Eres mujer. Fuiste a cenar con un amigo. Él pide ensalada y tú una hamburguesa. El mesero que tomó la orden se los entrega al revés. Cuando llega la hora de pagar la cuenta se la da a él, la tomas y pagas tú. Al momento de regresar el cambio se lo entrega a él (aunque vio que tú pagaste).
Allí ya viviste tres micromachismos, es decir, tres acciones en el que refuerzan estereotipos de género: eres mujer y comes poco, el hombre paga y el hombre administra el dinero.
Pero esas situaciones no son raras o aisladas, son cotidianas y las mujeres las viven día tras día, tanto que en muchas ocasiones ya no las detecta.
Si una mujer contara en su día a día las veces que su jefe o jefa le asigna tareas por su género y las identificara como micromachismos no acabaría. Las promotoras del super le ofrecen productos de limpieza a ella aunque va acompañada de un hombre, su familia le hace comentarios respecto a su labor como mujer, los hombres en el camión abren las piernas dejándole poco espacio o su compañero le interrumpe para terminar lo que ella estaba diciendo.
“Los micromachismos los podríamos definir como aquellas acciones a nivel micro y a nivel personal donde se sigue manifestando que hay una jerarquía por parte de los hombre hacia las mujeres”, contó Jacqueline Estrada, integrante del Colectivo Akelarre.
“Lo grave de esta situación es que desde el feminismo se ha buscado hacer notar y visibilizar que la violencia se ejerce en todos lados, la violencia sí es violencia así sea sutil (…) hay violencias sutiles y es importante señalar los micromachismos porque ahí está la raíz de lo que va escalando”, añadió.
Violencia en aumento
Un día ella estaba atendiendo el local donde trabaja cuando llegaron una joven y su acompañante. Ambos pidieron comida y algo de beber y aunque al momento de pagar la joven intentó hacerlo por partes iguales, él se negó y se ofreció a realizar el pago completo. Cuando la compradora insistió, él se enojó y gritó.
Situaciones como esas es común verlas. Por ejemplo las capturas de pantalla que evidenció una joven donde su acompañante le cobraba 37 pesos de un helado y el estacionamiento que aceptó al salir, pues ella le pidió ser solo amigos.
El primer caso se dio en Veracruz es un estado donde el 61 por ciento de las mujeres, mayores de 15 años, señalaron haber sido víctimas de violencia de género según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares.
Allí el 30.5 por ciento de las mujeres manifestaron que la violencia que vivieron fue física.
En el estado, con dos Alertas de Violencia de Género (una por violencia feminicida), cuando una mujer es asesinada por su esposo es condenado por muchas personas que usan redes sociales pues se identifica como un tipo de violencia condenable.
Pero no sucede lo mismo cuando una mamá le dice a su hija que debe servirle de comer a su hermano “por ser mujer”; o cuando un jefe manda a la única mujer del equipo a hacer el café.
Eso, según Estrada se debe a que los micromachismos son cuestiones que se han aprendido y que están en el inconsciente de la población; sin embargo sostuvo que es necesario que se identifiquen y que se eliminen.
“Pudiera parecer una tontería pero no lo es, por ejemplo cuando se juzga a las mujeres en política y se juzga su vestimenta, pudiera parecer que no causa ningún daño pero a nivel consciente e inconsciente de las personas pues está destacando que las mujeres no son buenas para algo o se sigue reafirmando la superioridad de los hombres”, aseguró Estrada.
“A pesar de que se ha señalado los micromachismos nos acusan a las mujeres de ser exageradas (…) lo sentimos, pero nos están matando las mujeres estamos viviendo una situación grave de violencia en el estado y en el país”, añadió.
Ana Alicia Osorio/Testigo Púrpura