La Fiscalía General de la República (FGR) tenía preparado un as bajo la manga para demostrar que Rosario Robles, extitular de Sedesol y Sedatu, supo de los presuntos desvíos de La Estafa Maestra desde 2014 y no los detuvo: el testimonio de dos testigos clave y 12 oficios que la Auditoría Superior de la Federación le envió para avisarle sobre las irregularidades.
Rosario Robles es la primera exsecretaria de Estado en enfrentar un citatorio judicial por La Estafa Maestra, el sistema de corrupción revelado por Animal Político y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, que involucró a 11 dependencias del gobierno Federal, ocho universidades públicas y 186 empresas para desaparecer recursos públicos.
La Fiscalía buscó imputar a Robles del delito de ejercicio indebido de la función pública, gracias al testimonio de dos exfuncionarios de la Sedesol y Sedatu, quienes aseguraron haber avisado a la exfuncionaria de las irregularidades desde 2014, primero de forma verbal y después por escrito. También relataron un encuentro con el exauditor Superior de la Federación, Juan Manuel Portal, en junio de 2014, funcionarios de la Sedesol y la entonces secretaria, Rosario Robles.
Después de que Portal le informara del “abuso” de la dependencia sobre exceptuar licitaciones para contratar proveedores y, en su lugar, hacer convenios con universidades, y el presunto desvío de recursos públicos, Rosario Robles “dio por terminada la reunión de manera abrupta”, según los testimonios.
También 12 oficios enviados a Robles en 2015 por parte del área jurídica de la Auditoría Superior de la Federación, en la que le informó sobre los pliegos de observaciones, es decir, listado de irregularidades detectadas en la Sedesol.
Todo ello demuestra, según la Fiscalía, que Robles tuvo pleno conocimiento del esquema de desvío y no sólo no avisó al presidente Enrique Peña Nieto, su jefe directo, sino que no hizo nada para detener las irregularidades que causaron un probable y grave daño a la Hacienda Pública Federal por 5 mil 073 millones de pesos.
Lo anterior, son algunas de las principales claves de lo sucedido en la audiencia inicial de Rosario Robles, que arrancó a las diez de la mañana de ayer jueves, cuando la exsecretaria de Sedesol y Sedatu llegó una hora antes de lo programado en el citatorio de la Fiscalía.
“Aquí estoy”
Rosario Robles llegó a bordo de una camioneta gris que conducía Julio Hernández Barros, uno de los seis abogados que integra el ‘batallón’ legal que la defiende en este caso, y voz de la exfuncionaria en los medios desde que el pasado 29 de julio se diera a conocer el citatorio de la Fiscalía General de la República.
Portando el llamativo vestido de color blanco que ya utilizó en su última comparecencia como funcionaria en octubre del año pasado, cuando también dio explicaciones ante la Cámara de Diputados por irregularidades en La Estafa Maestra, Rosario Robles entró a pie a las instalaciones del Reclusorio y no a bordo de la camioneta.
Antes de bajar del auto, Rosario dejó el abrigo Burberry beige en el asiento del copiloto, y escoltada por abogados y sus hermanas se abrió paso entre decenas de periodistas, cámaras y fotógrafos, que hicieron guardia desde la noche para tomar imágenes de su llegada.
-Rosario, ¿está tranquila? -le preguntaron, en alusión a las palabras del entonces presidente Enrique Peña Nieto que se hicieron virales, cuando en un evento de la Cruzada Nacional contra el Hambre, en abril de 2013, le dijo que estuviera tranquila ante las primeras acusaciones de corrupción en Sedesol publicadas en medios de comunicación.
Rosario, en mitad de la tempestad mediática, continuó avanzando hasta acceder al estacionamiento del inmueble, dejando atrás los empujones, golpes, y los jaloneos de la prensa. “Aquí estoy, como prometí. Dando la cara como la he dado siempre, y muy tranquila”, dijo en respuesta a un grito de “corrupta” que le espetaron un par de manifestantes.
En la Sala 1 donde se llevó a cabo la audiencia, la exsecretaria de Sedesol y Sedatu tomó asiento junto a su séquito de abogados mientras, un par de filas atrás, su hija Mariana Moguel, se levantaba constantemente para hacerle comentarios al oído, o para dejarle alguna caricia en el hombro en señal de apoyo.
Finalmente, a las 12:08 horas de la tarde, con algo más de una hora de retraso, el juez de control Felipe de Jesús Delgadillo Padierna apareció en la sala ofreciendo una disculpa por las fallas en la logística de la audiencia.
“No estamos acostumbrados a tener tantos medios en la sala”, admitió el magistrado, en alusión al espectacular interés mediático que generó que una exsecretaria de Estado, por primera vez, enfrente las acusaciones en un Tribunal por el caso de La Estafa Maestra.
“Guarde silencio y acate mi determinación”
Pocos minutos después de arrancar la audiencia, la defensa de la exfuncionaria hizo su primer movimiento sobre el tablero al tratar de sacar a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) de la jugada.
En el citatorio contra Robles, la Fiscalía presentó a la Auditoría como “víctima indirecta” por los presuntos desvíos millonarios en Sedesol y Sedatu a través de universidades públicas en el mecanismo de fraude conocido como La Estafa Maestra.
Animal Político/Manu Ureste y Nayeli Roldán