Después de ser gobernador, Cuitláhuac García ya no puede aspirar a un cargo mayor en Veracruz.
En solo tres años, el morenista logró lo que a militantes de otros partidos les llevó por lo menos un sexenio o décadas conseguir, como fue el caso de sus dos antecesores inmediatos: Javier Duarte, del PRI, y Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN.
García Jiménez, como se recordará, debutó en 2015 como candidato a diputado federal por Xalapa –elección en la que sorpresivamente derrotó a la ex alcaldesa priista Elízabeth Morales, quien inclusive ya tenía todo listo para celebrar la noche de los comicios su triunfo en la Plaza Lerdo–, y luego, al año siguiente, contendió por primera vez por la gubernatura, quedando en tercer lugar pero sumando más de 800 mil votos solo como candidato de MORENA.
Pero dos años después arrasó. En 2018, postulado por la coalición de MORENA-PT-PES y con el impulso de la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador, García Jiménez duplicó el número de sufragios que había obtenido en 2016, avasallando así al abanderado de la alianza PAN-PRD-MC, Miguel Ángel Yunes Márquez, quien en una reciente reunión de panistas en Boca del Río ya anticipó que en la elección intermedia de 2021 “le vamos a romper la madre a MORENA” y, por supuesto, también en la sucesión estatal de 2024, en la que evidentemente el primogénito de Yunes Linares pretende volver a contender.
De hecho, este grupo local del PAN, que por el momento busca apoderarse nuevamente de la dirigencia estatal del partido blanquiazul con José de Jesús Mancha Alarcón como ariete, ya había anticipado este propósito desde el día final de la administración panista, cuando Yunes Linares, en un evento en el puerto de Veracruz, municipio que gobierna su otro hijo Fernando, expresó el 30 de noviembre de 2016: “Me voy pero no me voy, aquí estaré entre ustedes, dejo un cargo pero nunca dejaré de ser un veracruzano que ama profundamente a Veracruz. Hoy se inicia de nuevo la lucha, la lucha sigue, hoy dejamos el gobierno del Estado, pero Veracruz requiere de hombres grandes para encabezar la grandeza de Veracruz, y en 2024 lucharemos para que Veracruz tenga un gobernador a la altura de su grandeza.”
Ante los tambores de guerra que muy tempranamente han empezado a batir sus enemigos, Cuitláhuac García debería comenzar a pertrecharse y a sacudirse a los ineptos amigos y familiares que han sido un lastre en su incipiente gobierno, pues en la próxima sucesión gubernamental López Obrador no aparecerá en la boleta electoral y, según se percibe ya, tampoco el Presidente parece estar dispuesto a seguir levantándole la mano cada vez que venga a Veracruz.
Ojalá en Palacio de Gobierno hayan registrado las palabras que el Presidente dirigió a sus correligionarios en la conferencia de prensa de este miércoles, al reiterar la importancia de conducirse apegados a principios e ideales sin permitir desviaciones o cambios de ruta: “Cuando se está en una lucha de transformación no debe de influir ni la familia. Nada de que: ‘es mi amigo’, nada de que: ‘empezamos a luchar juntos hace 30, 40 años’. Sí, empezamos juntos pero tú ya te cansaste de ser como eras, ya cambiaste, y podemos seguir siendo amigos, pero ya no somos compañeros, o sea, la Patria es primero, por delante los principios, los ideales, sólo así se puede llevar a cabo un cambio.”