Son días de trueno para el Fiscal Jorge Winckler. Ayer tenía la recepción
lista, engalanada, para jugar su última carta. Recibiría con honores al Fiscal
General de la República, Alejandro Gertz Manero, hombre muy cercano al
Presidente; sería una foto histórica, un apoyo político invaluable, una bofetada al
Gobernador del Estado… pero el invitado nunca llegó. Y todo se vino abajo.
Alguien engañó al fiscal veracruzano o de plano se quiso pasar de vivo frente a
sus homólogos. Mintió porque sabía que la ausencia de Gertz desmotivaría la
presencia del resto de los fiscales del sur sureste que integran la Conferencia
Nacional de Procuración de Justicia (CNPJ), que ayer celebró su reunión en Boca
del Río. No se equivocó.

Tal vez Winckler desconoce una regla inquebrantable en política: a donde no
asiste un Gobernador, tampoco va un secretario de Estado, menos aún si ambos
comparten el mismo origen político. La forma es fondo. Desde siempre se sabía
que Cuitláhuac García no asistiría al encuentro, aún tratándose de la CNPJ.
Alejandro Gertz sólo actuó en consecuencia y envió como representante a Héctor
Ávila Vázquez director de Coordinación y Proyectos de Fortalecimiento de la
Fiscalía General de la República. Un funcionario de tercer nivel.
Los fiscales de Puebla, Campeche, Chiapas, Guerrero y Tabasco prefirieron
quedarse en sus estados, antes que pasar el trago amargo de la confrontación
política. Quienes sí asistieron -Oaxaca, Quintana Roo, Yucatán y Tlaxcala- no
dejaban de mostrar su incomodidad por el implícito e involuntario apoyo que
otorgaban a su anfitrión veracruzano.

"La procuración de justicia debe estar por encima de los intereses políticos", dijo
en su mensaje el fiscal veracruzano. Atrás quedaron los días en que el
encarcelamiento de los ex funcionarios duartistas era la ofrenda diaria que se
entregaba al Tlatoani. Tal vez por ello, sus homólogos se veían entre sí, tratando
de interpretar las verdaderas intenciones del anfitrión.
La justicia antes que los intereses políticos, decía, mientras se arropaba en el
polémico recinto del Foro Boca, justo en el bastión electoral de su jefe político,
acompañado del Presidente municipal de Veracruz, Fernando Yunes.
En su diáfana exposición, sugirió que la autonomía debe estar guiada al interés de
hacer justicia por el bien de todo México, y que por ello se busca fortalecer la estrategia antisecuestro.

Difícil creer en sus palabras cuando Veracruz se
mantiene, por mucho, como la entidad con el mayor número de secuestros y el
menor número de consignaciones; por cierto, la capital Xalapa es donde se
registra más casos a nivel nacional.

Revisaron cifras, hablaron de logros, intercambiaron información, siempre con las
reservas que tienen las fuerzas federales en contra del fiscal veracruzano. En los
recesos, los diálogos eran fríos, formales. Si Jorge Winckler esperaba una
espontánea solidaridad institucional de parte de sus homólogos -como la que
recibió la Presidenta de la CEDH, Namiko Matzumoto, de otros presidentes del
país-, nuevamente se equivocó.

Por eso fue que en corto, con los de más confianza, el fiscal se despidió. La
ausencia de Gertz Manero y el trato recibido por el gobierno federal, la Comisión
Nacional de Derechos Humanos y hasta por la CNPJ, sólo son la ruta inexorable
al cadalso. Sus invitados lo sabían, por eso ni siquiera se quisieron sacar la foto.
El colofón de la tragicomedia fue su enésimo desencuentro con los medios de
comunicación. Luego de hacer una inverosímil defensa de la libertad de prensa
ante la amenazada hecha la semana pasada por el Secretario General de
Gobierno, Jorge Winckler volvió a ser el mismo: irascible y arrogante frente a los
representantes de los medios que él mismo convocó.

Con la fiesta hecha un fiasco, sabía que los cuestionamientos de la prensa serían
muchos y las respuestas muy pocas. Los reporteros tuvieron que soportar retrasos
en la convocatoria e incluso ser desalojados del recinto pese al calor; para
entonces, el Fiscal ya no quería saber de nadie.
Al parecer, todos los temores de Winckler empiezan a rondarlo como su sombra.
La despedida sólo fue el preludio de los días que están por venir.

 

Las del estribo…

1. Y que se destapa la cloaca. La revelación de que el delegado federal de
Morena en Jalisco es un próspero empresario farmacéutico beneficiado con
contratos millonarios a nivel nacional y en varios estados –Veracruz entre
ellos- ha puesto otra vez en la picota a la 4T. Sólo hay de dos sopas: o
engañan al Presidente haciendo negocios a sus espaldas o él mismo se
encarga de premiar a sus discípulos. Ambas son malas noticias.
2. En materia de seguridad seguimos en caída libre. Por quinto mes
consecutivo, las cifras de feminicidios y secuestros van a la alza en
Veracruz. Es urgente que se establezca una estrategia eficaz; una vez que
se vaya el Fiscal, ya no habrá a quien culpar y entonces el gobierno entrará
en su peor crisis social y política.