«Sería como encomendar la paz de un país a un militar. No es posible».
–No lo dijo Chopenjawer, lo dijo el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.
En los años 90, el entonces presidente del PRD en Tabasco, Andrés Manuel López Obrador, organizó protestas para denunciar fraude electoral ya que había perdido las elecciones estatales frente al priista Roberto Madrazo Pintado, quien finalmente fue gobernador.
Esas protestas incluían el cierre de pozos petroleros y el asedio en instalaciones industriales de Petróleos Mexicanos, a donde llegaban sus huestes prácticamente por semanas para ocupar calles y plazas públicas.
Una llamada con un entrañable amigo y nos relata de esos días cuando vivió en Ciudad Pemex, Tabasco, cerca de la capital Villahermosa.
Nos cuenta que efectivamente AMLO tenía a cientos de personas frente a las instalaciones de Petróleos Mexicanos; pasaron semanas ahí viviendo en las calles y el recuerdo más común es que estos se alcoholizaban para aguantar el infernal calor de Tabasco.
Cuando el líder López Obrador llegaba a Ciudad Pemex a dar sus discursos, ahí en plena calle mataban ganado de todo tipo porque era como una fiesta popular. Incluso era recibido con mariachi y la canción «El Rey», de José Alfredo Jiménez, para dar paso a un discurso largo de alrededor de dos horas.
El problema es que las huestes también eran violentas mientras el líder andaba por otro lado luchando: en una ocasión raptaron a unos policías federales y los subieron a una «micro» (autobús pequeño de pasaje), les rociaron gasolina y los amenazaron con prenderles fuego. Otra anécdota es que un vecino que intentó pasar con su camioneta por el lugar, fue intervenido por los manifestantes, le voltearon la unidad y hasta la incendiaron, sin faltarle la tradicional madriza por haberles echado la troca.
En otra ocasión, a un estudiante de Comunicaciones se le ocurrió tomar fotografías de la protesta desde la azotea de su casa ubicada en la avenida 18 de Marzo y la calle Lázaro Cárdenas, frente al llamado «Activo Integral Macuspana», pero uno de los manifestantes lo detectó y se armó un borlote donde amenazaron con quemar la casa sino entregaban el rollo de la cámara. El conflicto no creció porque siendo zona federal ese tipo de viviendas, había protección de los llamados «especiales» (la policía de Pemex, que regularmente son ex soldados), pero al final el estudiante cedió por entregar el rollo y viva la paz.
López Obrador incluso realizó el llamado «Éxodo de la Democracia»: una marcha multitudinaria que partió de Tabasco, pasó por Veracruz y llegó hasta el entonces Distrito Federal. Pese a las protestas, no le dieron la gubernatura, pero ya entonces se estaba forjando la figura del caudillo intocable.
Nacía entonces lo que en Tabasco conocen (y muy bien) como «La Industria de La Reclamación»; la de bloquear sitios estratégicos a cambio de dinero o posiciones políticas… y de esto no fue ajeno López Obrador. El método es muy simple: ya no es protesta, sino chantaje: si me das esto, me quito.
Los tabasqueños saben que en ese entonces se impulsó a gente para cargos populares bajo el lema de «si no ganamos, arrebatamos», especialmente en zonas como Nacajuca o Cunduacán, entonces bastiones del PRD en Tabasco.
Y así el caudillo intocable prácticamente fue el padre de esa industria de la reclamación, que a la vez hizo escuela en su estado natal entre sus bravos paisanos y hasta parece que también dejó huella en Veracruz.
Todo el chorizo anterior se relata porque ahora en Tabasco aprobaron lo que se bautizó en medios como la «Ley Garrote», que –a grandes rasgos– son 13 años de cárcel a quienes bloqueen caminos o instalaciones estratégicas, tal como lo hizo en su momento el hoy Presidente e impulsor de ese tipo de luchas en el México moderno.
Analistas nacionales apuntan que todo se debe a que en MORENA se están curando en salud y seguramente están viendo focos rojos en la construcción de la refinería de Dos Bocas, la cual podría ser motivo de protestas como las que narramos en este texto.
De hecho, López Obrador defiende dicha ley explicando que se trata de proteger a los petroleros que son extorsionados al desplazarse a sus áreas de trabajo y tienen que lidiar con bloqueos de personas que piden dinero para dejarlos pasar.
Pero dicen que el fondo aún es más profundo, y el gobierno de la 4T está preparándose porque el presidente conoce bien a sus paisanos y ya en Tabasco el presidente no tiene tantos amigos como piensa.
