A través del libro Testigo de la violencia. Memoria gráfica del Veracruz contemporáneo, Félix Márquez, fotógrafo independiente de medios nacionales e internacionales, hace un recuento de imágenes captadas a lo largo de 10 años, principalmente de los acontecimientos de violencia que marcaron a la entidad durante los sexenios de Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa.
El domingo 7 de abril, en el Salón “Emilio Carballido” del Complejo Deportivo Omega, sede de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2019, el fotoperiodista presentó este ejemplar, tras haber sido testigo de innumerables hechos que lo llevaron a convertirse en fotógrafo de guerra sin querer serlo, compartió.
Se trata de una obra de 50 páginas, dura, impactante y cruel que retrata la realidad que aún persiste y que daña a los veracruzanos: “Estaba entrando a la universidad, a la edad de 19 años, cuando la guerra llegó a mí al presenciar a personas ejecutadas, amenazas de bomba; llegamos a convivir con estas escenas de forma cotidiana.”
Comentó que contrario a lo que mucha gente piensa, en el sentido de que los fotógrafos se convierten en personas insensibles al enfrentarse a diario a esta realidad, a él le ocurrió todo lo contrario, incluso lloraba cuando tenía que captar momentos de horror.
Al compartir anécdotas, relató que la violencia lo llevó a formarse dentro de esta profesión de una manera más ética, e incluso a ponerse en riesgo cuando aún no sabía cómo cubrir esos hechos.
También a ser una persona más responsable, congruente con lo que piensa y hace. “Esto me ha llevado a sentir de cerca la muerte y a vivirla, y a pensar en las víctimas como personas con identidad y una familia que sufre por ello”.
Sin embargo, aseveró que con la publicación de este libro cerró un ciclo dentro del fotoperiodismo, pues el asesinato de su amigo y fotógrafo Rubén Espinoza, durante el sexenio de Javier Duarte, lo marcó de tal magnitud que decidió autocensurarse e irse a vivir a Chile por un año y medio.
A raíz de este hecho dejó de cubrir episodios de violencia, incluso ha recibido críticas de colegas por haberse retirado de ese ambiente, pero para él “la autocensura ha sido un método de supervivencia”.
Por su parte, Celia del Palacio Montiel, investigadora del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC) de la Universidad Veracruzana (UV) y colaboradora del libro, subrayó que su lectura es fundamental para hacer conciencia y no olvidar lo que ha ocurrido en Veracruz.
Dio a conocer que éste consta de tres capítulos: Desde la raíz, Batalla por Veracruz y Búsqueda de justicia. El primero, retrata la violencia estructural y extrema pobreza en la que viven varios sectores de la sociedad; el segundo, aborda lo relacionado con los cárteles, el crimen organizado y las fuerzas estatales y federales que ayudan a combatirlos; el tercero, habla sobre los grupos conformados como las madres de desaparecidos, de migrantes y autodefensas surgidos principalmente en la sierra de Zongolica.
Claudia Peralta Vázquez/Prensa UV