El reto más grande que enfrenta el, no tan nuevo, gobierno de AMLO es la crisis de seguridad; así lo reconoció Alfonso Durazo, titular de Seguridad Ciudadana del Gobierno Federal, en su discurso durante la ceremonia de abanderamiento de la Guardia Nacional, el pasado 30 de junio del 2019. Un reto que , es cierto, se incrementó por faltas, omisiones y ocurrencias de gobiernos anteriores y, por otro lado, el profundo desgaste en los valores que como sociedad nos permiten vivir en plenitud y no a la sombra de la violencia y un inminente riesgo de ser atacado, asaltado, secuestrado, en la calle, incluso en nuestro domicilio.
Frente a esa crisis, la gran idea del presidente Obrador fue crear un cuerpo de seguridad robusto, con capacidades de operación y jurídicas mejores a las de otras corporaciones nacionales. Por otro lado, los ajustes se llevaron al ámbito legislativo, con una operación política nula, con un entendimiento positivo entre todos los partidos, sabiendo que el tema de seguridad es de interés común y la lucha por el poder se debe hacer a un lado cuando de combate al crimen se trata.
Y ese “glorioso” 30 de junio, Durazo decretó en voz alta “la Guardia Nacional marcará el inicio del fin de la violencia en nuestro país”. Los nuevos reclutas pasaron por un amplio proceso de selección, mayormente se trata de policías navales y militares que pasaron a engrosar las filas de la GN por no tener de otra. Ese monstruo gigantesco de seguridad se creó para salvaguardar la vida y los bienes de las personas, en pocas palabras para encargar en militares y marinos la seguridad pública, ninguna novedad en el México de hoy.
Recordemos que la diferencia fundamental entre la GN y los fuerzas coordinadas de otros sexenios es que, la nueva corporación, los elementos están capacitados para trabajar como primeros respondientes, coordinados con el Ministerio Público, apegados al debido proceso y respetando los derechos humanos. Preciosa quedó la Guardia Nacional, uniformes nuevos, equipamiento, propaganda, una chulada que nos recuerda cuando la Fuerza Civil fue presentada en Veracruz como una elite de destacados elementos que darían paz y tranquilidad al estado, la misma gata pro revolcada.
Diariamente, en Palacio Nacional y lo palacios de gobierno estatales, se efectúan las mesas para la construcción de la paz, ahora sí en coordinación según ellos con todas las corporaciones locales mas el poderoso “Frankenstein Armado”, la Guardia Nacional. Un gigante musculoso, pulcro como blanca pluma de ganzo, que obedece la instrucción del Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, mas un mando civil y sus coordinaciones. Una agrupación de seguridad que llegó desde hace varios meses a Xalapa y no se notan sus efectos.
El día que su despliegue comenzó, fueron la novedad, hasta selfies se tomaban con las y los elementos, quienes portaban sus impecables uniformes, armas largas y cortas que parecían tan perfectas como utilería de película palomera. Comenzaron los rondines, primero siendo la burla porque de choferes agarraron a los polis municipales; luego se les ha visto junto a elementos de Marina y Ejército, todos muy serios en sus trocotas azules y blancas, más las que de Fuerza Civil quedaron. En fin, en lo que aparentan pues si se ve coordinación pero, insisto, los efectos no se notan.
¿Cómo es posible que a meses de haberse desplegado, al menos en Xalapa, sigan matando personas en la región? Se supone que la GN tomaría acciones de inteligencia, de prevención y reacción, pero ninguna de las tres. Apenas la semana pasada asesinaron a un par de jóvenes en una colonia muy cerca de Plaza Cristal, luego cerca de Coatepec, de Pacho Viejo, asesinaron a las tripulantes de un taxi; ambos hechos en zonas que no son de difícil acceso, que no ameritan tiempos de traslado prolongados, cerca de avenidas donde comúnmente pasea nuestra GN.
¿Realmente dónde está la Guardia Nacional? Yo veo personas uniformadas, no acciones ni estrategia. Es más, ni creo que estén los casi 200 elementos que nos dijeron se desplegarían de manera fija en la ciudad. Basta con recordar lo que pasó en Minatitlán, nadamás fueron para la foto y punto.
Y como es frecuente en éste espacio, nuevamente la ciudadanía en medio de las maromas y la propaganda, nos siguen matando, nos siguen asaltando, seguimos teniendo miedo; pero el ganzo está feliz, feliz, feliz. De retórica estamos hartos. Ya no hay pretexto, la Guardia Nacional es creación del gobierno de López Obrador y debe dar resultados, está hecho a su semejanza y figura, no se corrompe, es pueblo, da abrazos y no balazos, aunque en frente tengan sicarios dispuestos a lo que sea necesario por mantenerse como amos de la nación. La verdadera 4T llegará cuando la crisis de seguridad termine, eso va para largo.