Por siglos, la cultura de nuestro país ha sido motivo de orgullo e identidad frente al mundo. Hoy la cuarta transformación ha decidido tirarla a la basura y construir un concepto donde el símbolo cultura de México es la pobreza. El término cultura, que proviene del latín cultus, hace referencia al cultivo del espíritu humano y de las facultades intelectuales del hombre. Para Gabriel Zaid (Letras Libres, 2007), se puede hablar de un concepto clásico, un concepto ilustrado y un concepto romántico de la cultura. El primero subraya la forma de heredar -la frecuentación personal de los grandes libros, las grandes obras de arte, los grandes ejemplos-; el segundo, el nivel alcanzado -la superioridad de los que están en la cumbre-; el tercero, el patrimonio -todo lo que puede considerarse propio-.
En eso tiene razón el Presidente. Lo que más abunda en el terreno de los intelectuales es la definición de cultura, por tanto, cada quien puede apropiarse de la suya. Sin embargo, ninguna de ellas recala en la idea de impulsar programas asistencialistas como una forma de promover y desarrollar la cultura. “Nunca se había apoyado tanto a la cultura como ahora, en mi percepción de cultura. Porque cultura es lo que tiene que ver con los pueblos, y nunca los pueblos originarios, los integrantes de nuestras culturas habían sido atendidos como ahora. Imagínense, todos los programas sociales, el objetivo preferente son los pueblos indígenas”, dijo López Obrador, lo que encendió los ánimos de intelectuales y artistas que han sido expulsados del paraíso cultural más convencional.
Por ejemplo, la bailarina mexicana Elisa Carrillo, la primera latinoamericana galardonada con los tres premios más importantes de la danza internacional, pidió al presidente López Obrador mantener el apoyo a la cultura y a la danza y le solicitó que no haya recortes, ya que ellas son una forma de luchar contra la violencia. A menos que cambie su residencia a una comunidad marginada del país, su petición será atendida por la vía de programas sociales. Y si la cultura es dar dinero a los más pobres, entonces podemos prescindir de quienes se dedican inútilmente a las artes y a la ciencia.
Ahora, López Obrador ha abierto un nuevo frente contra sus antiguos aliados, los miembros de la comunidad cultural, la mayoría antisistémicos y simpatizantes de la izquierda, quienes lamentaron de inmediato la “limitada” concepción de la cultura, advirtiendo que “no hay indicio de que los indígenas sean atendidos” y consideraron que sus declaraciones son “alarmantes”.
A poco más de seis meses de su gobierno, dos sectores de la sociedad parecen decepcionados: la cultura y la ciencia, porque temen, entre otras cosas, falta de recursos, eliminación de programas, así como recorte de personal; también le recordó los dichos de la senadora morenista Jesusa Rodríguez, quien hace unos días indicó que las becas del Fonca debían desaparecer, lo que el Presidente ha señalado como una “burocracia dorada”.
Y vino la catarsis. Para el poeta David Huerta, las ideas del Presidente sobre la cultura están limitadas, “por su desdén ante la cultura entendida en un sentido amplio y auténticamente generoso, no demagógico, no ideológico. En pocas palabras: su idea de la cultura está severamente acotada por sus prejuicios.”. Por su parte, el actor Daniel Giménez Cacho, quien antes reveló su interés de incorporarse al gobierno de la 4T y que ahora es uno de los artistas que se ha manifestado en contra de los recortes al sector cultural desde que inició el gobierno lopezobradorista, volvió a criticar al Presidente. “Por alguna razón no usa la palabra arte, quizás la relaciona con los privilegios burgueses. La cultura y el arte son algo mucho más complejo. Me alarma que un líder tan prominente quiera sólo favorecer su concepción de cultura, tan limitada”, indicó.
El curador y artista Cuauhtémoc Medina dijo que “la payasada de AMLO sobre la protesta extendida por los recortes en la administración cultural es falaz” y que no hay indicio de que los indígenas sean atendidos. “En cambio hay ejemplos abundantes de suplantación folclorista, al tiempo que los proyectos de trenes, desarrollo y energía afectan sus derechos. Estos gestos demagógicos son una afrenta, y acompañan la depauperación del sector”.
En el caso del Presidente, la cultura equivale al conocimiento: no se puede entender lo que no se tiene. Sabe que puede prescindir de los artistas, intelectuales o científicos mientras tenga de su lado a una masa social en cautiverio, como antes lo hicieron otros gobiernos. Acaso son cosas de la estúpida esperanza (Zabaleta dixit).
Las del estribo…
1. El lunes pasado, un grupo de reporteros nos reunimos con el delegado federal Manuel Huerta. Fue un encuentro sin protocolos. Dijo algo del pasado que mucho tiene que ver con el futuro. “A don Fernando (Gutiérrez Barrios) le tomamos las colonias sin que se diera cuenta, por eso Salinas no podía entrar a Xalapa”. Huerta es un experto en movimientos urbano populares; no es casualidad que lo hayan puesto donde está. Él está en lo suyo, despreocupado del desgaste brutal del gobierno morenista.
2. Empieza a calentarse la elección intermedia del 2021. Entre amagos de desaparecer los OPLEs y la intención de realizar la consulta sobre revocación de mandato en marzo de ese año, en plena campaña electoral, los partidos han dicho que las reformas no pasarán. Sin embargo, hay que esperar el papel que jugará el nuevo satélite de Morena: el PRI de Alito.