Al fiscal veracruzano, Jorge Winckler Ortiz, parece que el mundo se le viene encima: tiene en contra al Poder Ejecutivo y al Legislativo, cuya mayoría de Morena ha lanzado reiterados señalamientos; en tanto que la Comisión Estatal de los Derechos Humanos emitió una recomendación por tortura.
Por si fuera poco, el presidente del Poder Judicial del Estado, Edel Álvarez Peña, criticó este lunes la lentitud con que se procesan en la FGE las órdenes de aprehensión que giran los jueces.
Dice Edel Álvarez que hay casos que llevan meses sin que exista actuación de la dependencia que encabeza Winckler; en ocasiones, señaló a los medios locales, pasan meses y las órdenes de aprehensión siguen sin procesarse.
El tema, indica el magistrado, llegó al Consejo de la Judicatura, donde se analiza deslindad responsabilidades, en virtud de que de poco sirve que los jueves cumplan y giren órdenes de aprehensión si éstas no se ejecutan.
Pareciera que no existe voluntad en la FGE por cumplir con su trabajo.
Con los tres poderes de Veracruz y el órgano autónomo que promueve los derechos humanos en contra, parece que es cuestión de tiempo; y que tarde o temprano rodará la cabeza del fiscal yunista.
Atrincherado en las oficinas de Arco Sur, Xalapa, a Winckler se le acaban los aliados; lo único que le queda es el apoyo de un puñado de diputados locales que impidieron que prosiguiera el juicio político en su contra.
Por si fuera poco, el abogado Jorge Reyes Peralta anunció que solicitará la intervención de la Fiscalía General de la República, para abrir una carpeta de investigación contra el fiscal veracruzano, a quien se acusa por presuntos actos de tortura en contra del ex director de servicios periciales.
Previo a ello, la Comisión Estatal de Derechos Humanos emitió una recomendación al respecto.
De esa manera, el fiscal, quien lleva poco más de dos años en el cargo, podría pasar de procurador de justicia a perseguido; de tablajero a res en el rastro en un abrir y cerrar de ojos.
Marlon, nuevo dirigente priista
Este martes, Marlon Ramírez Marín asumirá la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI; releva a Lillian Zepahua, quien llegó a la dirigencia del tricolor veracruzano como interina, tras la renuncia de Américo Zúñiga Martínez.
El ex subsecretario de Gobierno anunció que dejaría la regiduría que actualmente ocupa en el Ayuntamiento de Veracruz, a efecto de dedicarse de tiempo completo a su partido. Tendrá el reto de recomponer al priismo y ubicarle en una mejor posición político electoral, para encarar en buenas circunstancias el proceso de 2021, cuando se elegirán ediles, y diputados locales y federales.
Ramírez Marín llega a la dirigencia priista luego de ganar de forma contundente el primer proceso interno que fue abierto a la militancia del partido; y por ello será uno de los dirigentes que llega a dicho espacio no por una imposición –dedazo, le conocían antes– sino con el voto directo de los priistas.
Por otro lado, dos de los tres aspirantes a la dirigencia que perdieron el proceso interno, Damara Gómez y Adolfo Ramírez, insisten en que la contienda fue inequitativa y que Marlon llegó con fraude; sin embargo, todo apunta a que esas quejas terminarán por diluirse para pasar al anecdotario político priista como el caso de dos candidatos que no aceptaron el resultado. Serán como aquellos jugadores de futbol que tras un partido justifican su derrota culpando al árbitro, al estado de la cancha, al clima, al equipo contrario que no los dejó jugar y hasta al balón.
@luisromero85