ya debe estar preparando información y cifras para establecer un parangón entre él y su sucesor, aunque en los hechos ambos resultaron igual de ineficientes en resolver los problemas económicos y de seguridad del estado.
El otro periodo al que se refirió es el de diez meses, lo que confirmaría su intención de participar en el proceso electoral de 2021, el cual iniciaría precisamente en el mes de septiembre del próximo año. En tal sentido, podría ser que no se trate de información que “cimbre a México”, como amenazó alguna vez, sino hacer pública su intención de ser candidato a un cargo de elección como diputado federal.
No obstante, de ser esa la intención de Yunes Linares –lo que le brindaría protección, tribuna y fuero constitucional–, el camino es por demás largo y sinuoso.
La pérdida reciente del control de la dirigencia estatal panista –y en consecuencia del grupo parlamentario en el Congreso–, podría poner cuesta arriba su aspiración; sin embargo, el pragmatismo con que el PAN busca reagruparse le podría abrir un amplio espacio de participación política a nivel nacional. El exgobernador veracruzano tiene todo el que el PAN necesita en este momento “para darle en la madre a la 4T”: mucho tiempo, mucho dinero y mucha información.
Pero antes tendrá que salvar muchos escollos políticos y con la justicia. Apenas en septiembre pasado, el gobierno de Veracruz pidió a la Fiscalía General de la República (FGR) proceder en contra del exgobernador veracruzano y algunos de sus colaboradores, según publicó en sus redes sociales el gobernador Cuitláhuac García, quien requirió al fiscal Alejandro Gertz Manero dar continuidad a las denuncias que su administración ya presentó.
Ya en junio pasado, el frustrado extitular del Órgano de Fiscalización Superior (Orfis), Lorenzo Portilla, presentó ante la FGR cuatro denuncias penales en contra del gobierno anterior, por los presuntos desvíos de recursos y fraudes en agravio de la hacienda pública del estado, que superaban al menos los 30 mil millones de pesos.
Además, la revisión a la Cuenta Pública 2018, el último año de gobierno del panista Miguel Ángel Yunes Linares, arrojó supuestos daños al erario por más de 3 mil 500 millones de pesos. El reporte del Orfis señala irregularidades en 46 de 97 entes estatales, se trata de 11 secretarías, 30 organismos descentralizados, tres fideicomisos y el capítulo de deuda pública.
Pero en México pesa más la política que la justicia. Casos como el de Manuel Barttlet y su inexplicable fortuna muestran que sólo basta con acusar persecución y campañas de desprestigio para salvar el juicio de la opinión pública. Esa será también la narrativa del exgobernador veracruzano.
Dadas las circunstancias, es más probable que en la boleta electoral de 2021 veamos a Miguel Ángel Yunes Linares que al propio Presidente López Obrador y su revocación de mandato.
Las del estribo…
- Algunos diputados de Morena han expresado su rechazo a la despenalización del aborto. Pero resulta que este viernes, Morena decidió “abortar” tanto la sesión de la Comisión Permanente como la sesión extraordinaria que estaba prevista para aprobar el presupuesto del Congreso y el nombramiento de los nuevos magistrados. Ante la posibilidad de sesionar solos y sus acrisoladas almas, prefirieron posponer ambas sesiones y seguir negociando.
- El sur se está volviendo un polvorín ingobernable. A pesar de que es la región donde han llegado más fuerzas federales, la violencia sigue creciendo. Cada aparecen más grupos de autodefensa ante la incapacidad –muchos aseguran que complicidad- de la autoridad. Y mientras, la Fiscalía General navega en la pereza y la ignorancia de sus nuevas autoridades.