Tuzamapan, Mpio de Coatepec, Ver.- Don Miguel López se encontraba en su negocio, uno de los balnearios más concurridos de esta zona donde hace calor casi todo el año, cuando alcanzó a escuchar los disparos; su corazón empezó a palpitar más rápido, porque sabía que su hijo, había ido a comprar limones.

Una persona llegó hasta el negocio, para decirle que su hijo Miguel estaba entre los heridos de la balacera que apenas ocurrido.

“Me han criticado mucho, porque yo personalmente cargué a mi hijo, llevaba cuatro balazos mi hijo, lo levanté y lo subí a la camioneta para llevarlo a un hospital, porque tardaron infinidad, infinidad, que porque no había recursos, que porque no había ambulancias, y porque no hay seguridad en Tuzamapan».

Don Miguel pasó más de 20 horas con la ropa intacta, cubierta por la sangre de su hijo quien murió en el hospital, pero se sobrepone para exigir justicia para él, otros cuatro muertos y otros heridos de gravedad.

Las versiones señalan que varios hombres en dos camionetas llegaron al filo de las cuatro de la tarde al puesto de limones y lo rafaguearon. En total en el lugar se levantaron 115 casquillos de diferentes armas, algunas de uso exclusivo del ejército.

Con una temperatura promedio durante todo el año de entre 30 y 35 grados centígrados, Tuzamapan es uno de los más socorridos por los capitalinos y coatepecanos para refrescarse en alguno de los balnearios, pero este fin de semana, se duda que lleguen los turistas, a consecuencia del ataque armado que cobró la vida de cinco hombres.

La calle Justo Sierra, es la entrada al pueblo, incluso hay un letrero panorámico de una empresa cervecera que dice “Bienvenidos a Tuzamapan”, y es aquí donde por años, los comerciantes del limón persa se colocan con sus camionetas y sus rejas a ofrecer el cítrico, recién cosechado y que se produce por las condiciones tropicales de la región.

Han transcurrido 20 horas del ataque armado, y en la vía principal, donde ayer se daba la vendimia, hoy se encuentran tres veladoras, dos apagadas y una con una flama que trata de sobrevivir al viento y los perros que se acercan a olfatear, y la lamer la sangre que quedó derramada de las nueve víctimas.

A dos calles del atentado, se encuentra uno de los cinco velorios repartidos en el pueblo, y a cinco calles de la entrada principal, se ubica el salón ejidal, dónde el presidente municipal, Luis Enrique Fernández Peredo se reunió con algunos de los familiares afectados.

 

Tenemos miedo, no se vale vivir así 

 

En el parque central de Tuzamapan, se ve a la gente reunida en pequeños grupos, y en las calles se observa a los hombres del campo, que regresan con el azadón en los hombros, y el machete que cuelga de la cintura.

Geraldi Ruiz es la esposa de Oscar Alberto Suanez Fernández, el tenía 25 años y fue asesinado ayer. Ella no habla, sólo escucha lo que dice Antonio Hernández, quien es amigo de su esposo y de su mamá.

Los tres se congregaron en el parque de Tuzamapan, ahí expresaron su miedo, dolor, enojo y preocupación porque Oscar era el sostén de su esposa, y sus dos hijos, de ocho años el mayor y de un año y medio el más pequeño.

“Tenemos mucho miedo, mucho miedo, y no se vale vivir así, si las autoridades no fallarán, nosotros no estaríamos así, no es justo, quisiéramos que hicieran el trabajo que les toca hacer” expresó la suegra de Oscar Alberto.

Geraldi Ruiz cuenta con 27 años, pero no trabaja, se casó, tuvo sus dos hijos con Oscar, y él llevaba el ingreso, así que ahora no sabe qué va a pasar con ella.

 

“No, nunca he trabajado, mi esposo estaba al frente de nosotros y como la niña está chiquita no salía, ahora tengo que buscar la manera, porque mis hijos necesitan cosas. Ahorita vamos a velar, aun no lo han traído, está en Xalapa en Periciales, él se dedicaba a la compra de limón, él estaba ahí y eso pasó” expuso la mujer joven y  viuda.

Afuera de uno de los velorios, se observa a otro grupo de hombres que consumen aguardiente con refresco de toronja y adentro, apenas se ven tres mujeres, inmersas en sus pensamientos, que son interrumpidos por un helicóptero color blanco, que sobrevuela el pueblo y una patrulla de la secretaría de Seguridad Pública estatal que da vueltas en las calles, pero cuando se retiró el alcalde y los regidores, el vehículo también se marchó.

 

(AVC/Verónica Huerta)