“La corrupción es una enfermedad contagiosa” AMLO
A un año de distancia del arrollador e histórico triunfo que obtuvo en las urnas el político tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, no podemos saber cuántos de los que votaron por él siguen confiando en que ese es el proyecto de nación correcto para que México supere pronto sus principales problemas, ni cuántos se han desencantado con él, por las razones que ustedes quieran, pero la más importante podría ser la falta de cumplimiento de sus promesas.
Lo cierto es que a un año de ese histórico hecho nosotros percibimos a un país muy crispado, confrontado, y un creciente descontento con la medidas que toma el Presidente, muchas de ellas resultado de ocurrencias.
Si en México el 70 por ciento de sus habitantes viven en la pobreza y de ellos, un porcentaje muy elevado en la miseria, es natural que un político manipulador como son todos, le apueste a establecer el compromiso de combatir ese flagelo, la pobreza. Andrés Manuel López Obrador lo hizo a lo largo de 18 años que duró su campaña en busca de capitalizar los errores de los mafiosos en el gobierno, prometiendo un comportamiento distinto, ofreciendo que combatiría a los corruptos y los pondría ante la justicia para que pagaran por el daño que le hicieron al país, que combatiría la corrupción en todos los niveles del gobierno y que se encargaría de pacificar al país para que viviéramos en paz.
Y en un repaso equilibrado de estos compromisos vemos que no hemos avanzado en nada, que los mafiosos prianistas ahí andan disfrutando de impunidad, paseándose por el mundo sin preocuparse por nada, como si tuvieran la seguridad de que a ellos no los tocará nadie porque su libertad es resultado de un pacto.
Fuimos testigos de cómo el nuevo gobierno, el de la Cuarta Transformación, combatió el problema del robo de combustibles del cual se hicieron millonarias muchas familias de rateros, huachicoleros, pero no supimos qué final tuvo ni a cuántos ladrones se les encarceló por el delito que durante muchos años cometieron en contra del patrimonio de la nación. Todo al final nos parece que fue una caja china, o que terminó por permitirse para no caer en un problema grave de falta de recursos para muchos mexicanos en la hambruna que viven de robar combustible. Algo raro pasó porque del asunto no se volvió a hablar.
Las conferencias mañaneras a las que se acostumbró López Obrador desde que era Jefe de Gobierno del DF, las sigue practicando porque sabe que ahí marca la agenda presidencial del día, aunque tenga que recurrir a la mentira de “yo tengo otros datos” cuando un incómodo periodista lo cuestiona con los pelos de la burra en la mano.
Se han hecho recortes, sobre todo en materia de cultura, pero ese dinero que según se ahorra porque vivimos en un gobierno de austeridad, se reparte en programas sociales entre quienes no tienen empleo y tampoco quieren tenerlo, es decir, se mantiene con dinero de los mexicanos que sí trabajamos y pagamos nuestros impuestos, a los vagos que no trabajarán nunca porque saben que con votar por los candidatos de Morena es suficiente.
La violencia no se ha detenido, es más, ha aumentado de forma alarmante, sobre todo en nuestro estado, que hoy ocupa los primeros lugares en feminicidios, secuestros, robos de autos, robos a casas habitación y seguramente en impunidad.
En fin, el domingo vimos como en 16 estados de la República se realizaban manifestaciones de inconformidad en contra del régimen establecido, en contra de López Obrador y su 4T. No fueron numerosas porque a decir verdad los inconformes no quisieron salir a las calles a manifestarse, prefieren hacerlo en las urnas en la próxima elección para no exponerse a un ataque chairo.
Todos aspiramos a vivir en un país mejor, en un sitio donde nos garanticen paz y tranquilidad social, donde se valore nuestro trabajo y nuestras capacidades, donde el conocimiento y la cultura tengan el sitio que merecen, donde se respete y ayude al que es pobre y quiere progresar y se apoye al que tiene iniciativa y experiencia. Ya estamos hasta el gorro de confrontaciones que no conducen a nada.
Costará trabajo aguantar el tiempo que falta para echar del poder a los charlatanes, a los improvisados, a los priistas y panistas corruptos que se colaron en la 4T, pero pensamos que con nuestro voto en las urnas lo volveremos a hacer.
Desmontar un régimen es complicado
Porfirio Muñoz Ledo, el último ideólogo mexicano que nos queda, ha sido factor determinante en el triunfo de AMLO y la llegada de un nuevo gobierno al país. En la revista Proceso, el periodista Álvaro Delgado publica un interesante trabajo periodístico, de una entrevista que le hizo a Muñoz Ledo.
“Cuando era inminente el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, consumado hace justo un año, Porfirio Muñoz Ledo fue directo con su amigo y aliado político desde hace décadas:
“–Te quiero pedir una sola cosa.
“–Dígame, licenciado.
“–Te quiero poner la banda presidencial.
“Pues sí, me dijo, ni modo que me dijera que no –rememora el presidente de la Cámara de Diputados–. ¡Esa es la razón por la que estoy hoy aquí! Una frase: ‘Te quiero poner la banda’. Ese fue el compromiso.”
“Y este acontecimiento, el 1 de diciembre de 2018, simboliza el fin de un régimen político y el inicio de un nuevo ciclo histórico en México, pero también representa la coronación de la intensa vida política de Muñoz Ledo, protagonista clave en la evolución del país en el reciente medio siglo.
“Muñoz Ledo pudo ser Presidente de la República, como López Obrador, pero los empresarios lo vetaron –“me echaron la sal”–, como textualmente se lo expresó, al final del gobierno de Luis Echeverría, Andrés Marcelo Sada, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
“El líder intelectual de ellos, Andrés Marcelo Sada, me dijo textualmente: ‘Tú eres un peligro. Imagínate que llegues al poder’. ‘¿Entonces me quieren eliminar?’ ‘Políticamente, sí’.”
“Los empresarios, desde entonces, también se propusieron tomar el poder político en México –como ahora traman–, y así se lo reveló personalmente Marcelo Garza Lagüera, hijo del asesinado patriarca del empresariado regiomontano, Eugenio Garza Sada.”
Reflexión
Evaristo Cruz Cabañas, actual director de la Academia de Policía de “El Lencero” en Veracruz, marino del área de infantería en retiro y con posgrado en administración castrense, estuvo acusado por tortura junto con otros tres elementos de la Secretaría de Marina (Semar), en el Juzgado Primero de Distrito con Sede en Campeche, luego llegó a Veracruz para alistarse como ayudante del director de Tránsito en Boca del Río, Jaime Téllez Marié, de donde saltó al morenismo. Hoy el flamante marino cuenta con un harem de chamacas en la Academia de Policía con el que jamás soñó. Así es la 4T, generosa con los corruptos. Escríbanos a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.com www.formato7.com/columnistas