Y es que actores políticos de la entidad que en su momento lucharon al lado del hoy presidente, quedaron literalmente fuera de la Carta Transformación y por eso existe una gran decepción y enojo cuando vieron que a Tabasco regresó el PRI de Salvador Neme Castillo, Roberto Madrazo y hasta de Manuel Andrade, pero todos disfrazados de «morenistas».
Darvin González Ballina, actual dirigente estatal del PRD, o el ex senador perredista Auldárico Hernández Gerónimo, son algunos ejemplos muy conocidos en la tierra de Pellicer; pero a estos se suman decenas de maestros y líderes sociales muy conocidos que apostaron todo a López Obrador, pero que no fueron llamados a integrarse a la Cuarta Transformación.
Otro factor tiene qué ver directamente con el proyecto de Dos Bocas: pese a la convocatoria que se hizo el 3 de junio para el reclutamiento de obreros (sólo en el el primer día se estima que hubo 10 mil solicitudes, con gente proveniente incluso de otros estados como Veracruz, Oaxaca y Chiapas) esto parece que fue sólo «atole con el dedo» porque no hay certidumbre laboral ni un claro escenario de que toda esa gente vaya a ser contratada. En Tabasco saben que quizás este proyecto todavía arranque a mediano plazo y no a corto como dijo la secretaria de Energía, Rocío Nahle en la conferencia mañanera de este martes. Ya se verá.
Lo que sí ya es una crítica nacional es que la protesta en la tierra natal del presidente sea criminalizada y llevada al grado de delito, cuando era el mismo López Obrador quien encabezaba estas protestas como las de Ciudad Pemex. La mas reciente y recordada, fue la del cierre de Reforma, en la Ciudad de México, cuando perdió ante Felipe Calderón.
Más de uno está sorprendido por la manera en que MORENA se conduce en Tabasco, la tierra del presidente, donde ahora protestar será motivo de cárcel.
Otros no se sorprenden para nada, porque conocen a su paisano como es de mañoso.
NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Que ya se están volviendo comunes los apagones en las casetas de Veracruz. Anoche le tocó el turno a la del puente de Alvarado y se armó un conflicto porque tenían parada la fila de autos. Mientras tanto, el director general de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett, recurrió a lo que es la cantaleta de moda: que los apagones que se han registrado en varios puntos del país son por culpa de las pasadas administraciones.
OTRA NOTA: Que este 29 de julio, la planta nuclear de Laguna Verde cumplió 29 años de haber iniciado operaciones. Actualmente, dicha planta aporta algo así como el 4% de electricidad al país, y buena parte del centro de la república es la que disfruta esa energía eléctrica que se genera en Veracruz, en la única planta nuclear que existe en México, asentada en el municipio de Alto Lucero, Veracruz.
OTRA NOTA EXTRA QUE LLEGÓ POR CORREO: Los diputados locales del Veracruz apenas tienen el tiempo necesario para iniciar el procedimiento de elección de un nuevo Auditor de Órgano de Fiscalización Superior (Orfis). Una vez que inicie este proceso, tendrán un total de 26 días hábiles para hacerlo. Corresponde la Comisión Permanente de Vigilancia recibir las solicitudes de los interesados, por un periodo de 10 días hábiles; más tarde en la revisión y análisis se llevarán 3 días hábiles; a continuación, deberán hacer las entrevistas a quienes aspiren a suceder a Lorenzo Antonio Portilla, en los siguientes diez días hábiles; y finalmente, se emitirá el dictamen para que el Pleno lo vote, en los siguientes tres días hábiles. En total, 26 días hábiles. Según las versiones al interior de la Comisión de Vigilancia, la convocatoria se emitirá en la primera semana de agosto. Tendrán el tiempo limitado para concluir el proceso antes del 26 de septiembre, fecha en la que entrega el cargo Lorenzo Antonio Portilla.
LA ÚLTIMA PORQUE MIÉRCOLES CON SABOR A LUNES: Lamentable la politización por el caso de la familia de hondureños secuestrada, que finalmente fue rescatada en Chiapas. Según trasciende, los hondureños sí pisaron terreno veracruzano, pero fueron intervenidos en Oaxaca. Lo anterior volvió a generar ruido entre el Gobierno de Veracruz y la Fiscalía General del Estado. Los ganones, en realidad, son los gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras, a los que les van a dar algo así como 100 millones de dólares anuales… ¿Y quién garantiza que allá no hay corrupción, delincuencia organizada ni ambiciones mezquinas de la clase fifí de aquellos lares?
@pablojair